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Desde muy temprana hora, y como lo acostumbra Morena, autobuses de todos los lugares de la República Mexicana se estacionaron en las inmediaciones del Zócalo de la Ciudad de México y sus ocupantes, a caminar varias cuadras, la mayoría de ellos bajo el rayo de un sol ya primaveral.

Otra vez, la gente de Morena, en medio de su enorme generosidad, dio lunch, playeras, gorras para soportar el inclemente calor y hasta un pago por los “servicios prestados a la Nación”, pero de nueva cuenta hubo amenazas previas de que si no asistían a la plancha de Zócalo los fervientes seguidores del partido guinda, que por cierto, no tienen ni la menor idea de qué quiere decir la palabra arancel, entonces los programas sociales serían retirados.

Sin embargo, en este nuevo plazo que “generosamente” otorgó el presidente de los Estados Unidos a México para el 2 de abril, lo de menos es que quienes fueron “acarreados” al Zócalo y soportaran por horas el sol y estar parados por horas, supieran el significado de los aranceles. Ahora lo importante era saber qué grupos asistirían al Festival guinda en el que la palabra soberanía si bien fue mencionada por la presidenta como algo de patrimonio propio, dejó de ser el centro principal de atención.

En medio de esta nueva pausa concedida por Estados Unidos a nuestro país, la Asamblea Popular informativa perdió sentido pero su carácter de evento político, no, porque la presidenta Claudia Sheinbaum vendió todo lo que pudo que gracias a ella, su cabeza fría y serenidad, -como aquella que tiene Kalimán-, México obtuvo un mes más de aplazamiento de la imposición de los aranceles.

Y así como en la conmemoración del Día de la Mujer, muchas de ellas le lanzaron a la cara a la jefa del Ejecutivo que no habían llegado todas como lo ha venido diciendo, Sheinbaum, desde el Zócalo, aseguró que el nuevo plazo había sido un logro de todos los mexicanos.

Total que la presidenta estaba muy contenta en su Festival guinda, arengando tanto al “pueblo bueno y sabio”, como a los empresarios que se dieron cita en la plaza principal de la CDMX, asegurando que “no puede resultar afectado el pueblo por gobiernos extranjeros”, demostrando que a ella también le gusta que la “quemen incienso” al igual que su antecesor Andrés Manuel López Obrador, que no asoma ni las narices, con todo y que en el mitin realizado ayer en el Zócalo, la presidenta le envió un caluroso y sumiso saludo, tuvo que pasar un muy amargo trago que ni ella misma se esperaba.

A la hora de que bajó del estrado principal, Sheinbaum Pardo tuvo de frente el desagradable sabor de boca que la dejó visiblemente molesta porque puso al descubierto, bajo el rayo del sol esplendoroso, las profundas divisiones, -quasi fracturas-, que nadie puede negar que existen en Morena, amén de que dista muchos que los legisladores de su partido e inclusive sus rémoras, sigan a pie juntillas sus instrucciones y no cambien “ni una coma” sus iniciativas, como ocurría cuando inició esta errada y llamada cuarta transformación.

Lo anterior debilita de forma importante a la jefa del Ejecutivo y lo que refuerza este hecho es que ayer, cuando dejaba el templete, en la primera fila del sillerío, estaban, entre otros, los coordinadores de Morena en el Senado de la República y la Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, respectivamente, así como la flamante dirigente del partido guinda y el secretario general de este instituto político, Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán y tanto el tabasqueño como el zacatecano, se cuadraron sin chistar con el retoño de López Obrador y no podía ser de otra forma si finalmente la reforma contra el nepotismo fue hecha para Andy López.

Cuando López Hernández y el diputado Monreal repararon en que la presidenta pasaba detrás de ellos, de plano ésta los dejó con la mano extendida apresurando el paso, con lo que les reiteró que si de por sí no los traga, pues ahora menos. ¡Qué tal!

MUNICIONES

*** Para el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, la suspensión arancelaria que anunció el presidente Donald Trump el pasado 4 de marzo no es algo como para festejar, ya que el gobierno de Estados Unidos “nos trae a toallazos y ahora habrá que esperar que sucede en 4 semanas, además de que preocupa la probable implementación de los aranceles recíprocos, que se refiere a lo que exportamos que no está incluido en el T-MEC”.

morcora@gmail.com