En la lucha rumbo al cambio de mando en la gubernatura del Estado de México, a casi un mes de la celebración de la jornada electoral (4 de junio), la profesora texcocana y ex secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, saca dos cuerpos, por lo menos, a la cabalgadura de la priista Ale del Moral (así la llaman sus correligionarios flojos que no pueden llamarla Alejandra, su nombre de pila).
De acuerdo con encuestas de las empresas más serias dedicadas a medir la popularidad de los y las políticas, la ventaja la lleva hasta ahora – dos de mayo- la luchadora texcocana, candidata de Morena, un movimiento que pegó duro desde el principio en el ánimo de los mexiquenses, tanto que nadie podrá convencer a Delfina y a los mexiquenses, que ella perdió ante Del Mazo Maza…
Paulina Alejandra del Moral Vela, nombre completo de Ale, no prende, no enciende, como el pabilo mojado de una vela de parafina. Parece que el pariente la propuso para eso. Para que no prendiera en el gusto electoral de los mexiquenses, y más en el de las mexiquenses. Obviamente que los ayudantes del equipo de campaña pripanista le asegurarán, con todas las del oficio, que Ale va adelante, que Ale ganó el primer debate, que Ale tomará posesión de la gubernatura. Claro que lo hará si, como durante casi un siglo, el PRI se impone poniendo en práctica todas las mañas del fraude electoral. Y están decididos a hacer que Ale gane las elecciones, aunque el equipo de Delfina no va con las manos amarradas. También tiene lo suyo.
Y no es que no sea estudiada. Es licenciada en derecho por obra y gracia de los padres jesuitas de la UIA (¿Ibero ves?) y maestra en Administración y Políticas Públicas por el ITESM, de Eugenio Garza Sada, millonario empresario, cervecero y filántropo.
Pero no se lleva con la indiada de la entidad que busca gobernar. Los habitantes mexiquenses, en su gran mayoría indígenas de los grupos Mazahua, Otomí, Nahua, Tlahuica y Matlatzinca, no le llaman; no huelen a Victoria Secret, por lo menos. Sudan mucho, a pesar del frío, y apestan, El sentido del olfato de la priista, o mejor dicho pripanista, es finísimo.
Pero bueno. También puede ser que su jefe, su padrino, el gobernador Alfredo del Mazo Maza, el último de los mohicanos de Atracomucho, no le de gran apoyo, porque le debe mucho al presidente López Obrador y le debe mucho a la sociedad mexiquense, desde que era miembro prominente de la corte Hankiana, del Grupo de políticos y empresarios, invasor de esas tierras frías en las que mana leche y miel, pero que la leche y la miel han sido para muy poquitos. Para los de Atracomucho. La inmensa mayoría ha tenido que conformarse con nopales, peneques, sopes, tostadas, gorditas, tlacoyos, panuchos, huaraches y memelas, entre otras delicias, por cierto.
Como dicen en mi datcha, a sólo un mes de 31 jornadas, se despejarán todas las dudas. Entonces veremos de qué cuero salen más correas.
Pero vayamos a otra dolorosa realidad de este país de los dolores. En México hay, hasta ahora, unos 21 mil niños y niñas, y adolescentes, en las listas de las personas que no aparecen, o aparecen cadavéricas. En el Estado de México, están enlistados 4 mil 485; en Tamaulipas, 2 mil 115; en Jalisco, 1,538, en la CDMX, 1,531, y en Nuevo León, 1,304.
Son muchos infantes y adolescentes que salieron y no regresaron a su casa. Qué va a hacer la que gane las elecciones del 4 de junio en el Estado de México.
A propósito, familiares de desaparecidos han convocado a la Décima Segunda Marcha de la Dignidad Nacional, para el próximo 10 de este mayo, encabezada por madres que buscan a sus hijos. La marcha, citada para las 10 horas del miércoles 10, correrá del Monumento a la Madre hacia el Ángel de la Independencia.