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Es impresionante la desesperación de Andrés Manuel López Obrador por impulsar las obras icónicas de su gobierno. Será una administración que se distinguirá por caprichos muy caros, con cargo al erario, con lo que se sacrifican obras y servicios necesarios para la supervivencia de millones de mexicanos.

El Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles, el rescate de la Comisión Federal de Electricidad, entre otros, son los proyectos que impulsa la llamada Cuarta Transformación.

Ahí se han gastado miles de millones de dólares (no pesos, dólares), para impulsar lo que considera será la bandera del actual gobierno socialista.

El dinero destinado para esos fines, proviene de nuestros impuestos y se sacrifican escuelas, hospitales, medicinas, carreteras, drenaje, agua, seguridad cotidiana, sistemas de justicia y todo lo necesario para una sociedad como la nuestra.

El caso extremo es el del Tren Maya, mismo que obsesivamente quieren impulsarlo para convertirlo en un auténtico “hecho” y que quede en la historia, aunque sea una obra que no sira para nada, aniquile la ecología de la Península de Yucatán y cueste casi 3 veces más de lo que estaba programado.

Convirtió una obra como “de seguridad nacional”, ya que beneficia a los más pobres del país, lo que es materialmente una mentira. A los más pobres de Yucatán les quitan un pulmón y el beneficio de una región totalmente protegida, que es el patrimonio para las siguientes generaciones. Además, ellos no ganan nada, ni siquiera empleos, con esa obra que tendrá un costo cotidiano para el erario público. Es más, no hay un plan de negocios para saber cómo se hará el retorno de inversión.

Aunado a lo anterior, al convertirla en asunto de “seguridad nacional”, no se justifica bajo ningún concepto jurídico, ni constitucional. No hay riesgo para nuestra seguridad como país, ni como sociedad. Por si fuera poco, usa a elementos del Ejército, como albañiles, para realizar las obras y las empresas constructoras no reciben ni un peso como pago de los trabajos realizados.

Después de hacer la obra un asunto de seguridad nacional, sin serlo, expropia, sin darle derecho a los propietarios, generalmente comuneros, 109 hectáreas de selva para el tramo 5 de ese tren. Como es una “obra de seguridad nacional”, los legítimos propietarios no podrán ampararse contra esa decisión del gobierno federal.

Nadie podrá hacerlo, aunque buscarán el amparo de la justifica federal, para descalificar esa etiqueta de “seguridad nacional”. El amparo iría contra varias acciones de López Obrador.

Aunado a lo anterior, están las descalificaciones a los opositores de esas obras.

Primero, no es estar en contra de esa obra por motivos políticos. Segundo, estoy convencido que todo en el margen que otorga la ley tanto a gobernantes como gobernados. Tercero, Los despilfarros en un país donde la gente, en millones de casos, vive en la miseria y pobreza alimenticia, no se vale derrochar dinero. Lo primero, es lo primero. Primero es alimentación, salud, educación y seguridad, donde hace falta invertir.

PODEROSOS CABALLEROS

AMLO EN QROO; PORTAFOLIOS DE INVERSIONES

Andrés Manuel López Obrador, llegó a Quintana Roo el domingo pasado con un portafolios de inversiones por 7,300 millones de pesos. Así, dio banderazo de inicio a importantes obras de infraestructura que beneficiarán a los habitantes de Benito Juárez y Tulum, así como a los visitantes de la Rivera Maya. Carlos Joaquín destacó que estas obras serán de gran trascendencia para las y los cancunenses ya que generarán inversión y fuentes de empleo para los quintanarroenses.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: The Home Depot, bajo el liderazgo de José Rodríguez Garza, de un donativo por más de 7.7 millones de pesos, de las aportaciones de sus clientes en las 129 tiendas en la República Mexicana que tiene. A través de la Colecta “Haz más por los demás: Juntos por la educación en México” enviarán apoyos sociales.

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