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¿Por qué el oficialismo de esta errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo piso celebra tanto la reunión que sostuvo la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con el todavía mandatario de los Estados Unidos, Joe Biden?

Esto porque qué bien que en el marco de la reunión del G 20 se  hubieran visto frente a frente y coincidieran en el objetivo común de fortalecer lazos entre México y Estados Unidos para construir una América del Norte digna y fuerte, pero existe un pequeño detalle en el que es indispensable reparar: el presidente Biden ya está de salida  pues el ya próximo 20 de enero le entregará la estafeta ni más ni menos que a Donald Trump con quien también ya sostuvo una reunión en el famoso salón Oval de la Casa Blanca.

¿Cómo para qué Sheinbaum y Biden refrendaron su compromiso por seguir trabajando en materia de seguridad y migración? Esto porque es más que evidente que el quasi presidente de los Estados Unidos tiene otros planes muy, pero muy diferentes y van dirigidos especialmente en contra de México.

Cuestión de detenerse en una de las declaraciones del controvertido Trump en la que se dijo más que listo para declarar una emergencia nacional en el vecino país del norte y de esta manera, utilizar elementos militares en una campaña de deportación masiva de migrantes indocumentados. Entonces, ¿dónde queda el trabajo de colaboración entre ambos países en el tema de migración? Como puede observarse, las sonrisas y felicitaciones entre Sheinbaum Pardo y Joe Biden, quedaron solamente en un acto meramente protocolario.

Está muy bien sin duda, que la presidenta de México hubiera asistido a la reunión del G 20, a diferencia de su antecesor que nunca acudió a alguna reunión de este tipo, sabedor de que se veía infinitamente menor frente a verdaderos jefes de Estado.  El tabasqueño, con una personalidad tan doméstica como rudimentaria, anticipó que no se sentía en su elemento y por eso, a lo largo de su gestión, optó por quedarse en donde le echaban porras y sus seguidores todavía lo veneran.

Sin embargo, la jefa del Ejecutivo tuvo un, diríase que error en su primera participación internacional cuando propuso que el programa “Sembrando Vida” se extendiera en el mundo y que el uno por ciento del gasto militar que en este año ascendió a 2.44 millones de dólares, se destine al aludido programa. Al parecer, esto quedó solo en un buen deseo.

De alguna manera, eso ya lo había propuesto ni más ni menos que el expresidente Andrés Manuel López Obrador en la reunión de y de plano, el presidente Joe Biden y varios líderes más se salieron y lo dejaron hablando prácticamente solo.

Esto se dio en la Cumbre del Cambio Climático donde el tabasqueño propuso que Estados Unidos apoyara vía el programa “Sembrando Vida” a Centroamérica, específicamente a Guatemala, Honduras y El Salvador como un instrumento para frenar la migración hacia Estados Unidos con este programa y como se recordará, la propuesta fue muy criticada por considerarla clientelista.

En su segunda participación en el G20, la presidenta Sheinbaum hizo pública otra propuesta con el sello inefable del lópezobradorismo. Puso en la mesa el replantear el papel de los organismos multilaterales para hacerlos más representativos y democráticos.

 En noviembre de 2021, en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el antecesor de Sheinbaum propuso crear un Fondo Mundial de Fraternidad y Bienestar, que captaría donaciones de los más ricos del mundo para ayudar a 750 millones de pobres.

Concretamente, el tabasqueño propuso el cobro de una “contribución voluntaria anual del 4% de sus fortunas a las mil personas más ricas del planeta. Una aportación similar por parte de las 1000 corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial. Y una cooperación del 0,2% del PIB de cada uno de los países integrantes del G20”.

Como puede verse, mucho caso no le hicieron al tabasqueño que luego se lanzó a la yugular de la ONU y en este sentido, con la participación de Sheinbaum Pardo, especialistas en el tema consideran que se ha limitado a hablar de los programas sociales de su antecesor, cuando en el marco de reuniones como la del G20, habría que enfocarse en otros acuerdos reales y se deben tener resultados tangibles, lo que redituará en evitar incertidumbres.

Desafortunadamente en esta reunión, se ha privilegiado a las superficialidades más bien banales, como que el presidente de Francia, Emanuel Macron, le besó la mano a la presidenta de México, o que la mandataria mexicana viajó a Brasil en línea comercial con escala y toda la cosa y por cierto, ni quien le echara un lazo. ¡Qué tal!

MUNICIONES

*** Para puntadas, la que se aventó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Pablo Vázquez González, que a motu propio y sin pedirle permiso a nadie, organizó un foro “Rumbo al Día Mundial de Solidaridad con el pueblo Palestino” para el 21 de noviembre. En ese afán de quedar bien con quien sea, el diputado Vázquez no le había avisado a nadie y en la referida Comisión había confusión y extrañeza.

morcora@gmail.com