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“Tengo un pueblo que me respalda”, aseguró en su gustadísima mañanera del pueblo la presidenta Claudia Sheinbaum quien hizo hincapié en que no le tiene miedo ni más ni menos que a su homólogo estadunidense, Donald Trump.

Diversos analistas coinciden en que debería temerle la jefa del Ejecutivo al inquilino de la Casa Blanca, pues el recurso en su defensa de asegurar que tiene tras de sí un pueblo que la respalda, es demasiado abstracto; como cuando en una primera ocasión, la presidenta se envolvió en la bandera nacional y sus legisladores entonaron el Himno Nacional cuando empezaron las amenazas arancelarias de Trump.

El pueblo que apoya a Sheinbaum no es todo; se trata de aquellos que reciben buena parte de los programas sociales de esta errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo piso y que no tienen la menor idea de la difícil situación por la que atraviesa México y en qué podría derivar.

Además, es precisamente el presidente Trump el que tiene el poder, la sartén por el mango y por eso se da a la tarea de presionar al gobierno de la presidenta mexicana diciendo, por un lado, que le cae muy bien, pero por el otro, que Estados Unidos está más que dispuesto a ayudar a nuestro país en el combate a la delincuencia organizada.

El inquilino de la Casa Blanca, designó como terroristas al cártel de Sinaloa que tiene presencia en Durango y Chihuahua y estas tres entidades conforman el llamado “triángulo de oro”; el Cartel Jalisco Nueva Generación, (CJNG), con presencia en alrededor de 30 entidades de nuestro país  y está considerada la segunda organización que más exporta drogas a Estados Unidos; Carteles Unidos, el del Noreste con presencia en Nuevo León y Tamaulipas y controla 5 estados de la Unión Americana; el del Golfo, que tiene presencia en su estado de origen, Tamaulipas y la Familia Michoacana que controla obviamente la entidad michoacana y el Estado de México y cuenta con importante presencia territorial en el vecino país del norte, con 7 entidades. Son seis cárteles mexicanos considerados como organizaciones terroristas, lo que constituye un viejo anhelo de Trump desde que fue presidente de Estados Unidos por primera vez.

Estas designaciones tienen una connotación muy grave. De entrada, no constituyen una autorización del gobierno de EU para intervenir en México, como erróneamente lo cree el no menos poderoso Elon Musk, sin embargo, habrá secuelas ya que las transacciones económicas de los carteles y sus asociados, se declararán inválidas y sus bienes expropiados.

No obstante, Estados Unidos debería empezar por su propio territorio pues existen 34 estados identificados por la mismísima DEA como lugares donde los carteles tienen gente y asociados que distribuyen para ellos la droga.

Esta lista de designaciones comprende a 60 organizaciones que ya son consideradas terroristas en el mundo, pero Trump tiene la mira puesta de manera muy especial en México, dado que comparte frontera, y si a ello se suma que Canadá se plegará a la posición del presidente norteamericano, hay momentos en que nuestro país no tiene para dónde hacerse.

En la Cámara de Diputados, respecto a este tema, hubo importantes reacciones. El presidente de la Junta de Coordinación Política, (Jucopo) de esta instancia legislativa, Ricardo Monreal, indicó que la denominación tendrá consecuencias económicas que afectarán a los empresarios que tienen relaciones con México, «… dado que se afectará a muchas empresas honestas que están comercializando con México productos de origen lícito, hay implicaciones de carácter más profundo que el que algunos suponen en la persecución de estos cárteles al declararlos terroristas»,

Por su parte, el coordinador del PAN en San Lázaro, Elías Lixa, señaló que en esta negociación con Estados Unidos, hay intereses que no coinciden y deslizó: “si a Estados Unidos le interesa desmantelar a los cárteles criminales de México, el Gobierno de México debería celebrar que tenemos el mismo interés. ¿O será entonces que el Gobierno de México no tiene el mismo interés? Pero lo tiene que decir con claridad»,

Coincidió con el panista el coordinador del PRI en la Cámara Baja, Rubén Moreira, quien tiene tiempo señalando que corresponde al gobierno mexicano actuar, “es muy sencillo, no hay cártel que sea más poderoso que el Estado mexicano, el problema es que el Estado mexicano a través de sus gobernadores muchas veces no actúa”.

morcora@gmail.com