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La pesadilla del “sueño americano” es un drama humanitario.  El más grave de todos los tiempos. La necesidad de las personas las lleva a arriesgar el bien más preciado: la vida. Las fronteras norte y sur de México se han convertido en un gran cementerio.

Miles de personas, nacionales y extranjeras, cruzan a diario los ríos Suchiate y Bravo en busca de una mejor calidad de vida; huyen de la violencia e inseguridad de sus lugares de origen y de la crisis económica que los expulsó.

Por territorio mexicano, ciudadanos de 97 países tratan de llegar a Estados Unidos. En los últimos años, principalmente de Cuba, Venezuela, Haití, Nicaragua, Honduras y El Salvador, naciones gobernadas por autócratas y dictadores.  Lo que explica su necesidad de encontrar empleo, seguridad y libertad.

La aventura no es barata, va desde los 10 mil hasta los 60 mil dólares, según el lugar de procedencia; los asiáticos son quienes pagan más, sin ninguna garantía de llegar a su destino: “el sueño americano”. Paradójicamente, al huir de la pobreza y las amenazas de muerte en sus lugares de origen, empeñan la vida.

Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, revelan que, en muchos de los albergues a lo largo de nuestro país, los niños, niñas y adolescentes representan al menos 30% de la población migrante “y lo más lamentable es que la mitad de estos menores, viajan completamente solos”.

Hoy, los migrantes enfrentan, de nuevo, el rechazo de Donald Trump, presidente electo en Estados Unidos, quien confirmó que utilizará militares para la deportación masiva de migrantes indocumentados.

El amago va de la mano del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, pues lo usará como rehén para avanzar en su política antinmigrante y mantener a nuestro país como muro de contención igual que en 2019.

Que Donald Trump quiera expulsar a nuestros paisanos no es nuevo, tampoco justificable, sus antecesores también lo hicieron: George W. Bush deportó 2.2 millones; Bill Clinton 870 mil y Barack Obama 2.8 millones de personas.

Una vez más, como se registra en los anales de la historia México – Estados Unidos, los mexicanos considerados “ilegales” y en esta ocasión hasta los legales, serán remitidos a suelo azteca. Así sucedió entre 1929 y 1939 cuando fueron deportados 500 mil mexicanos, entonces se les llamaba repatriados.

Luego vendrían otros episodios similares al término de la segunda guerra mundial, la cancelación de los programas Bracero y “Espalda Mojada”, en este último el número de deportados entre 1950 y 1954 alcanzó la cifra de 3 millones 500 mil mexicanos.

De cumplirse la amenaza de deportar a nuestros compatriotas las industrias estadounidenses también resultarían afectadas. Las mayores pérdidas, se darían en los sectores financieros y de comercio, que representan 32.5% de la economía estadounidense, seguidos por fabricación y servicios, con base en la distribución por sector y la productividad de trabajadores mexicanos en Estados Unidos.

El reporte de la plataforma de empleo Apli, basado en datos del gobierno estadounidense donde se expone que 10% de la economía en Estados Unidos depende del trabajo de inmigrantes mexicanos, al generar más de mil 500 millones de dólares anuales. Destaca que el sector de la construcción sería el más afectado en la Unión Americana toda vez que de un millón 780 mil trabajadores con los que cuenta, 18 por ciento son de origen mexicano.

La alimentación también depende de los mexicanos, ya que 364 mil connacionales trabajan en la agricultura y pesca estadounidense, aunado a que 20% de los trabajadores dedicados al cultivo son mexicanos. Además, 16% de los trabajadores en restaurantes son mexicanos y 10% labora en los sectores de ocio, hospitalidad, transporte, minería, hidrocarburos, comercio y servicios profesionales.

Sin duda, nos esperan días de política dura y ruda. La migración ha vuelto al centro del debate político en la relación México – Estados Unidos. El gobierno de Claudia Sheinbaum, deberá cumplir con la exigencia estadounidense de ser el muro de contención de la migración. ¿O se atreverá a decirle que no?

Vericuentos

Xóchitl Gálvez y su partido político

La ex candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, confirmó que formará un nuevo partido político “con un mecanismo distinto, que rinda cuentas, que esté cerca de la gente, que no sean los mismos tranzas». Afirmó que existen dos tipos de personajes en la política: » los que se sirven de ella y los que llegamos por una razón de servicio» ¡Órale!

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