A estas alturas no hay que desestimar la reacción que los herederos de “El Mayo” Zambada puedan adoptar, luego de que los llamados “Chapitos” secuestraran al capo, de acuerdo con la carta dada a conocer por el abogado de quien dice haber sido emboscado, cubierto con un paño negro y llevado en contra de su voluntad a los Estados Unidos donde será juzgado por los crímenes cometidos a lo largo de una carrera delincuencial que suma cinco décadas.
¿Se quedarán cruzados de brazos “El Mayo Gordo” y “El Mayo Flaco”?
Son ambos quienes se vislumbran disputarán encabezar a la organización, primero, y después, ya reorganizados, irán en contra de los secuestradores de su padre.
López Obrador ha dicho que le importa que no haya violencia.
Pero a estas alturas del sexenio se ve harto difícil que pueda negociar una pax narca, como la que fallidamente intentó con sus “abrazos y no balazos”, sobre todo porque uno de los suyos, Rubén Rocha Moya, habría participado en la celada al capo.
Lamentablemente, lo que espera al país, a Sinaloa y a Culiacán será un terrible derramamiento de sangre.
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Por cierto, el texto de la carta que el abogado Frank Pérez difundió en nombre de “El Mayo” tuvo mucho mayor difusión que la autodefensa que hiciera el mandatario de los sinaloenses.
Esta fue la que acaparó las primeras planas y los encabezados principales de los diarios que se imprimen en la capital del país, relegando a un segundo plano las declaraciones auto exculpatorias de Rubén Rocha.
Y es que el político morenista carece de credibilidad en la materia, luego de que él mismo admitiera en una entrevista con Carlos Loret que para gobernar Sinaloa es necesario hablar con “los señores”.
También porque en declaraciones de una ex colaboradora de su campaña por la gubernatura –ahora refugiada “en el otro lado”– que fueron recogidas por el periodista Héctor de Mauleón se evidenció que, junto con Américo Villarreal, hacía viajes a la sierra y de ella bajaba con maletas repletas de efectivo que, supuestamente, le habrían entregado los delincuentes para que llevara a cabo sus labores proselitistas.
Ello, claro, además de la proverbial falta de credibilidad en lo que dicen los políticos.
Y si son de Morena ¡tantito peor!
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Mientras la opinión política se entretiene con el contenido de la carta arriba referida y con los alcances que ésta pudiera tener hasta Palacio Nacional, en el PRI se dio la reelección de Alejandro “Alito” Moreno en la presidencia nacional de ese instituto político.
Sin impedimentos, además, porque el INE se ha visto lento en eso de procesar las quejas que interpusieron Dulce María Sauri, Enrique Ochoa –ambos exdirigentes nacionales– ¡y hasta el no priísta Aurelio Nuño!, para echar abajo la modificación de los estatutos que ahora contemplan la posibilidad de reelección.
Y como en política lo que cuenta son los resultados, frente a sus impugnadores Moreno resultó ser más cabrón que… campechano.
@AndySKBrown1