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Ayer le comenté que Morena se dejó ver en un capítulo de estrategia para enfrentar las próximas elecciones o, en su defecto en un plano de riesgo preocupante para el propio partido.

Para nadie es secreto que la forma como iban a actuar con acarreos, compra de votos, incitación a la confrontación y el de intimidar a los adversarios, aunque sean compañeros de partido era bola cantada.

Es la lucha por el poder de grupos y eso es una preocupación mayúscula que puede llevar al fracaso el proyecto morenista.

Son las viejas prácticas del PRI y después retomadas por el PRD con sus famosas tribus, culpaban que Los Chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) querían mantener el partido como poder hasta que se desmoronó. Hoy Morena retomó esas viejas prácticas.

Bueno, parece que al Presidente Andrés Manuel López Obrador no lo movió estas viejas prácticas y minimizó, como es su vagancia política en este, cómo en otros casos que son papas calientes.

En la información que le ofrecieron sus asesores, los datos son que de 553 centros de votación se cancelaron 19 con un triste 3.43 por ciento.

Que esa cifra no representa absolutamente nada y que de los 300 Distritos solo se anularan cinco para repetirse.

El Presidente no quiso entrar al cuestionamiento sobre los acarreos, sobre la compra de votos y la violencia que se presentó en esas elecciones para los nuevos Consejeros Nacionales que decidirán con su voto al candidato Presidencial en el 2024.

El fondo de esas viejas prácticas es que registran, ante la opinión pública el riesgo de no ser respetados sus votos, sobre todo en la elección venidera del Estado de México que pueda ser utilizado como laboratorio para la Presidencial.

Qué decir de Mario Delgado que, como le adelante su respuesta podría ser que hubo injerencia de los opositores para reventar este proceso.

Tal vez el Presidente al minimizar el fondo, puede pensar que los mexicanos no se dan cuenta que Morena o su gobierno está utilizando la misma práctica de los viejos tiempos priistas y perredistas.

Es una costumbre que liga la política de México ante el exterior con una mala pero muy mala imagen y que la promesa de esta administración de eliminar la compra de votos, el acarreo y corrupción simplemente quedó en promesas.

Desde luego que es preocupante porque con esas escenas del fin de semana se cae la credibilidad de este movimiento de la cuarta transformación.

Los líderes de la oposición Marko Cortés del Pan, Alejandro Moreno del PRI y Jesús Zambrano del PRD reprobaron que Morena siga utilizando esas prácticas que pone en riesgo la certidumbre política y social del país.

Obviamente esa mala y vieja práctica es una mala señal sobre la democratización que tanto presume el que manda en Palacio Nacional.

Los enfrentamientos entre la militancia, las estampas de camiones con masivos acarreos, la seguridad de los municipios morenistas para frenar a los adversarios e impedirles emitir su voto y más, son hechos visibles que no se pueden  esconder a la opinión pública y sin duda dejan mucho que desear.

Hay voces que consideran que estas prácticas serán sin duda una herramienta para los comicios del 2024 que pondrán a prueba en Morena para evitar que los opositores puedan dar la pelea. Si ganan hay democracia, si pierden hubo fraude. En fin.

REFORMA ELECTORAL, PERDEDERA DE TIEMPO

Desde luego que el pleito por las reformas Constitucionales del Presidente con los opositores seguirán siendo el tema hasta el 2024.

La reforma Electoral es la más próxima a darle para atrás, los dos bandos, los morenos de Ignacio Mier y la oposición del priista Rubén Moreira, Luis Cházaro del PRD, Jorge Romero del PAN y de MC, Jorge Alvarez Máynez van por sus propios foros para registrar sus propuestas.

Es lógico que Morena, con toda su maquinaria no le alcanzan los votos  para lograr los dos tercios que se necesitan, en consecuencia su reforma por más que la quieran imponer para desaparecer los Concejeros,  eliminar 200 diputados y 32 senadores, la mitad del presupuesto de partidos y más, no pasará.

El mismo Ricardo Monreal como líder del Senado, adelantaba la necesidad del diálogo en el Congreso para evitar rupturas que desencajaran en la afectación de la agenda legislativa.

En cambio, los opositores quieren fortalecerla y darles más herramientas para que sea el INE un árbitro con dientes y pueda ejecutar a los infractores sin medidas a medias de tinte político o a contentillo del que este en el Poder.

Bueno, tampoco ésta pasará. Reforma Electoral será, sin duda pura perderá de tiempo, todo quedará igual para el 2024.

Jachavez77@yahoo.com