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No es necesario trasladarse hasta Caracas para ver como opera un fraude electoral si en las narices de los habitantes de CDMX acaba de darse uno de tamaño monumental.

Todo empezó el más reciente viernes a las 21:00 horas. El Tribunal Electoral local citó a sesión a las 22:00 horas, 60 minutos después. Un sabadazo en toda la forma.

Por capricho de AMLO y obediencia ciega del Senado, dicho Tribunal sólo tiene dos magistrados –se requieren cuatro para el trámite que están a punto de llevar a cabo–, quienes habilitaron a un par de funcionarios judiciales para que emitieran un fallo sobre el número de plurinominales que obtendría cada partido contendiente en los comicios del 2 de junio para conformar el Congreso de la capital de la República.

Y dieron visto bueno al cambio de partidos de algunos de los candidatos triunfantes antes de que el órgano legislativo estuviese instalado, con lo que Morena y aliados obtuvieron una sobrerrepresentación que no corresponde al número de votos que obtuvieron en Ciudad de México.

Un ensayo de lo que muy seguramente hará el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego de que el INE avale que el oficialismo tenga más legisladores en San Lázaro de los que constitucionalmente le corresponden.

Así funcionan las dictaduras. Valiéndoles madre la Constitución, las leyes y la ética política. Arrasan con todo. De verdad.

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El de ayer, de acuerdo con el Evangelio de AMLO, no fue un “lunes negro”. Pero tampoco “blanco”, como peroró desde su púlpito en Palacio Nacional.

Instalado en una “nube rosa” donde “todo está bien, requetebién”, López Obrador ve todo del mismo color que nubla su vista: rosa.

La caída del valor del peso, la del índice de la Bolsa Mexicana de Valores “no nos afecta tanto porque nuestras finanzas están muy fuertes”, dijo en su mañanera de ayer.

Habló de las reservas internacionales del Banco de México –depositadas en la Reserva Federal estadounidenses, aunque eso no lo dijo– que ascienden a 221 mil millones de dólares, lo que en sus palabras da fortaleza a la moneda nacional.

Color de rosa, pues.

Crisis cromática que no es negra, ni blanca, ni rosa, tal vez roja, eso sí.

Ah, por cierto. Para no variar, Claudia Sheinbaum, la próxima “mejor presidente del mundo mundial” respaldó los dichos de su “destapador” y principal sostén.

Sólo que ella no ve la crisis color de rosa, sino fucsia.

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Se ha derramado tanta sangre en Tamaulipas que los servicios asistenciales no se dan abasto.

Tal vez por eso fue por lo que ayer un ciudadano robó una ambulancia en Brownsville y la cruzó precipitadamente a Matamoros.

Lástima que no consiguiera su propósito, pues a final de cuentas estrelló el vehículo en una de las barreras que están colocadas en la garita fronteriza del lado mexicano.

@AndySKBrown1