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No, la guacamaya no se volvió “zopilote”, como dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su gustadísimo “stand-up” mañanero desde Tampico, Tamaulipas, al referirse al conocido tema de lo que se ha dado en llamar el “Guacamaya Leaks”. La actitud del inquilino de Palacio Nacional, más bien responde a su desesperación porque el asunto terminó por rebasarlo a él y a “embarrar” principalmente, al secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval. Y de paso, este asunto está muy lejos de ser un fracaso total.

Por eso llamó tanto la atención la presencia del general secretario de la Defensa Nacional, junto con el titular de la Secretaría de Marina, José Rafael Ojeda Durán ayer en el Senado de la República, en la comparecencia de la flamante secretaria de Seguridad  y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, ambos secretarios de las Fuerzas Armadas, con todo respeto, acudieron en calidad de escoltas de la secretaria y estoicamente, especialmente el general Sandoval González, soportó estoico todos los señalamientos que le hizo el bloque opositor en la Cámara Alta, sobre, precisamente, los Guacamaya Leaks, un tema en el que por cierto, López Obrador no pudo tirar “línea”, ni siquiera a sus fieles seguidores que le hacen preguntas a modo en sus mañaneras.

Al arribo de la secretaria Rosa Icela Rodríguez, acompañada de su escolta al recinto senatorial a donde de inmediato procedió a saludar a todos y cada uno de los legisladores, la senadora Olga Sánchez Cordero, fue insistente con la señora secretaria porque como si quisiera un reporte le platicaba y le preguntaba y la funcionaria tenía más prisa por seguir su camino hacia el presídium. Bueno, que alguien le avise a la senadora Sánchez Cordero que ya no es secretaria de Gobernación.

Con la única con la que el general secretario de la SEDENA estuvo muy sonriente platicando a su llegada, fue con la senadora morenista  Mónica Fernández Balboa. En cambio, el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, a lo largo de toda la jornada estuvo muy serio, sin hablar, sin embargo, a su llegada a la Cámara Alta, solo algunas veces asintió permitiéndose algún gesto en su breve plática con la senadora panista Nadia Navarro o sonriendo apenas para la foto general de la Mesa Directiva del Senado de la República presidida por Alejandro Armenta Mier.

Desde el inicio de la comparecencia se hizo evidente que tanto el general secretario como el almirante secretario estaban más que dispuestos a seguir las instrucciones de que iban en calidad de testigos de piedra, y esa fue la nota a diferencia del año pasado, con la frase “abrazos, no balazos”, que por supuesto, ayer también salió a relucir como una “estrategia” por demás ineficaz.

Cuando inició su comparecencia, la secretaria dijo que en las reuniones de seguridad mañaneras que se llevan a cabo en Palacio Nacional, se toman decisiones para de manera inmediata, atender el fenómeno delictivo. ¿Inmediatas?, pues bastante se han tardado en esta errada y llamada cuarta transformación.

Aun así, Rosa Icela Rodríguez dijo una y otra vez,  “Nos une un fin, la paz y este gobierno empeñó su palabra de regresar la tranquilidad a las familias” y agregó que el combate a la inseguridad es “una guerra de lustros, demencial y arrebatada” y presumió que ellos habían cambiado “las armas por los libros. México no está condenado a la guerra, México está destinado a la paz”. ¿Será?

En otra parte de su comparecencia, la secretaria se desvivió en halagar a su jefe diciendo que estaba orgullosísima de trabajar con él. “Me siento muy orgullosa y es un honor de trabajar con el gabinete de seguridad, comprometido con el pueblo que de a de veras atienden el problema de la inseguridad”. Se lamentó de que siguiera la denostación y la crítica “en contra de nuestras guardias nacionales”. Argumentó que senadores piden en privado el apoyo de la Guardia Nacional para sus estados mientras que en público la denostan.

Balconeó señalando que agosto pasado recibió la solicitud de la gobernadora electa de Aguascalientes para que la Guardia Nacional vaya a ese estado así como la de una senadora, que un día denosta y al otro, pide apoyo de la GN para su familia. Omitió el nombre de la legisladora y decía una y otra vez la funcionaria, “no entiendo el doble discurso”.

A inicios de la jornada, Emilio Alvarez de Icaza señaló que no faltaban aquellos que piensan que obligar a las Fuerzas Armadas a rendir cuentas es una falta de respeto. “Lo que está en juego aquí es la democracia del país por el acelerado proceso de militarización que se está viviendo… ese proceso es lo que afecta contra la democracia” y preguntó “¿por qué se insiste en el negocio de la militarización?”.

Luego vino el enfrentamiento, ya clásico, entre las senadoras Lilly Téllez, que dirigió un discurso durísimo en contra del titular de la Sedena y la morenista Lucía Trasviña, que para defender, dedicó “¡Vivas!” a las Fuerzas Armadas.

Marco Antonio Gama Basarte de Movimiento Ciudadano fue otro de los paisanos de Rosa Icela Rodríguez que la saludó y aprovechó para señalar a los titulares de las Fuerzas Armadas de trabajar para los procesos electorales que se avecinan.

Y el primero en salir a la defensa de los titulares de la Defensa Nacional y Marina, fue Ricardo Monreal, quien llamó a poner orden “porque están muy furiosos los de la derecha, los que se sientan a la derecha.  “Se les olvida y tienen memoria corta (les dijo a los de la oposición), cuando la inseguridad ha sido una herencia maldita que el presidente López Obrador recibió. Es una herencia de los gobiernos pasados que provocaron la descomposición del tejido social. El presidente recibió el país hecho pedazos, hecho trizas, con una corrupción impresionante. Con una descomposición inaudita. Con una destrucción del tejido social inverosímil. Por eso es muy irónico que en esta sesión, se esté hablando de un proceso y de una situación que no está en este momento evaluándose de manera correcta… Quienes insultan y con perversidad culpan al Ejército de las reformas que por mayoría calificada logramos y especulan que se entregaron dinero y hasta relojes no es más que el fanatismo y la falsedad ramplona de ganar el debate en la calle. Qué sentido tiene culpar a Sedena de que operó como líder de la mayoría… ¿por qué no creen en el honor de las personas? ¿por qué tienen que creer en esa farsa? Porque serán las ocho columnas de mañana, no porque tengan sustento legal… Los invitamos a nuestra casa (a los secretarios” y los insultan e intentan degradarlos porque no van a comparecer, porque la tradición histórica es que quien lleva la voz cantante es la secretaria de Seguridad Pública” y remató diciendo “Rosa Icela no desmayes siéntete a gusto, llévate el cariño de esta mayoría”.

morcora@gmail.com