Uno de los temas que más llamó la atención en esta semana que concluye fue, sin duda, la graciosa designación que hizo la presidenta Claudia Sheinbaum del impresentable Hugo López Gatell como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que el exfuncionario “star” de la errática y fracasada gestión de Andrés Manuel López Obrador, está muy gustoso y sonriente haciendo maletas para irse a Ginebra en lo que será un viaje y estancia de placer, un premio por las muertes omisiones y burlas que desplegó el flamante e inteligente autor de la frase que está ya en la posteridad: “el cubre bocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que no sirve”.
Estamos en tiempos en que se premia la incompetencia y la ineptitud. En este caso, López Gatell debería rendir cuentas sobre la masacre que produjo por su pésimo manejo en la pandemia de Covid-19.
Lo raro es que Sheinbaum Pardo defienda al también llamado “doctor Muerte” ahora sí que “a capa y espada” y en sus gustadísimas y recientes “mañaneras del pueblo”, dijera que se trata de un muy buen funcionario que hará un gran papel en su encomienda. ¿Será?
Casi hasta con vehemencia, la jefa del Ejecutivo insistió en que ella y solo ella había hecho tan atinado nombramiento, pero ni aun así consiguió disipar las suspicacias que dejan cada vez más claro que el de Macuspana sigue gobernando y tirando “línea” a quien hoy vive en Palacio Nacional, misma que debe cumplirla sin chistar. O sea, la continuidad en esta errada y llamada cuarta transformación sigue.
Corría el año del 2020 cuando la entonces jefa de Gobierno de la CDMX admitió públicamente sus diferencias con el entonces subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, luego de que el doctor Muerte sugirió que la Ciudad de México regresara al semáforo epidemiológico rojo.
Pero no solo la entonces jefa de Gobierno capitalina pedían la salida de López Gatell de la subsecretaría; había varios gobernadores que pedían la salida de quien aspiró a la jefatura de gobierno de la CDMX.
Se sabe pues, que hubo entre estos ahora “mejores nuevos amigos” muchas más diferencias y que éstas cada vez escalaban más.
En una reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores, (CONAGO) hubo rispidez y desencuentros, a grado tal que la hoy presidennta tuvo que acudir ni más ni menos que a la Secretaría de Gobernación (Segob), a una reunión convocada por el entonces presidente de la Conago, el priista Juan Manuel Carreras, gobernador de San Luis Potosí, para ver si se podían sortear las evidentes diferencias que llevaron a Sheinbaum a no soportar a quien actualmente es todavía insoportable.
Quién iba a decir que el tiempo, -que todo lo cura- y una orden desde Palenque, iban a remediar esta difícil situación y la presidenta hasta honores le tiene que rendir a López Gatell.
MUNICIONES
*** El coordinador de la bancada del PRI en el Senado de la Repùblica, Manuel Añorve, habló sobre el desafortunado saldo del período extraordinario que fue sin duda atropellado, haciendo el partido Morena y sus rémoras, gala del “fast track” y tuvo una consecuencia nefasta para la democracia en un traje hecho a la medida de un Estado autoritario. Explicó que los legisladores guindas y sus rémoras, conformaron una llamada “Ley Big Brother del Bienestar”, una Ley Espía, en lo referente a la Ley Telecom. El oficialismo pretendió darle la la vuelta al artículo 109, sin embargo, quedó establecido que hoy la fuerza del Estado supervisará los contenidos en diferentes medios de comunicación, porque si no les parece, tienen la facultad de bajarlo y eso no puede llamarse más que una ley Censura. Por la puerta de atrás, los de Morena y aliados abrieron la creación de un sistema de información de espionaje vía el CURP biométrico, lo que les permitirá que el gobierno tenga toda la información de todos y cada uno de los ciudadanos, una radiografía en resumidas cuentas. “Es un todo para tener la información a la mano por medio de una ley espía, lo que representa un peligro para la ciudadanía porque dicha información puede caer en manos de la delincuencia organizada. Otro ejemplo de las muchas ilegalidades en las que incurre el oficialismo es que en la Ley de Lavado de Dinero, solo por sospecha y sin orden judicial, el Estado puede intervenir cuentas bancarias de quien sea. Y ojo, eso que dice el flamante José Peña Merino, mejor conocido no solo en esta errada y llamada cuarta transformación, ahora en su segundo piso, Pepe Merino, de que la CURP biométrica no es obligatoria, que se lo crean los fieles y ciegos seguidores de Palacio Nacional.