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Apenas con un año en la presidencia de la República, -en el 2019-, Andrés Manuel López Obrador se reunió con el Fiscal de Estados Unidos, William Barr y a nombre de esta errada y llamada cuarta transformación, le ofreció al funcionario estadunidense una relación de cooperación en asuntos de seguridad, pero de no intervención. Hasta ahí, podría decirse que todo bien y hasta puede agregarse una celebérrima y reciente frase, “siempre hay un tweet” y precisamente por las “exbenditas redes”, el de Tepetitán añadió: “como abogado, Barr comprende que nuestra Constitución nos obliga a ceñirnos a los principios de cooperación para el desarrollo y a la no intervención en política exterior”.

Un detalle salta a la vista, dicho encuentro, se llevó a cabo durante la administración del controvertido Donald Trump, amigo personal de López Obrador quien incluso, lo apoyó en su carrera por buscar la reelección y la reunión se dio luego de que Trump hiciera pública su intención de calificar a los cárteles del narcotráfico  que operan en México como organizaciones terroristas.

Luego todo pasó, el hombre de la cabellera naranja que pretende regresar a la Casa Blanca  se fue y llegó Joe Biden, con quien el tabasqueño ha mantenido una relación llena de tropiezos y sinsabores y para mayo del año pasado, acusó, -así nada más porque se le ocurrió-, y sin prueba alguna al gobierno de Estados Unidos de “financiar a organizaciones golpistas”, e incluso, como se recordará, presentó una queja diplomática por el supuesto apoyo económico del vecino país del norte a la asociación civil que tantos dolores de cabeza le ha causado: “Mexicanos Contra la Corrupción”.

El presunto apoyo, que nunca probó, López Obrador lo consideró “una injerencia a la soberanía mexicana” y en su gustadísimo “stand-up” mañanero señaló que “ningún gobierno extranjero puede entregar dinero a grupos políticos de otro país” y juzgó que en el caso de México, eso era “promover el golpismo”.

La prensa internacional, que también están incluidos en la lista de  enemigos del tabasqueño, calificó ese berrinche del presidente mexicano como “uno de sus mantras preferidos” para envolverse en un patrioterismo totalmente estéril. No conforme, el tabasqueño acusó a Claudio X. González, fundador de esta y otras asociaciones como “Sí por México”, que cuestionan el errático gobierno lópezobradorista.

El tiempo de la gestión de esta errada y llamada cuarta transformación siguió pasando; entonces vinieron los desaires del inquilino de Palacio Nacional a la administración Biden; su apoyo y defensa de los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, en el marco de la Cumbre de las Américas y finalmente, el más reciente encuentro entre López Obrador y el Presidente Joe Biden en la Casa Blanca. Sí, ese en el que el lenguaje corporal del tabasqueño fue muy deplorable, con sonrisas “de dientes para afuera”.

Y vino entones la ocurrencia de no respetar lo firmado en el T-MEC, y de nueva cuenta le dio a Lopez Obrador por envolverse en la bandera nacional y en la demagogia para defender lo que él llama “la soberanía y los intereses del pueblo” para de esta manera, autoerigirse en el líder, cuando en el fondo lo que pretende el presidente, es velar, pero por sus intereses personales que tienen nombre y apellido: Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, que solo reportan pérdidas y un funcionamiento bastante cuestionable y para probarlo, ahí están los apagones cada vez más constantes que dejan sin energía eléctrica a buena parte del país y la inauguración del “cascarón” de lo que se supone que un día llegará a ser la Refinería de Dos Bocas.

En medio de esta disputa comercial con Estados Unidos y Canadá,  el tabasqueño reiteró: “no vamos nosotros a ceder, porque es un asunto de principios, tiene que ver con la soberanía, el patriotismo no se negocia, son principios irrenunciables, ni en el petróleo ni en la industria eléctrica, nada que tenga que ver con ceder nuestra soberanía, aunque les de coraje».

Por si todo lo anterior resultara poco, impunemente, López Obrador seguirá violando la ley. En el caso del Tren Maya, -uno de sus elefantes blancos-, volvió a la misma al acusar de nueva cuenta al gobierno de Estados Unidos de financiar a “asociaciones de pseudoambientalistas” para frenar la construcción de dicho Tren, especialmente en el tramo 5.

Y como lo hiciera en mayo del año pasado, hoy de nueva cuenta arremetió en contra de Claudio X. González y agregó al ministro José Ramón Cossío así como a barras de abogados, porque se atreven a ir en su contra y presentan denuncias para que sea el Poder Judicial el que determine si continúa o no la construcción del Tren Maya. Y en este sentido, ¿qué va a opinar el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia Arturo Zaldívar?

Los señalamientos del tabasqueño en contra del gobierno de Estados Unidos, a los ojos de los analistas, es visto como una declaración de guerra y lo peor es que el presidente de México no cuenta prácticamente con ninguna prueba que avale sus señalamientos. Ojalá por sus ocurrencias, la sangre no llegue al río.

MUNICIONES

*** Hoy arrancará en el Palacio Legislativo de San Lázaro el Parlamento Abierto para la Reforma Electoral, pero eso es pura parafernalia armada por la bancada de Morena que tan bien coordina Ignacio Mier Velazco. Tal pareciera que el objetivo es desperdiciar recursos y tiempo; un diálogo de sordos en el que prevalece el discurso de esta errada y llamada cuarta transformación, porque eso de que la fracción parlamentaria del partido oficial vaya a sacar adelante dicha controvertida reforma “sin cambiarle una coma” como quisiera el inquilino de Palacio Nacional, pues ni hablar pues el bloque opositor ha reiterado que votará en contra de una iniciativa que lo que pretende, es aniquilar al Instituto Nacional Electoral, (INE) y poner un Consejo electoral a modo con los morenistas.

*** Debido a lo anterior, el líder nacional del PRDJesús Zambrano, informó que “Va por México” hará su propio Parlamento abierto en torno al tema para evidenciar que la reforma electoral que requiere México, es una muy, pero muy diferente a la enviada por el Ejecutivo. Específicamente, lo que dio a conocer Zambrano fue: «lo que se acordó fue convocar a que sea una suerte de parlamento abierto paralelo para reunirse con distintas personalidades, presidentes o integrantes de los OPLES, de los organismos electorales locales, de los tribunales electorales, especialistas en la materia y entonces con ellos se va a refrendar que, en todo caso, el tipo de reforma electoral que hoy se necesita y que acompañaríamos sería otra muy diferente».

morcora@gmail.com