En un país donde aún persisten actos de discriminación y violencia hacia las personas LGBT+, el arte se alza como un lenguaje de resistencia, un acto de valentía y una herramienta de transformación. Arte Capital, plataforma dedicada a visibilizar el arte contemporáneo con perspectiva crítica, hace un llamado a repensar el arte queer no como una moda pasajera, sino como una narrativa indispensable para entender el presente.
“Para muchos artistas LGBT+, crear no es una elección estética, es una forma de sobrevivir emocional, simbólica y políticamente. En su obra, el dolor se convierte en discurso, el rechazo en estética, y la herida en arte”, afirma Helue Nocedal, curadora y directora de vinculación de Arte Capital.
En América Latina, el arte LGBT+ ha sido mucho más que representación: ha sido archivo vivo de lo silenciado. Según el Observatorio de Personas LGBT+ Asesinadas en América Latina y el Caribe, más de 4,000 personas LGBT+ fueron asesinadas entre 2014 y 2020, siendo México el segundo país con más homicidios, solo detrás de Brasil. En este contexto, el arte funciona como una trinchera ética y política frente al olvido.
“No hablamos de arte decorativo ni de inclusión con fines de marketing. Hablamos de cuerpos que han sido expulsados, de biografías marcadas por la exclusión, y que encuentran en el arte una forma de existir, resistir y decir ‘aquí estoy’”, señala Nocedal.
La Red de Artistas Queer Latinoamericanos (RAQL) reporta que el 52% de artistas LGBT+ ha sufrido discriminación en espacios expositivos o educativos. A pesar de ello, en los últimos cinco años, se ha triplicado el número de residencias, festivales y plataformas con enfoque queer en la región, de acuerdo con un informe conjunto de UNESCO y la Fundación Ford (2023).
“La visibilidad ha aumentado, sí, pero no siempre con justicia. Hay una presión por encajar lo queer dentro de estéticas aceptables. Sin embargo, el arte verdaderamente queer incomoda, desmantela, interrumpe. Y eso es lo que lo hace urgente y valioso”, subraya la curadora de Arte Capital.
Figuras como Félix González-Torres, Zanele Muholi o Mariana Botey han utilizado el cuerpo, la memoria y el trauma como materias primas para evidenciar los sistemas de exclusión. En México, iniciativas como MUAC, Casa Equis o Salón Silicón han comenzado a abrir espacios a estas narrativas, pero queda un largo camino por recorrer para garantizar un ecosistema artístico realmente plural.
Desde Arte Capital, como empresa promotora de arte nos posicionamos a favor de un arte que no solo celebre la diversidad, sino que confronte las estructuras que siguen oprimiéndola. Porque el arte no solo refleja el mundo: lo cuestiona, lo sacude y lo rehace es por ello que hacemos un llamado a que los artistas de la comunidad se puedan sumar la tercera edición de Arte Capital que se llevará a cabo en el mes de noviembre y para la cual ya tenemos abiertas inscripciones, resaltó Nocedal.
“El arte queer no busca aceptación fácil: busca transformación profunda. Y en esa búsqueda, cada obra es una declaración de existencia. Frente al miedo, seguimos creando”, concluye Arte Capital.