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Ante la aprobación de la reforma al Poder Judicial que obliga la realización de elecciones para seleccionar a ministros, magistrados y jueces, el coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira Valdez, realizó un simulacro este fin de semana, en el que demostró la complejidad e imposibilidad de realizar este tipo de sufragio para determinar de entre 4 mil 182 nombres, a los 648 nuevos funcionarios.

En el ejemplo, pensado en la Ciudad de México, en 2025, colaboradores, a manera de ciudadanos, esperaron turno para entregar credencial del INE a los funcionarios de casilla, recibir 25 boletas, que tendrían que depositar en 25 urnas; con mamparas que seguramente serán insuficientes, ya que tendrán que anotar, en el caso de ministros, 9 nombres de entre 81, más los de las otras 24 papeletas.

De igual manera, en la boleta para elegir jueces penales para la capital, se tendrán que asentar 189 nombre de entre mil 134 candidatos, lo que, durante la representación, generó confusión y hartazgo.

El ejercicio tomó en cuenta que los ciudadanos, al concurrir, tendrían que esperar largo tiempo por los que se encuentran en mamparas, por lo que en el salón donde se realizó se vio un rezago que generó molestia y cuestionamientos en las personas que seguían en fila.

Como votante, el abogado Miguel Ángel Sulub explicó que le tomó más de 4 horas concluir la escritura en la totalidad de las boletas; además, refirió que repartirlas en las 25 urnas tampoco fue fácil.

En tanto que el especialista en finanzas Mario Di Costanzo señaló que la experiencia fue desagradable, ya que con tantas boletas el espacio para escribir era insuficiente, leer los nombres le cansó la vista, porque como inconveniente olvidó sus lentes, y le cansó estar de pie anotando tantos nombres, le pareció poco legible.

Moreira Valdez reflexionó sobre la dificultad para procesar los votos, ya que aparecen varias opciones a contemplar por cada boleta.

Al concluir, señaló que los legisladores de Morena pusieron en la Constitución temas tan específicos que no se podrán cambiar, a menos que haya una nueva reforma.