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El paso del chapulín

Sergio Ricardo Hernández Mancilla

Hace poco más de un año se aprobó en el Congreso federal una reforma conocida como “paridad en todo” que, en resumidas palabras, busca garantizar la paridad en todos los espacios políticos del Estado y que obliga a los partidos políticos a postular a mujeres en al menos el 50% de los cargos de elección popular a los que compitan.

Todo  era  risas  y diversión hasta que llegó el proceso electoral del 2021 y sus más      de 21 mil candidaturas, con 95 millones de habitantes convocados a votar por 500 diputaciones federales, más de mil diputaciones locales y cerca de 2  mil  ayuntamientos en 165 mil casillas supervisadas por más de 50 mil personas.

Pero entre todo ese mundo de gente, fueron 15 los causantes del alboroto: los futuros candidatos y candidatas a gobernadoras.

Resulta que el próximo año, 15 estados cambiarán de gobernador; 14 de ellos, por cierto, actualmente gobernados por hombres.

¿Por qué el alboroto?

Porque hace un par de semanas el INE aprobó los criterios de paridad en las gubernaturas, y eso implica que los partidos tendrán que postular a candidatas mujeres -valga la redundancia- en al menos 7 estados.

Pero, ¿qué no ya había quedado claro eso en la reforma del 2019? Pues sí, pero no.

Resulta que en el Senado de la República se armó la trifulca con la decisión del

INE por varias razones. Dos de las principales: porque acusan que la medida no debe aplicarse a las gubernaturas por tratarse de cargos unipersonales, y porque, según señalaron varios legisladores, el INE estaría asumiendo funciones que no le corresponden. Que está usurpando funciones legislativas, pues.

¿Y cómo terminó el asunto?

Algunos de los consejeros defendieron la medida señalando que la reforma del  2019 (la de paridad en todo)  no excluye a las candidaturas unipersonales -como   las gubernaturas- y, si la ley no exime ni discrimina a ningún cargo de las medidas de paridad, el INE tampoco tiene porqué hacerlo. Pero algunos de los senadores reviraron diciendo que en la reforma del 19 no se discutieron los cargos unipersonales, y la consejera Adriana Favela les mandó decir, palabras más, palabras menos, que si no habían entendido los alcances de lo que ellos mismos aprobaron hace un año, eso es su bronca.

Total que la discusión causó un debate hasta en el interior de los propios partidos y grupos parlamentarios que discutieron entre ellos con posturas a favor y en contra.

Finalmente, el debate legal quizá lleve más tiempo y se defina en los tribunales electorales, como era de esperarse.

Pero el debate político, desde mi punto de vista, no debió haber llegado a tanto.

¿Cómo puede oponerse un partido hoy en día a impulsar la paridad de género también en las gubernaturas? ¿No lo hemos discutido ya demasiado?

Cargos unipersonales o no, a estas alturas tuvo que haber sido una decisión aceptada, respetada y acatada de inmediato.

Me permito recordar que la primera gobernadora de la historia de México, Griselda Álvarez, fue electa hasta 1979, y desde entonces sólo nueve mujeres han ocupado ese cargo. Nueve gobernadoras en toda la historia del país, tomando en cuenta que dos de ellas no fueron electas (fueron interinas de hombres que no terminaron su mandato) y otra falleció a los 10 días de asumir el cargo. Es decir, sólo 6 mujeres han sido electas y ejercido el cargo de gobernadora por 6 años.

Mientras tanto, en el mismo rango de tiempo (1979 – 2020) hemos visto a más de 300 hombres encabezar gobiernos estatales. Si intentara hacer la suma de todos  los gobernadores en la historia “democrática” de México no me  darían  las  cuentas; hablaríamos de miles, quizá hasta de decenas de miles.

No podemos seguir buscando pretextos, ni legales, ni políticos.

Ah, ¿que resulta que no tienen precandidatas bien posicionadas, o querían postular a puro machín? Esa es su bronca.

Les aseguro que con estas normas en unos años ese ya no será problema.

De eso se trata.