El gran reto que enfrentamos hoy es descifrar cuál es la auténtica Claudia Sheinbaum.
¿Es, acaso, la conciliadora que, ante empresarios de México y Estados Unidos, garantizó que se respetará el Estado de Derecho y que la reforma que deforma al Poder Judicial no atentará en contra de sus intereses?
O ¿es la que el más reciente viernes, en un acto de rebeldía autoritaria, se mostró orgullosa de no acatar una resolución judicial y, altanera, amenazó a la jueza que le ordenó “bajar” del Diario Oficial de la Federación la publicación de esa reforma judicial?
¿Es ella o, en su estilo, una copia de AMLO?
Aventuraré una hipótesis: Es ella.
Sheinbaum es más radical y, por supuesto, más estructurada que su antecesor…
… ¡quien ahora pareciera haber sido un títere de Sheinbaum!
¿Sofistas o hipócritas?
Una titular del Ejecutivo súper poderosa e inatacable, Jefa de Estado y del Gobierno, Comandanta de las Fuerzas Armadas que no respeta la ley, sin saber los límites del desacato constitucional, sin tener frenos ni contrapesos que la ayuden a, cuando menos, flotar para bien del país.
Porque decir una cosa y hacer lo contrario forma parte de la tradición de los políticos “a la mexicana”.
Puede usted llamarlos sofistas, hipócritas o hasta pacientes de una disonancia cognitiva, pero el hecho es que, en este caso que nos afecta a todos los mexicanos, la señora Presidente de la República actuó como La Chimoltrufia en menos de tres días.
Nada nuevo, por lo demás. El desacato a las órdenes de los juzgadores es ya una constante en la actuación de los seguidores de López Obrador. En lo que pareciera ser una paradoja, el mismísimo doctor en Derecho Ricardo Monreal, ha instado al INE, por ejemplo, a desacatar fallos judiciales que ralentizarían la celebración de las elecciones de ministros, magistrados y jueces y quizá hasta las postergarían para después de junio de 2025.
Del presidente de la mesa directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, ni qué decir cuando ha soltado aquello que “no hay poder en la Tierra que pueda detener” el engendro legislativo que acaba con la división de poderes y atenta en contra del Estado de Derecho.
¿Tan seguros se sienten que ya olvidaron que al entonces jefe del extinto DDF, Andrés Manuel López Obrador, le iniciaron juicio de procedencia para quitarle el fuero y meterlo a la cárcel por desacatar la orden de un juez?
No sucederá ahora, claro, porque Morena y secuaces del PT y del Verde obtuvieron una mayoría espuria que les regalaron los órganos administrativo y jurisdiccional en materia electoral.
“Haiga sido como haiga sido” ganaron… igual que aquél.
Además, y por si lo anterior fuera poco, poque ya sabemos que a los cuatroteros “no les salgan con el cuento de que la ley es la ley”.
Asusta a los mercados
Esta reciente decisión de la Presidente Sheinbaum y de sus asesores Ernestina Godoy y Arturo Zaldívar es un desacato y corrobora que ya estamos justo en medio de una crisis constitucional.
Estos últimos, Godoy y Zaldívar –muy controvertidos por sus antecedentes– deberían saber que, ante una inconformidad con una decisión judicial, lo correcto es interponer los recursos y medios de defensa correspondientes, en lugar de desacatar un mandato judicial.
¿Por qué no apelaron la suspensión de la reforma judicial ante un tribunal colegiado, permitiendo que sea esta instancia la que determine si la jueza actuó dentro de sus facultades legales?
¿Por qué la amenaza de Sheinbaum a la jueza?
¿Por qué la Presidente dejó asomar ese feo rostro de la represión y el autoritarismo, apenas un par de días después de haber mostrado ante los inversionistas reunidos en Palacio Nacional la linda carita del respeto a la legalidad?
Esas discordancias asustan a los ya de por sí temerosos –y con razón– mercados financieros, que cuidan el dinero de sus clientes inversionistas, muchos de ellos fondos de pensión bajo su cuidado.
Hay un conflicto de poderes, porque uno de los tres ha caído en desacato, peor aún, en prevaricato.
El Poder Ejecutivo Federal enseñó el cobre.
No conoce ningún principio general de derecho generalmente aceptado hasta por los huizacheros del ambiente. Claro, como decía un post de X hace unos días, ella no sabe de leyes –sus asesores sólo de politiquería–, pues ella es experta en que “las estufas de leña” no echen humo al aire
Muestra dos caras
“En cualquier país democrático que salvaguarda el Estado de Derecho, las objeciones a las decisiones judiciales se combaten agotando los medios de impugnación y no mediante amenazas de denuncias contra el emisor”, apunta en un comunicado la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED), tras advertir que la negativa de Claudia Sheinbaum a acatar la suspensión de la reforma al Poder Judicial presenta un “grave riesgo” para la protección de los derechos fundamentales de todos los mexicanos.
¿Es esta la Claudia Sheinbaum que va a dirigir el rumbo del país los siguientes seis años?
¿Un pueblo o sociedad que tampoco acate las decisiones y fallos de los juzgadores, siguiendo el (mal) ejemplo de su Presidente?
¿Con cuál de sus dos caras nos gobernará?
¿Conciliadora? ¿Autoritaria?
Ya investida de ese gran poder que da la Presidencia de México, no hemos descifrado cuál es la auténtica titular del Poder Ejecutivo Federal.
Indicios
Nancy Juárez Salas, la jueza que busca darle a Claudia Sheinbaum hasta 9 años de cárcel por haber caído en desacato, reaccionó a la demanda que toditito el gobierno de México le pondrá ante el Consejo de la Judicatura no se amilanó. Y como respuesta anunció que acudirá ante el Ministerio Público para presentar la denuncia correspondiente. * * * Por hoy es todo. Reconozco sinceramente que usted haya leído hasta aquí y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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