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Con casi nueve meses de la nueva administración y en las vísperas de su Primer Informe de Gobierno, en Coparmex compartimos la preocupación de diversos sectores de la sociedad, ante el aparente estancamiento de la economía; confirmado hace unos días, con la revisión a la baja por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sobre el nulo crecimiento del Producto Interno Bruto para el segundo trimestre del año.

La cifra del 0.0 por ciento de crecimiento, con datos ajustados por estacionalidad, rompe el segundo planteamiento hecho por el Presidente; ya que sin crecimiento económico, no hay riqueza que distribuir en la población. Aquí yace la gravedad de una economía que no crece.

Más allá de las explicaciones técnicas detrás de este dato, hay que señalar a la falta de confianza y certidumbre como el principal responsable de este precario desempeño de la economía.

A nadie escapa que las acciones del Gobierno de México –como la cancelación de obras y contratos, la terminación de instituciones o la excesiva concentración en el poder presidencial– han generado un clima de desconfianza, que a la postre, obstaculiza el crecimiento.

En Coparmex, hacemos un respetuoso llamado al Gobierno de México, para trabajar en revertir esta alarmante tendencia de nuestro crecimiento. A fin de recuperar su dinamismo, urgentemente, México necesita volver a ser sinónimo de certidumbre y confianza.

Certidumbre en las reglas, a través de leyes estables, aplicadas de forma consistente y con condiciones parejas.

Confianza, mediante el cumplimiento de los contratos por actores públicos y privados.  Es decir, predictibilidad para las inversiones, especialmente las de profundo calado y las de largo plazo.

Falta mucho por hacer, pero con certidumbre y confianza, es posible generar las condiciones que nos permitan transitar del crecimiento inercial de los últimos 30 años, hacia una nueva etapa de crecimiento sostenido.

Tenemos que propiciar la llegada de nuevas inversiones productivas y, con ello, abrir la puerta de más empleos y más desarrollo tecnológico, sobre todo en los sectores estratégicos de la economía como el energético y el de la construcción.

El objetivo es liberar el potencial de nuestra economía, como un medio para propiciar el desarrollo, abatir la pobreza y alcanzar una mejor calidad de vida para las familias mexicanas.