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En momentos en que ocurría la más seria crisis de gobierno en Perú, el presidente Andrés Manuel López Obrador enviaba al Senado, ayer miércoles 7 de diciembre, un oficio informándole a los senadores que se ausentaría del país, del 13 al 15 de este mismo mes, para asistir a la Cumbre de la Alianza del Pacífico, que tendría lugar en Lima, la capital peruana.

El Congreso de Perú aprobó lo que, en términos legales, en Perú, se denomina la vacancia presidencial: Pedro Castillo deja de ser presidente de la República, como lo reportaron las agencias de noticias. Y, además, Castillo fue detenido por la policía y encarcelado.

Esto ocurre después de que Castillo disolviera temporalmente el Congreso y pidiera convocar elecciones antes de la audiencia programada para la moción de vacancia. El Congreso en todo caso llevó a cabo la audiencia y la votación tuvo los votos suficientes para la vacancia.

Pedro Castillo disolvió el Congreso de Perú de forma inconstitucional, según el consenso de analistas constitucionales de ese país. Parte de su gabinete y otros altos funcionarios renunciaron y denuncian que el mandatario perpetró un golpe de Estado. De esto lo acusan también varios congresistas y medios de comunicación.

Para admitir la vacancia de un presidente de Perú son necesarios 87 votos, que corresponden a dos tercios de los 130 miembros del Congreso.

A las 3 pm ET se tomaría juramento a la vicepresidenta Dina Boluarte como nueva presidenta de Perú. Boluarte completará el mandato actual en julio del 2026.

La esperada crisis política agudizada en Lima pone en entredicho la decisión de los miembros de la Alianza del Pacífico y particularmente del presidente López Obrador, quien ha manifestado apoyo incondicional a Pedro Castillo, designado presidente pro tempore de la Alianza del Pacífico, en sustitución de López Obrador.

López Obrador había informado que se ausentaría del territorio nacional del 13 al 15 de diciembre de 2022, a fin de asistir a la XVII Cumbre de la Alianza del Pacífico, que tendría lugar en la capital peruana.  

En el encuentro de los presidentes miembros de la Alianza, México traspasaría la Presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico a Perú; y el mandatario mexicano le informó al Senado que sostendría un encuentro bilateral con el ahora encarcelado presidente de ese país, José Pedro Castillo Terrones. 

La XVII cumbre de la Alianza del Pacifico, inicialmente programada para realizarse, del 21 al 25 de noviembre en la Ciudad de México, fue pospuesta por decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, en virtud de que a Castillo Terrones le fue negado el permiso correspondiente para viajar a México.

Por descontado se da que la reunión de la Alianza del Pacífico queda cancelada, pero los hechos en Perú obviamente envalentonaron a la derecha mexicana, cuyos coordinadores en el Senado de la República, que integran lo que ellos autodenominan el “Grupo de Contención” aseguraron que rechazan terminantemente la minuta de la Cámara de Diputados, levantada en la madrugada de este miércoles en el Salón de Sesiones de San Lázaro, que aprueba el llamado Plan B de la Reforma del INE.

Entre otros asuntos, tras la captura del capo Rafael Caro Quintero, el, sucesor natural de su imperio y del cual muy poco se ha hablado, es José Gil Caro Quintero, apodado «Don José», «El Pelo Chino» o «Jogil». José Gil es primo hermano de Rafael y, a diferencia de otros narcotraficantes, ha optado por manejarse con bajo perfil, para así mantenerse alejado de la mira de las autoridades… Desde la captura de Rafael, José Gil tomo el control total de las operaciones del «Cartel de Caborca». Y, además de operar en los municipios de Caborca, Guaymas y Empalme, Sonora, mantiene operaciones en el sur del país, principalmente en los estados de Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Campeche, Tabasco, Guerrero y la Ciudad de México. Hay reportes de inteligencia militar que indican que este traficante también opera en Ecuador, Bolivia, Colombia, Belice, Guatemala y Costa Rica, Panamá, Venezuela y Nicaragua. En estos países ha logrado reclutar líderes sociales, políticos locales y estatales, quienes le han servido de enlace con miembros de alto rango del ejército, a quienes ha logrado corromper, para así consolidar y fortalecer la red de narcotráfico que dirige. Por investigaciones de la DEA, se sabe que la ola de violencia que se vive en el estado de Quintana Roo se atribuye a «José Gil».