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¿En verdad fue por stress que Miriam Esther Veras Godoy, jefa del Programa de Vacunación Universal, renunció a su puesto? Ella alega “motivos personales”, pero lo cierto es que en los corrillos políticos se viene manejando otra versión ya que, por ejemplo, México es el único país que tiene una estrategia para la vacuna contra el Covid-19 y por las ocurrencias del presidente Andrés Manuel López Obrador en las que se autovictimiza, no hay vacunas.

Hay que recordar que no es la primera funcionaria de esta llamada cuarta transformación que dimite a su cargo; ha habido otras anteriores y todas se han dado por desacuerdos con el obstinado jefe del Ejecutivo, así que no es descabellado suponer que en este caso se dio exactamente lo mismo. Cuestión de detenerse en el pequeño detalle que luego de esta renuncia, el presidente anunció que Pfizer no hará entrega de vacunas a México para beneficiar a los países más pobres, así que el desacuerdo resulta totalmente lógico.

En este punto habría que preguntarse al flamante secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard si en verdad puede repetir la frase “misión cumplida”, cuando la vacunación en nuestro país va “a paso de tortuga” y no habrá entregas, pero eso sí, se procura vacunar solamente los llamados “servidores de la nación”, que no tendrían nada que hacer en esta campaña, pero como la consigna en esta llamada cuarta transformación es cambiar vacunas por votos. Con razón ahora a quien están entrevistando es al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en estos cambios en la distribución y adquisición de vacunas, pues Ebrard, siguió la política del avestruz.

Ricardo Cortés, director de Promoción de la Salud de la dependencia, dio a conocer en cuanto se supo de esta renuncia que “La doctora Veras Godoy tenía un encargo importante como el de cualquiera que participa en este operativo, no deja un hoyo, simple y sencillamente toma esta decisión y seguiremos caminando con un operativo que tiene grandes retos”. Si, así es, tiene grandes retos, pero hasta ahora, solo ha demostrado actuar por intereses meramente políticos, específicamente, de cara a las elecciones del junio del 2021, en las que el inquilino de Palacio Nacional tiene un gran temor.

También hay que tomar en cuenta que para poder permanecer en el puesto, hay que caerle bien ni más ni menos que al mejor funcionario de esta llamada cuarta transformación: Hugo López Gatell, que tiene todo el apoyo de su jefe, el presidente.

Sin duda es una importante pérdida la salida de la doctora Veras Godoy, porque ella sí contaba con la experiencia y el perfil para ocupar ese puesto, es decir, no se trataba de ninguna improvisada, como acostumbran en esta administración poner gente en puestos importantes.

MUNICIONES

*** Ahora que el presidente López Obrador trae “entre ceja y ceja” al Instituto Nacional Electoral, quien encabeza dicho Instituto, el doctor Lorenzo Córdova, debería estar muy atento a la plantilla de servidores públicos del órgano electoral. Resulta que en la coordinación de Seguridad y Protección Civil del INE, labora gente que no reúne el perfil que requiere el cargo y carece de los mejores antecedentes laborales. Tal es el caso de José Filiberto Vázquez Mercado, actual subdirector de Protección Civil en el Instituto, que, -según se sabe-, tiene un sueldo de más de 80 mil  pesos y se reitera, carece de la preparación académica y la experiencia  para desempeñar esas funciones. Vázquez Mercado, -eso sí-, se ostenta como técnico superior universitario, o sea, no tiene una ingeniería y ese título que se inventó, no quiere decir nada. El susodicho solo cuanta con estudios de bachillerato y su experiencia laboral se remite a paramédico. Sus antecedentes lo ubican en la extinta Policía Federal, donde se desempeñó precisamente como paramédico instructor, mientras que en la Secretaría de Seguridad Pública solo estuvo dos años en operaciones de protección civil. Actualmente y frente al embate de que son objeto los organismos autónomos por parte del presidente y su obsesión por reducir el presupuesto del INE, sin duda el doctor Córdova debe cuidar esos pequeños detalles.

*** Podría decirse que Ricardo Anaya dio el banderazo de salida ni más ni menos que a la carrera presidencial del 2024, con eso de que el inquilino de Palacio Nacional ya dijo que se va a jubilar en cuanto termine su deplorable gestión. Resulta que el otrora llamado “joven maravilla”, agradeció públicamente al dirigente de su partido, Marko Cortés el ofrecimiento de una diputación plurinominal porque dice que se va a dedicar a recorrer el país “de pe a pa” en lo que es, -a juicio de muchos-, una precoz campaña y encima con la pandemia de Covid-19, podría volverse hasta muy riesgosa. ¿Se habrá visto Anaya Cortés en el espejo del propio López Obrador que hizo una campaña de 18 años? No hay que soslayar, además que la primera campaña de Anaya la construyó a base de traiciones, si no, que le pregunten al senador con licencia Gustavo Enrique Madero. Finalmente, hay que agregar que cuando el exdirigente panista se dio a la tarea de cuestionar al presidente, en Palacio Nacional de plano, no le hicieron eco.

*** Más de uno se quedó con “el ojo cuadrado” cuando la escritora Elena Poniatowska, se dio a la tarea de criticar a López Obrador, para demandarle que ya le pare a las gustadísimas conferencias de prensa mañaneras, “porque han provocado un hartazgo y nos tienen a todos al borde de la irritación y confrontación nacional”. Nada más cierto, lo raro es que la escritora era fiel y ciega seguidora del tabasqueño, más aún cuando en Palacio Nacional, -como se recordará-, el presidente se vio muy generoso y le dio la nada despreciable cifra de 5 millones de pesos a la Fundación de la señora Poniatowska. Efectivamente y como ella lo señala, las mañanera son innecesarias y hasta contraproducentes. ¿Acaso el Ejecutivo no le habrá acabado de pagar a quien asistió a ese estéril ejercicio mañanero el 10 de mayo del 2019?, entonces la escritora dijo que había pasado un precioso día de las Madres al lado del presidente y su esposa, Beatriz Gutiérrez. No, pues, la lana, es la lana y Poniatowska, ya se le volteó al Ejecutivo.

*** La embajadora Martha Bárcena ya hasta se hizo la prueba de Covid-19 para asistir a la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, en lo que será la última aparición de la diplomática, mientras que López Obrador no fue invitado. ¡Qué bueno!, porque al fin y al cabo, el tabasqueño ni quería ir.

morcora@gmail.com