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De pronóstico reservado estará el berrinche que hará hoy en su gustadísimo “stand-up” mañanero el presidente Andrés Manuel López Obrador por la marea, la gigantesca ola rosa que cubrió ayer la plancha del Zócalo capitalino de la Ciudad de Mëxico y sus inmediaciones en defensa del Instituto Nacional Electora, (INE) y del voto ciudadano. Ya si lo reprime o  no, será cosa del tabasqueño, pero una cosa sí es segura, la bilis quedará derramada.

Y es que de nada le valió al inquilino de Palacio Nacional la serie de desaires y hasta majaderías que intentó a lo largo de toda la semana pasada, a saber: ataques de  nueva cuenta al Poder Judicial. Además, intentó apagar por todos los medios a su alcance, especialmente con el expediente Genaro García Luna, el nuevo escándalo que se cierne sobre la cabeza de la ministra-bachiller-cachirula, Yazmin Esquivel Mossa, sin conseguirlo, aunque según él, esto ya no sea nota.

Luego, en la ceremonia del Día de la Bandera, tremenda grosería le hizo al ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Jorge Mario Pardo Rebolledo, a quien de última hora le avisaron que no podría hacer uso de la palabra durante dicho evento, pese a ser enviado directo de la ministra presidenta del máximo tribunal, Norma Lucía Piña, con quien el Ejecutivo tiene una relación tan fría como distante.

Desde luego, no podía faltar el remate cuando por inexplicables razones, López Obrador, en una más de sus caprichos, no izó la bandera nacional en el asta del Zócalo capitalino, cuando la norma dicta que lo tiene que hacer los 365 días del año, así como lo insultos sin razón que lanzó el tabasqueño en días pasados al ministro en retiro, José Ramón Cossío, a quien llamó “corruptazo”. Tampoco López Obrador tiene la exclusividad de insultar a quien sea y menos de señalar de corrupto a quien se le antoje, porque él, como dicen los legisladores de su partido, “tiene la cola muy larga”, ¿o no?

De una vez por todas, el de Tepetitán debería entender que él no es dueño ni de Palacio Nacional, ni del Zócalo y menos aún de la libertad de expresión. Y la pregunta es: ¿qué habrá sentido el tabasqueño cuando la plancha del Zocalo se inundó con la consigna: “¿fuera López?”

Se vieron familias completas y personas de la tercera edad que con todas sus limitaciones, llegaron hasta lo que es considerado el corazón de la Ciudad de México. Es más, por ahí, unas mujeres desplegaron una cartulina con la leyenda: “no somos fifís, vivimos en Tláhuac”, pidiendo se investigue hasta el fondo la tragedia registrada en la Línea 12 del Metro el tres de mayo del 2021.

En la cara se le estrelló al tabasqueño, -que se fue a refugiar a Yucatán-, la manera en que manifestantes exigieron a la Suprema Corte de Justicia de la Nación revertir el tristemente famoso Plan “B” de la reforma electoral lópezobradorista, que la semana pasada fue aprobada ern el Senado de la República, faltando solo que López Obrador la publique en el Diario Oficial de la Federación para que entre en marcha, pero también para que lluevan amparos y se presenten recursos de inconstitucionalidad que presentará el Bloque Opositor.

La víspera de esta multitudinaria manifestación, de nada sirvieron los mensajes y descalificaciones que hicieron los incondicionales del presidente, como el dirigente de Morena, Mario Martín Delgado o el senador César Cravioto, a quién por cierto más de uno quiere preguntarle qué pasó con los recursos de la reconstrucción después del sismo de septiembre del 2017. Ambos, a coro, repitiendo lo dicho en muchas ocasiones por López Obrador, que la de ayer seria una manifestación a favor de García Luna y del expresidente Felipe Calderón.

Una difícil misión se dejó en las escalinatas de la Suprema Corte, cubierta de flores blancas y rosas:  que el Plan “B” se vaya a donde pertenece, al basurero de la historia como lo dijo en su intervención la periodista Beatriz Pagés y que el máximo tribunal de la Nación sepa responder a la confianza depositada en él y se revierta dicho Plan, como lo subrayó el ministro José Ramón Cossío quien también indicó que sabe perfectamente bien a las presiones a las que han sido sometidos los ministros de la SCJN y ¡vaya!      que lo ha demostrado el propio López Obrador, que pensó que teniendo de su lado al expresidente de dicha Corte, ya tenía todo resuelto a su favor.

MUNICIONES

*** Grupo Lamosa presentó los resultados de su gestión al cierre del 2022, mismos que destacan por el crecimiento anual de sus ventas totales en 30 por ciento y de su utilidad neta en 23 por ciento.

*** Ante un posible segundo caso de plagio, ahora de un trabajo de titulación de doctorado en derecho por la Universidad Anáhuac, de parte de la ministra cachirula Yasmín Esquivel, la organización civil,  México Justo, considera una burla el hecho de que la Suprema Corte no se haya pronunciado ya al respecto para exigir la renuncia de la señora Esquivel de Rioboó, que por cierto, intentó amordazar a la UNAM para que no haga pública su sentencia sobre lo que es ya sin duda, un doble plagio. También dicha organización lementó de hasta el momento, tampoco se haya pronunciado el Senado de la República.

***A las críticas hechas por el periódico norteamericano “The Washington Post”, se sumó también el diario “Financial Times”, al señalar que: «el razonamiento de López Obrador (plasmado en su famoso Plan “B”) para mutilar una de las instituciones mexicanas más populares y respetadas es endeble»  y que como no pudo revivir la reelección presidencial, entonces el tabasqueño está empeñadísimo, obsesionado en dejar a un sucesor al que pueda manejar a su antojo para seguir gobernando. Bueno, en esta parte no se puede soslayar a la flamante jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien se promociona de cara al 2024 haciendo énfasis en que es la más cercana a López Obrador. Pero como por los corrillos políticos corre el rumor de que es cada vez más claro que ella no será la candidata presidencial de Morena, pues el tabasqueño ya echa mano de otro de sus cercanos y se dice que o es precisamente el no menos flamante secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. ¿Será? “The Economist” recuerda que el inquilino de Palacio Nacinal comenzó su carrera política como un activista del PRI en la década “dorada” de los setenta, antes de unirse a un nuevo partido de izquierda, que fue en un principio el PRD y de ahí, fundó Morena. “Ahora, parece decidido a resucitar algunas de las peores tradiciones del PRI” y sí, eso es totalmente cierto, amén de que el autoritarismo le brotan por los poros.

morcora@gmail.com