Durante el periodo extraordinario de sesiones que concluyó recientemente, fuimos testigos de uno de los episodios más alarmantes para vida democrática del país. Morena y sus aliados en el Congreso impusieron una serie de reformas profundamente regresivas, mediante prácticas legislativas atropelladas, sin debate público, ni análisis técnico. Fueron diez días de “albazos” y autoritarismo legislativo, en los que se aprobaron leyes con las que el régimen busca consolidar su poder sin contrapesos, controlar a la ciudadanía y silenciar a la oposición. señala un documento dado a conocer por el PRI.
Desde el PRI,, indica, denunciamos con firmeza el daño que estas reformas representan. La supuesta eliminación de trámites burocráticos no es más que un pretexto para eliminar controles institucionales y legalizar la opacidad. Las modificaciones a la Ley Antilavado debilitan la lucha contra el crimen financiero. La reforma al Sistema Nacional de Seguridad Pública impone un modelo centralista que ha probado su ineficacia. La subordinación definitiva de la Guardia Nacional a la Sedena perpetúa la militarización del país.
La nueva Ley del Sistema de Inteligencia abre la puerta al espionaje político y a la vigilancia sin órdenes de por medio.
A esto se le suma la Ley de Telecomunicaciones, que pretenden censurar, restringir la libertad de expresión y eliminar la competencia, favoreciendo intereses afines al gobierno.
El PRI votó en contra de todas y cada una de estas reformas. Con convicción y responsabilidad, nuestros legisladores defendieron a legalidad, la transparencia, las libertades y los derechos de las y los mexicanos. Reconocemos con orgullo el trabajo comprometido y valiente de nuestros coordinadores: senador Manuel Añorve Baños y diputado Rubén Moreira Valdez, así como de las senadoras y senadores, diputadas y diputados del PRI, quienes actuaron con carácter y valentía en defensa del país, que no se doblaron frente a los ataques de la maquinaria oficialista. Su actuación es muestra del temple que exige hoy la defensa de la República.
El PRI es y seguirá siendo el principal partido de oposición de México. En un régimen que persigue al disenso y busca imponer una sola voz, mantenerse firme no es fácil. Pero es en estos momentos cuando se demuestra quién está comprometido con la democracia y quién se pliega al poder. Nosotros no nos doblamos. Lo decimos de frente: el PRI no será cómplice del retroceso nacional.
Cumplimos a la ciudadanía que exige una oposición real, firme y congruente. En cada voto, en cada intervención, el PRI ha demostrado que no se vende ni se rinde. Lo hicimos ahora y lo seguiremos haciendo. Seguiremos trabajando por construir y fortalecer un bloque opositor sólido, responsable y unido, que enfrente los abusos del poder y represente una alternativa real para rescatar a México.