En las postrimerías de su muy errada gestión, el presidente Andrés Manuel López Obrador, a sabiendas de que tiene en sus manos la llamada construcción del segundo piso de esta errada y llamada cuarta transformación y manejará a placer a Claudia Sheinbaum, siguió con su plan de aniquilar a todos y cada uno de sus enemigos y ahora ha dirigido sus baterías ni más ni menos que a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña.
Y como no le funcionó el haber enviado la semana pasada a la ministra “pirata” Yazmín Esquivel a pedir la renuncia de Piña Hernández, ahora aprovechó que la presidenta de la SCJN, durante la clausura del Encuentro Nacional por una Agenda de Seguridad y Justicia, hubiera pedido diálogo tanto con López Obrador como con Sheinbaum Pardo para revisar la preocupante reforma al Poder Judicial que el tabasqueño quiere concretar al precio que sea y no duda en manifestar una u otra ocurrencia como aquella de que quienes aspiren a ser jueces, no necesitarán la experiencia como requisito.
La ministra Piña solicitó que los ministros puedan presentar sus propias conclusiones de los 14 foros que llevó a cabo el Poder Judicial, se realizaron para analizar este controvertido tema.
Específicamente convocó: “la realidad es que la reforma no aborda el problema de raíz. Por eso, quiero aprovechar esta oportunidad para invitar, tanto al presidente López Obrador, como a la virtual presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, a sumarse a este diálogo plural, y a que nos abran la puertapara que podamos compartirles los hallazgos de este Encuentro Nacional y analizar así, cómo afecta la reforma no sólo el futuro de la justicia, sino de todo nuestro país”.
Sin embargo, ante la solicitud de la presidenta de la SCJN, López Obrador la vio por encima del hombro, y eso que se declaró en su gustadísimo “stand-up” mañanero, chairo y naco, dos “cualidades” que lo vinculan con el “pueblo bueno y sabio” y conste que así se definió él mismo, y lo rechazó de manera contundente, voz a la que se sumó, desde luego, la futura presidenta de México, que está más que demostrado que solo responde a la voz de su jefe.
En todo caso y así como una graciosa concesión, el tabasqueño dijo que los ministros podrían reunirse con la flamante secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, sí, esa que se atribuye funciones que no le corresponden y está muy metida en el tema de lograr la sobrerepresentación de Morena y sus rémoras en el Congreso de la Unión. Valiente interlocutora.
MUNICIONES
*** Y sobre esta controvertida reforma, la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz envió un mensaje a Palacio Nacional y aseguró que la experiencia de ministros y juzgadores, -requisito que López Obrador quiere quitar porque según él, no es tan difícil suministrar justicia-, no equivalen a corrupción. Durante su participación en los Diálogos Nacionales para la Reforma del Poder Judicial que se llevaron a cabo en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la excandidata presidencial de la alianza “Fuerza y Corazón por México”, se pronunció en contra de la propuesta de desmantelar la carrera judicial federal, pues es indispensable contar con conocimiento, experiencia y honestidad. “La popularidad no debe sustituir al mérito y lo digo claro y fuerte que se escuche hasta Palacio Nacional, la experiencia no es igual a corrupción. Por todo esto, no estoy de acuerdo en que se elijan por voto popular a los ministros ni los jueces y magistrados de la Federación”, aseguró. Gálvez Ruiz señaló que para tener la tan anhelada justicia para los mexicanos, se requiere una reforma integral que atienda la prevención del delito, con educación y justicia cívica, atención a los sistemas de procuración de la justicia estatal y federal y una reforma al Poder Judicial pero sin odio y sin venganza, poniendo en el centro la justicia para las víctimas. “Que quede claro, estoy aquí abierta al diálogo porque quiero una reforma judicial inteligente y sensata. Una reforma judicial que sirva al pueblo y se los digo de corazón: quiero el éxito de la futura Presidenta de México, si ella gobierna bien y gobierna para todos, le va a ir bien a nuestro país”, finalizó.
*** ¿Ver proyectos de infraestructura para Nuevo León? No, eso es muy poco creíble. Más bien tarde se le hacía al gobernador Samuel García para ir a ver a la virtual presidenta electa y lo hizo acompañado de su esposa Mariana Rodríguez, quien perdió la alcaldía de Monterrey porque entre otros errores, supuso que su campaña “fosfo-fosfo” y su peso como influencer le bastaría para llegar a la presidencia municipal de la capital neoleonesa. Por las redes, Samuel García difundió una fotografía donde aparecen los tres, como si eso le fuera per se, a proporcionar fuero. “La felicité por convertirse en la primera Presidenta de México, un logro histórico que no debe dejar de reconocerse”, puso el gobernador.
*** Y otra a la que también se le hacía tarde, pero para otra cosa, es a la aún secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, quien en entrevista, dejó ver sus aspiraciones para convertirse en la próxima líder nacional ni más ni menos que de Morena “Sería un honor”, dijo hasta sonriente al tiempo que reconoció que eso dependería del Congreso nacional morenista y, lo más importante, “si el presidente lo decide, esperemos que sí”. Alcalde soslaya los muchos problemas a los que se enfrentaría porque su aspiración representa un reflejo más de las profundas divisiones que hay en el partido guinda. De entrada, al enterarse, el aún líder del morenismo, Mario Martín Delgado de las intenciones de la titular de la Segob, alzó la ceja en señal de reprobación porque él supone que la responsable de la política interna está muy, pero muy lejos de llenar sus zapatos y como prueba, enarbola los triunfos que obtuvo su partido en las elecciones del pasado 2 de junio. Quizás en el fondo, Delgado Carrillo quiere impulsar a la flamante secretaria de dicho instituto político, Citlalli Hernández, quien a su vez, se creé con el derecho de ser la sucesora de Mario Delgado en el CEN morenista. ¿El dúo Delgado-Hernández le pondrá piedras en el camino a Alcalde? A ver si se atreven a hacerlo porque si López Obrador decide impulsarla, entonces la defendería contra todos, además de que la palabra del gran Tlatoani, es la última y la definitiva, ¿o no?