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Decía Lenin que “hay décadas donde no pasa nada y semanas donde pasan décadas”.

En suma, lo que expresaba el revolucionario bolchevique es que en grandes trasformaciones se acelera el tiempo social.

Pero a don Iván Illich se le escapó que también hay semanas en las que se dan décadas de retrocesos.

Esta es una de esas semanas en México.

El marco temporal en el cual el Legislativo del que Morena se ha apoderado con malas artes va a aprobar uno más de los caprichos y vendettas de López Obrador: la desaparición radical del Poder Judicial, tal y como lo conocemos.

Venganza caprichosa, en efecto, que pone en riesgo no sólo a los debidos contrapesos que en una democracia deben existir entre los Poderes de la Unión, incluso la estabilidad económica nacional y, por si fuera poco, las relaciones con nuestros socios comerciales, Canadá y Estados Unidos, así como con muchas otras naciones del planeta.

Votar por jueces, magistrados y ministros no destierra en automático a la corrupción.

Ya elegimos presidentes, senadores, diputados y gobernadores y pocos, muy pocos, tienen las manos limpias.

La elección no elimina la corrupción.

¡La alimenta!

*  *  *

Decepcionó la guapa Luisa María Alcalde.

Si iba a ir a San Lázaro en calidad de porrista de López Obrador, se hubiese vestido con falda cortita, cortita y llevado pompones.

La hubiésemos querido ver haciendo piruetas y danzando.

Pero no. Se vistió como siempre.

No hizo cabriolas ni contorsiones.

Sólo el “ a la bio, la bao, la bim, bom, bam, AMLO, AMLO, ra, ra, rá”!

Para la próxima, ojalá que la guapa señora sí use minifalda y pompones.

¡Y que lleve amigas!

Para que el show sea completo, ¿no cree usted?

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Pues con la novedad de que “la nueva política” enarbolada por el góber de Nuevo León, Samuel García, nos salió más, mucho más corrupta que “la vieja”.

El reportaje recién publicado por la revista mensual Proceso revela las cantidades megamillonarias que sus despachos presuntamente han “lavado” de la delincuencia organizada.

Sobrino de un destacado capo del llamado Cartel del Golfo, se le liga ahora con el de los Beltrán Leyva, al cual habría servido de “lavadora de dos patas”, como dijo aquel.

Bien dicen que lo pendejo y el dinero no se pueden ocultar. Y el propio muchacho se ha encargado de ventilar sus riquezas, por ejemplo, al ventilar la adquisición de un terreno de 18 hectáreas en el municipio que cobra el más alto impuesto predial del país: San Pedro Garza García.

Ahora a ver con qué tiktok responde García.

@AndySKBrown1