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La moneda mexicana tiene una serie de problemas externos e internos para transitar por la senda del fortalecimiento. El peso, por supuesto, está muy dependiente del reporte de inflación estadounidense. La expectativa es que en términos anuales esta variable supere el 7.0%, y dado los recientes datos del mercado laboral, aumentarán las apuestas de que la FED tendría que subir su tasa de interés tan pronto como marzo. Esto podría ejercer algo de presión sobre la moneda mexicana. También será noticia todo lo vinculado a Ómicron, con los récords de contagios diarios y las restricciones que imponen los países para contenerlo, en particular destaca la situación en China y su política de cero-Covid. El tema geopolítico será relevante con las conversaciones sobre la crisis entre Estados Unidos y Rusia, una reunión del consejo Rusia-OTAN, así como la situación en Kazajistán. Por último, el inicio de la temporada de reportes corporativos en EU correspondientes al cuarto trimestre del año, que permitirá evaluar si las empresas en EU muestran signos de agotamiento en la recuperación de sus beneficios e ingresos. Dado lo anterior, durante la semana la moneda mexicana podría fluctuar entre los $20.25 y $20.75 spot.