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Ya encarrerado y en su mero cumpleaños, el expresidente Andrés Manuel López Obrador decidió pedir un regalo más con motivo de sus 71 años, el primero en el que ya no partió el pastel en Palacio Nacional y según se sabe, eso le representó al tabasqueño un trago amargo, pero se reconfortó el de Tepetitán al comprobar que él sigue gobernando y que le ganó una de muchas seguramente, ni más ni menos que a su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, a quien no le quedó más remedio que apechugar, porque ni modo de renegarle a quien la llevó a convertirse en la primera mujer presidenta de México.

Y el regalo con que López Obrador coronó esa sumisa entrega que le han hecho sus seguidores, como el de la controvertida reforma al Poder Judicial, fue que la señalada y cuestionada Rosario Piedra Ibarra permaneciera al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, (CNDH), a pesar de haber sido la peor evaluada, amén de que es bien conocido que la Piedra, estuvo en esa posición exclusivamente al servicio del lópezobradorismo, por lo que no era una opción que pudiera considerar Sheinbaum, quien traía de carta fuerte a quien fue su presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en la Ciudad de México, Nashieli Ramírez.

Pero como se pudo comprobar, pudo más la obstinación del expresidente, que ahora despacha desde su finca en Palenque y de pasada, le envió un duro mensaje a su sucesora que bien puede interpretarse como que la voluntad que se cumple es la del tabasqueño y que en todo caso, la presidenta Sheinbaum solo está para servirle sin chistar.

Y si alguna duda hubiera de lo anterior, ahí está como botón de muestra que cuando en su llamada “mañanera del pueblo” le preguntaron a la jefa del Ejecutivo qué opinaba sobre lo que hicieron los senadores de Morena y rémoras guiados por el coordinador guinda, Adán Augusto López Hernández, que sin duda representa una falta de respeto, Sheinbaum se tomó tan solo nueve segundos, -de acuerdo al cronómetro de uno de los reporteros- en decir que eso había sido una decisión que se tomó en la Cámara Alta, “y ya”.

Obvio es que la presidenta no se quiere confrontar con López Obrador; como quiera, es una gente agradecida y sabe que por lo menos en la actual coyuntura, saldría perdiendo; con eso de que se viene manejando que el tabasqueño tiene amenazada a su alumna preferida con aquello de la revocación de mandato, no le queda a quien recibió el “bastón de mando” más remedio que disciplinarse, por eso, en su mañanera optó por “lavarse las manos”, aunque sí se dio tiempo para felicitar a su antecesor con motivo de su cumpleaños.

Sobre esto, hay que recordar que la madrugada del pasado miércoles, cuando se aprobó la ratificación de Piedra Ibarra al frente de la CNDH, los senadores de Morena y rémoras le cantaron “Las Mañanitas” a su máximo líder y lo propio hicieron en la Cámara de Diputados, en un par de escenas que nunca se había visto en la historia legislativa en México. No olvidar la forma en que en diversas sesiones en el Congreso, el oficialismo las ha convertido en mitin de apoyo al exmandatario, con una actitud totalmente parcial y desproporcionada.

Y la consigna fue una: “es un honor, estar con Obrador”, lo que indudablemente fue otro mensaje ni más ni menos que para la presidenta Sheinbaum y que puede traducirse en que los legisladores del oficialismo están dispuestos a seguir solo las decisiones y designios del tabasqueño, en una acción que va en detrimento de la imagen de la presidenta, ¿o no?

MUNICIONES

*** Y en ese ritmo de trabajo que tienen los legisladores del oficialismo, vía “fast-track”, sobre las rodillas y sin leer las iniciativas, -y luego por qué se duermen-, por alguna extraña razón, Morena y sus rémoras en la Cámara de Diputados, decidieron posponer una semana más la discusión sobre la extinción de INAI y otros siete organismos. De acuerdo a lo dicho por el presidente del presidente de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, Ricardo Monreal, es que como se trata de un tema en el que no hay consenso con la oposición, pues se prevé una muy larga jornada.

*** Se comenta no solo en los corrillos políticos, que una vez que Donald Trump ya “amarró” el nombramiento de Marco Rubio como el próximo y poderoso secretario de Estado, quien debería de poner “sus barbas a remojar”, es López Obrador, porque el mensaje que podría estar mandando quien el 20 de enero ocupará la Casa Blanca, es que van por él. ¿Pagará caro el tabasqueño el precio de haberse enfrentado con Rubio? Al tiempo se verá.

morcora@gmail.com