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El saldo de este fin de semana, es que el dirigente nacional de Morena, Mario Martín Delgado, entró en una de sus peores crisis y eso está prácticamente tambaleando su liderazgo al frente del partido oficial pues resulta que la elección, supuestamente abierta a toda la militancia para seleccionar a quienes integrarán el Congreso Nacional de ese partido, -alrededor de tres mil-, fue todo un cochinero y haciendo gala de las prácticas más añejas del priísmo de la década de los setenta.

La fractura y la división se acentuaron luego de este proceso en el que las “patadas por debajo de la mesa” empezaron desde mucho antes y la iniciaron ni más ni menos que las “corcholatas y corcholatos”, metiéndose el pie entre ellos y descalificando al contrario. Ahí está como ejemplo que dejaron fuera del Congreso Nacional del partido oficial, a todos los seguidores del presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal, a quien la jefa del Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha convertido en su más acérrimo enemigo, al igual que al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien, para tener más margen de acción al seno de Morena, terminó por afiliarse, no así la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, Olga Sánchez Cordero, que ni “corcholata” es.

Los llamados de Delgado Carrillo, se perdieron en la inmensidad de una militancia por demás enfrentada, así que de “fiesta democrática”, Morena pasó a exhibir sus más sucias prácticas como la coacción del voto, la compra de éste con entrega de despensas y dinero, hasta las amenazas de que si no se votaba por la persona ideal o sugerida, entonces se perderían todos los apoyos que como limosna, esta errada y llamada cuarta transformación les dispensa a sus militantes.

Ya con “el agua hasta el cuello” el líder morenista anunció que en aquellos distritos donde se confirme que se coaccionó o compró el voto se anulará la elección. Pues ya estuvo que el atribulado líder, tendrá que invalidar todo el proceso.

Pero además, el dirigente partidista intentó explicar que al acarreo de votantes se le puede llamar así solamente cuando a los ciudadanos se les haya obligado a sufragar por determinado candidato a congresista. Pero si únicamente se le ayudó a transportarse “para que votaran en libertad”, no se le puede llamar acarreo.

Bueno, pues que alguien le avise a Mario Delgado que la elección de congresistas se convirtió en un carrusel de acarreados con y sin torta, y aquí valdría preguntar: ¿quién pagó todos esos vehículos que circularon por buena parte del país para “transportar” a votantes?

Y otra pregunta que también todos se hacen es: ¿cómo estará la proceso de selección del candidato presidencial de Morena? Lo más probable es que será al triple o más el cochinero del que harán gala las huestes morenistas, que para ese momento estarán todavía más divididas y puede, es lo más probable, con una serie de importantes bajas.

La cúpula del partido oficial no fue la excepción, así que ellos no podrían poner el ejemplo de que se llevó a cabo una “fiesta democrática”, al contrario. Y varios “botones” hay de muestra.

Por ejemplo, la feliz pareja que conforman John Ackerman y la exsecretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, denunciaron por las “exbenditas redes”, la serie de ilegalidades que se cometieron en dicha jornada. Quizá lo que pretenda este grupo familiar tan armónico, sea resurgir de sus cenizas, luego de que la señora Sandoval Ballesteros salió del gabinete lópezobradorista y ambos, junto con Pablo Amílcar Sandoval, dejaron de estar en las preferencias de Palacio Nacional.

 Para poder sobresalir más, Ackerman se enfrentó con uno de los más cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha recibido generosas dádivas de parte de esta errada y llamada cuarta transformación: Epigmenio Ibarra, quien acusó al esposo de la extitular de la SFP de estar muy cerca del senador Ricardo Monreal. Entrelíneas, puede leerse que la ruptura se acerca; más aún, luego de que el legislador zacatecano haya desafiado al partido oficial, tomándose una fotografía ni más ni menos que con el exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles.

MUNICIONES

*** De acuerdo al estudio elaborado por la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez (IBD), denominado, “Hallazgos y recomendaciones del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU a México”, elaborada por Juan Manuel Rodríguez Carrillo y Susana Ramírez Hernández, entre 1964 y hasta el 31 de mayo de 2022, se tenían registradas 100 mil 447 personas desaparecidas y no localizadas en México de las cuales, el 83.7% ocurrió en los últimos 16 años.  Dicha investigación resalta que, en el periodo comprendido entre 2006 a mayo de 2022, las diez entidades que han registrado el mayor número de personas desaparecidas y no localizadas son: Jalisco con 13 mil 339, Tamaulipas con 10 mil 594, Estado de México con 6 mil 387, Nuevo León con 5 mil 913, Sinaloa con 5 mil 112, Sonora con 4 mil 161, Michoacán con 4 mil 100, Veracruz con 3 mil 961, Ciudad de México con 3 mil 501 y Coahuila con 3 mil 287, que en su conjunto representan el 71.8% del total de las registradas. El documento del IBD explica que, del 15 al 26 de noviembre del año pasado, el Comité contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (CED, por sus siglas en inglés) visitó nuestro país debido a la existencia de información que revela violaciones graves de las disposiciones de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra la Desaparición Forzada.

*** Los integrantes del grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, que coordina Rubén Moreira, condenaron de manera contundente, la falsedad en las cifras que la Secretaría de Salud, encabezada por Jorge Alcocer Varela, ha dado a conocer en sus comunicados oficiales respecto al número de fallecimientos por COVID-19, al tiempo que reprobaron el mal manejo de la pandemia que, desde sus inicios, ha dejado como consecuencia la muerte de más de 400 mil mexicanos. Lo anterior, después de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en México murieron en el 2021, un total de 424 mil 509 personas por el coronavirus, lo que significa más de 125 mil que las 299 mil 428 reportadas por las autoridades sanitarias de manera oficial. Abundaron los legisladores priístas que este subregistro da cuenta no solo de la incapacidad del gobierno para mantener un sistema de información robusto y confiable, que requiere una situación de emergencia como la que estamos padeciendo a causa de la pandemia por COVID-19. Porque, ojo, todavía estamos en pandemia.

morcora@gmail.com