Compartir

Lo de menos es que la marcha del domingo en defensa del INE haya sido un “striptease” político del conservadurismo”, como la calificó el presidente López Obrador.

La mayoría de los que marcharon es de las clases medias, de los que se calzan los tenis sin calcetines, y no son precisamente simpatizantes de la transformación de la vida pública nacional.

No son de las minorías que responden. Sólo reaccionan a las provocaciones. Es decir, leen poco, saben poco, por consiguiente; sólo les interesa ver las imágenes (mejor si son desnudos), las revistas del corazón, o ir al club los fines de semana o, con más recursos, a una estancia con piscina en Cuernavaca.

Los menos que fueron a marchar junto a personajes como Calderón, Fox, Chong, Alito, son de las clases trabajadoras que también reaccionan en vez de responder y, si en la radio o la tv, alguien dice que el presidente López Obrador es un pendejo o un mequetrefe, se lo creen a pie juntillas.

Y dice mi sobrina, si van en la marcha tales personajes, ciertamente esa marcha no es causa mía.

De la historia del INE, y de su presente, la inmensa mayoría de marchantes no sabe nada. Quién lo fundó. Para qué lo fundó. Cuál es su trayectoria. Quién es José Woldenberg Karakowsky.

o Lorenzo Córdova Vianello. Y menos quién es Arturo Núñez Jiménez o Santiago Creel Miranda.

Por lo único que fueron a la marcha fue porque iban o van en contra del presidente López Obrador, y del “INE no se toca” ni idea.

¿Sabían, por ejemplo, que el INE presidido por José Woldenberg financió la dote matrimonial del actual y casi saliente presidente del Consejo General, Lorenzo Córdova Vianello? ¿Sabían quién es Lorenzo…? ¿O que jamás ha hecho  honor a su padre, el gran maestro Arnaldo Córdova, historiador y politólogo, quien fuera profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y en donde fuera catedrático también del actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador? Bueno, en esta época, muy pocos hacen honor a su padre. Menos a su madre. Un día escribiré de otros vergonzantes ejemplos, muy cercanos.

Lo demás es que la marcha demostró la sucia manipulación que los fundadores del INE, con Carlos Salinas de Gortari, a la cabeza, y los políticos panistas hicieron del INE y la democracia, embaucando a cientos de simpatizantes de la derecha albiceleste, como lo hizo desde su posición de presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, don Santiago Creel Miranda, de gran prosapia porfirista, que marcharon convencidos de que había o hay que defender al INE.

Y yo pregunté en su momento. Qué INE. ¿El de Salinas de Gortari? ¿El de Woldenberg? ¿El de Creel? ¿o el de Lorenzo Córdova, que es casi mandadero de Woldenberg?

Los reporteros que cubríamos los procesos electorales de aquella época siempre estábamos atentos a los tableros del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares). Por si usted que marchó porque el presidente López Obrador no meter las manos en el INE no sabe qué es el PREP, es un programa electrónico que da los resultados de una elección en base a algoritmos. Los reporteros de entonces no creíamos en los tales algoritmos. Siempre salían ganadores los priistas o los panistas.

En aquellos años, desde el 11 de octubre de 1990, fui el encargado, para El Financiero, que ya contaba casi una década de existencia, de cubrir (captar, recabar) la información política emanada del Instituto. Y pude darme cuenta del derroche presupuestal que autorizaban los presidentes del consejo general, amén de sus estratosféricos sueldazos.

Sin darse cuenta, la inmensa mayoría de los marchantes del domingo, que fueron a advertirle al presidente López Obrador que no meta las manos en el INE, no tiene ni idea de que lo que menos defiende el INE es la democracia mexicana. Defiende sí la vida de jeques árabes que se dan los funcionarios encabezados por Córdova Vianello.

Yo más bien diría que la marcha por la defensa del INE fue un “striptease” de la perversidad de los políticos de la derecha, que se aprovecharon de la ignorancia y candidez de muchos ciudadanos.

Pero toda historia tiene su fin. Y ésta, la del INE actual, tendrá fin el 3 de abril del año que está por inaugurarse. O sea que sólo faltan cinco meses para que sea cambiado el presidente del consejo del IFE, Lorenzo Córdova Vianello, quien recibe y seguirá recibiendo órdenes de José Woldenberg Karakowsky, quien fue presidente consejero del Instituto Federal Electoral entre 1996 y 2003, pero cuyo cacicazgo en el ahora instituto Nacional Electoral se ha mantenido hasta la fecha.

Y el de ahora puede ser el fin de la historia de la corrupción en el INE. Mientras tanto, independientemente de la marcha del domingo, la iniciativa de Reforma Electoral está siendo estudiada y analizada por los diputados de la LXV legislatura del Congreso de la Unión y, una vez aprobada, será pasada a la consideración del Senado. Aún queda  tiempo para seguir estudiando, analizando, hablando y hasta parloteando en torno a la llamada democracia mexicana.