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“Si queremos resolver el problema de la violencia, necesariamente tenemos que entender el problema del narcotráfico, porque no toda, pero sí más de la mitad de la violencia de asesinatos que está desgarrando a México, está directamente relacionada con organizaciones criminales cuyo principal ingreso proviene del tráfico de drogas”, advierte Ricardo Anaya en su video semanal, en el que aborda el tema del narcotráfico como una de las causas de la violencia que se vive en el país.

Anaya asegura que los dichos del presidente, como el de “abrazos y no balazos”, significan “no entender nada”, porque “es una ocurrencia tras otra y la violencia está cada vez peor”.

Tras explicar el surgimiento de los principales cárteles mexicanos y los escandalosos márgenes de ganancia del tráfico de cocaína, que llegan al 36,000%, Anaya enfatiza que “hay una historia que se ha repetido una y otra vez”: se captura a la cabeza de un cártel y lo único que se logra es que las organizaciones se fragmenten y la violencia se eleve, “porque, tristemente, mientras haya demanda alguien se va a encargar de la venta”.

Al citar al especialista Eduardo Guerrero, recuerda que para 2007 las principales organizaciones ya eran seis: el cártel de Sinaloa, el de Juárez, el de Tijuana, el del Golfo, La Empresa y el del Milenio. “Actualmente hay unos 230 grupos del crimen organizado en el país”, agrega.

Anaya arguye que los pleitos internos, las disputas entre cárteles, “pero señaladamente la política consistente en arrestar solo al líder de la organización”, en buena medida “explican la fragmentación y multiplicación de los cárteles”. Y añade que “el mapa es cada vez más complejo” y que la violencia no ha disminuido.

Además, explica Anaya, las organizaciones han diversificado sus actividades. Cuando se adueñan de una plaza “empiezan a extorsionar a los comercios, exigiendo una cuota; secuestran, controlan el robo de combustible y muchas otras actividades delictivas”. Frente a esta realidad, dice, “está claro que seguir con más de lo mismo no es opción”.

Ricardo Anaya plantea en su libro una propuesta detallada para combatir el problema, y adelanta tres aspectos clave: 1) Fortalecer a las policías, a las instituciones de procuración de justicia y de readaptación social; 2) Combatir de forma efectiva la penetración de las estructuras de gobierno y de seguridad por parte del crimen. En este punto, enfatiza que “a reserva de que se comprueben las acusaciones en contra de García Luna y del general Cienfuegos, estos casos nos permiten entender el tamaño del problema que tenemos enfrente”; 3) Mejorar las capacidades de inteligencia e investigación.

“Está muy claro el fracaso de la militarización iniciada en el sexenio de Felipe Calderón, continuada con Peña Nieto e increíblemente profundizada con López Obrador”, agrega al concluir que “también está claro que los abrazos, la claudicación, las ocurrencias y la frasecitas del presidente no llevan a ninguna parte”.

“Yo no te quiero engañar, resolver el problema es complicado y lleva tiempo, pero que nadie se equivoque, no nos podemos resignar a vivir con estos niveles de violencia. Con la estrategia correcta sí es posible recuperar la paz, te lo aseguro”, puntualiza.