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Son muchos los factores que confluyen en el desastroso inicio de operación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar y nadie puede poner en duda las buenas intenciones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de crear un sistema universal y gratuito de salud… pero en los detalles está el diablo, ese al que se llega fácilmente por caminos voluntariosos que no consideran costos.

Amén de la inexperiencia del responsable del INSABI, Juan Antonio Ferrero, existen dos factores que propiciaron los problemas de arranque: a) la falta de capacidad institucional para adquirir medicamentos y material médico a pesar de que los proveedores están preparados; b) la carencia de las reglas de operación para distribuir los medicamentos bajo un sistema logístico centralizado, y la falta de reglas y compensaciones por las cuales el Gobierno de México absorbe la infraestructura hospitalaria que los Estados construyeron con recursos provistos por el Pacto Fiscal Federal.

Las compras consolidadas 2019 ejecutadas por la Secretaría de Salud de Jorge Alcocer distaron de ser exitosas: bajo la presunción de corrupción y cohecho generalizado, se separó la compra de productos de la logística para buscar el mayor ahorro posible, dejando fuera las distribuidoras especializadas y dar paso en directo a laboratorios y transportistas. En la licitación de verano 2019 se compró solo 38% de los medicamentos en la primera vuelta, en tanto que en la de Invierno para atender la demanda en 2020 (y valuada en13 mil millones de pesos) se estima se compró 16.3% de las medicinas pues la mayoría se adquirirán como especialidades terapéutica por asignación directa mediante estudio de mercado con entrega hasta Marzo próximo, estando aún pendiente la licita la distribución.

Por otro parte, la carencia de reglas de operación ha llevado a que 11 gobernadores, entre ellos Mauricio Vila (Yucatán), Enrique Alfaro (Jalisco), Francisco Domínguez (Querétaro), Carlos Joaquín (Quintana Roo) y Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), se opongan a transferir activos propiedad estatal, el servicio y la relación laboral al gobierno federal y harán un propuesta para subsanar las fallas del INSABI.

El problema es que la reserva de medicamentos obtenida en la compra de diciembre 2018 ya se agota, el tiempo pasa pero las enfermedades y la exigencia social aumenta. Ello explica mucho de la actitud desesperada del subsecretario Hugo López-Gatell por una crisis autoinflingida.

Espuma o arena

Se lo podemos confirmar: lo que moverán los camiones de volteo adscritos a Confederación de Sindicatos Unidos por la Transformación de México será el tezontle de la Pista 6 del NAIM (la que tendría uso militar) hacia Santa Lucía dado que el suelo en ese polígono también es de origen lacustre y propenso a hundirse. Por ello la importancia de usar tezontle (espuma volcánica) para que no se hundan las nuevas pistas… por lo que los ingenieros del general Luis Crescencio Sandoval deben evitar que el material en Texcoco se degrade en “polvos finos” o arena (la norma técnica es que no tenga más de 30% de arena)  que no serviría al propósito de “flotar” estructuras.

Diputados, ¿limpieza?

Viene un escandalito en la Cámara de Diputados, cortesía de los legisladores Gerardo Fernández Noroña y Reginaldo Sandoval ya que se les señalan de buscar aprovecharse de los trabajadores de limpieza del recinto de San Lázaro para conformar un sindicato -empezando con los empleados de Bezofra- en lo que parece un intento amarrarse a esa cámara más allá de su período legislativo a costa de elevar en 20 millones de pesos anuales el costo de ese servicio.

SHCP-SAT, comunicación

La buena es que el sagaz comunicador Carlos Cruz deja la dirección de comunicación social de Hacienda para sumarse al equipo de Raquel Buenrostro que dirige el SAT; la comunicación del secretario Arturo Herrera la toma la profesional Julieta Brambila.

mflores37@yahoo.es

@mfloresarellano