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Juana Peñate Montejo, originaria de Emiliano Zapata, Tumbalá, Chiapas, hablante de la lengua chol, consideró una idea errónea homogenizar las lenguas, como proponen lingüistas e investigadores, pues en la entidad hay diversas variantes dialectales, las cuales deben respetarse en su forma de escribir y hablar, así como entender su escritura.

En este sentido, dijo, “se está atentado contra los pueblos, porque están siendo violentados con la imposición de la escritura y la forma de hablar la lengua; nos están colonizando con la uniformidad de las lenguas. Nosotros, los pueblos, estamos en otra dinámica distinta a la de ellos”.

Chiapas, es un estado con mayor población indígena, con alto número de hablantes de los diversos idiomas originarios y con un gran rezago en todos los ámbitos. “Es un estado violentado, al no reconocer en su totalidad sus lenguas y culturas, violencia de territorio y de género”.

En su participación en tribuna de la Cámara de Diputados para conmemorar el 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas, mencionó que hay pocos hablantes de estos dialectos que toman decisiones en los espacios públicos por el racismo permanente y estructurado, así como por las condiciones educativas y culturales, las laborales, geográficas y políticas que no han permitido lograr posicionarlos.

Peñate Montejo precisó que, en lo regional con los pueblos ty’añob, la difusión y distribución de los recursos en materia lingüística-literaria y cultural, no han sido equitativas, en los actos oficiales sólo se manifiestan las lenguas mayoritarias y quedan relegadas el resto, como es el caso del ty’an, aun cuando se encuentra en el tercer sitio de las 12 lenguas reconocidas en el estado por la ley.

Las instancias correspondientes deben procurar a cada lengua su importancia y espacio, porque todas son importantes, “no hay mejores ni peores, todas tienen su propio ritmo y merecen un espacio digno de difusión con sus portadores”.

Hizo votos para que la cultura de los pueblos originarios se procure, visibilice y sensibilice; “no sólo lo bonito, no sólo el folclore, sino también la parte que nos duele”.

El Estado, subrayó, debe ser consciente de su presencia, debe darle seguridad a los niños y jóvenes, y que la mala historia que han tenido se reivindique. “Ahí el trabajo y la responsabilidad de las instituciones afines y de quienes están al frente, que distribuyan los recursos de manera equitativa, sin distinción alguna y con el reconocimiento de aquellas culturas que no han sido reconocidas por la ley”.

La hablante de la lengua chol puntualizó que México es un país pluricultural, pluriétnico, 68 lenguas, 68 ritmos, 68 formas de vivir y ver el mundo. Chiapas tiene 12 lenguas con sus diversas variantes dialectales reconocidas en la Ley General de los Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. De esas 12, “ahí estamos nosotros, los ty’añob”.

En esta región, expuso, el empoderamiento extranjero fue basto, brutal, se establecieron grandes fincas cafetaleras de alemanes, los primeros abuelos fueron mozos y esclavos, luego, la introducción de la religión que debilitó aún más nuestra cultura, la vestimenta, las fiestas, los rituales. Pero, aún así, la palabra de los ty’añob sigue viva.

Se manifestó por hacer conciencia humana de respetarnos, mirarnos ante la diversidad y comprendernos. “No niego que las instituciones han hecho algo de su trabajo; sin embargo, aún tienen lagunas”.