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Estamos de regreso.

El manotazo tanto en la mesa de la Casa Blanca como en la DEA, fue contundente. No es ninguna novedad que el gobierno de los Estados Unidos y sus agencias de inteligencia, están hartos de la “política” para combatir la inseguridad y la delincuencia organizada de esta errada y llamada cuarta transformación y que se resume en una frase que sigue prevaleciendo aún después de haber aprehendido ni más ni menos que a Ovidio Guzmán, conocido también como “el Ratón” y ésta es la de “abrazos no balazos”.

Una vez que se supo la noticia, se empezó a especular respecto a que esta captura fue un regalo para el gobierno de Washington, sobre todo ahora que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden estará en nuestro país, junto con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el marco de la Cumbre de los Líderes del Norte, y a cambio, el mandatario estadunidense ofreció llegar al Aeropuerto Internacional “Felipe Angeles”, no así su esposa, Jill Biden, que arribará a la terminal aérea de la Ciudad de México.

Otra versión apunta a que el gobierno del vecino país del norte, presionó y presionó hasta que consiguió que el presidente Andrés Manuel López Obrador no tuviera más remedio que capturar a Ovidio Guzmán. Entonces, no solo por las “exbenditas redes sociales”, se habló de una presunta traición del tabasqueño al Cartel de Sinaloa y que esta organización delictiva iría ahora por el desquite. ¿Será?

En fin, el caso es que de cualquier manera, quienes han pertenecido al FBI o a la DEA, coinciden en algo: en que no precisamente emulando a su padre, Joaquín “el Chapo” Guzmán, “el Ratón” podría escapar del penal del Altiplano, a donde fue llevado con diagnóstico de depresión y ansiedad.

Coinciden los especialistas en que como Ovidio es mexicano y aquí en nuestro país no está acusado prácticamente de nada, -los cargos son en Estados Unidos-, tendría oportunidad de dar largas e interponer amparo tras amparo para posponer su deportación al vecino del norte, lo que se podría llevar en promedio, algo así como dos años mínimo.

De ahí la prisa que tiene el gobierno de Washington para llevarse al hijo del “Chapo” Guzmán, por lo que es de esperarse que cuando el presidente Biden sea recibido por López Obrador y éste último se suba al vehículo conocido como “la bestia” para conversar “en corto” con su homólogo norteamericano, se toque este tema y escuche la insistencia de Biden para llevarse a “el Ratón”, pues finalmente el mandatario estadunidense cedió y al final accedió llegar al AIFA, esto también en una dinámica en la que se supone que se quieren recomponer las relaciones entre México y Estados Unidos, que han tenido algunos devaneos, que iniciaron cuando el tabasqueño no felicitó a Biden por su triunfo; luego vino la aprehensión del exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, situación de la que finalmente salió bien librado el general y aquella supuesta amistad entre, casi hermandad, entre López Obrador y el expresidente de EU, Donald Trump.

No es osado que otro punto que toque Biden sea precisamente el que el inquilino de Palacio Nacional cambie su famosísima e irracional frase de “abrazos, no balazos”, por una real estrategia de combate a la inseguridad y a la delincuencia organizada y en esto último tendrá mucho que ver cómo le va al tabasqueño cuando el presidente Biden haya estado en la frontera entre México y Estados Unidos, en Ciudad Juárez, donde por cierto, también se han registrado acciones muy violentas.

Por otra parte, especialistas en cuestiones de delincuencia organizada, coinciden en señalar que sin pretender restarle mérito a esta acción  que derivó en la captura de Ovidio Guzmán, no resulta suficiente en un escenario en el que nuestro país se convulsiona y debate en medio de una galopante y creciente inseguridad y muerte. En todo caso, si esta errada y llamada cuarta transformación actuó, fue porque así lo exigió el gobierno de Estados Unidos, que con algo habrá amenazado a López Obrador, cuestión de recordar un detalle que no debe perderse de vista.

En junio del año pasado, los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, acusaron al presidente de México de tener vínculos con el crimen organizado. Acto seguido, el inquilino de Palacio Nacional los emplazó a presentar pruebas y les envió el mensaje, visiblemente enojado de que él no es Felipe Calderón. Eso sí, la obsesión que tiene el de Tepetitán por el expresidente, ya toca el límite de lo delirante, pero es previsible que no tendría otra forma de empezar el año.

Incluso, López Obrador acusó al senador Cruz y dijo tener pruebas “de que a él (Cruz), le han dado dinero los que están a favor de la fabricación de armas en Estados Unidos y que no haya ninguna prohibición para la venta, yo tengo las pruebas”. Este suceso no escaló a más pero ahora, vuelve a tomar vigencia. Y otro asunto aparte, es que habrá que ver cómo se desarrolla la Cumbre de los Líderes del Norte, que por cierto, también le queda muy, pero muy grande a López Obrador.

MUNICIONES

*** Alguien muy gustoso se está frotando las manos luego del trágico acontecimiento del sábado pasado, cuando se registró un choque de trenes en la Línea 3 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que dejó un saldo de una mujer muerta y muchos heridos, cuando la flamante jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, como es ya su costumbre, dejó botada la casa y se fue de campaña a Michoacán, de pasada a comer carnitas y se tuvo que regresar en un helicóptero que le facilitó el gobernador de aquella entidad, Alfredo Bedolla y de ahí de la manera más estoica posible la siempre eficiente funcionaria hubo de resistir la andanada de críticas y señalamientos que le llovieron “duro y tupido” por otra tragedia que bien puede atribuírsele a ella, a su irresponsabilidad. Como es la vida, el “negrito en el arroz” para la jefa de Gobierno se llama Metro, sistema de transporte que, como puede observarse, será su tumba política ya que de entrada, la está alejando de la ansiada candidatura presidencial de Morena. Bueno, pero ¿quién será el que se esté frotando las manos? Obvio, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, que tendrá activa participación en la Cumbre de los Líderes del Norte, especialmente como traductor y edecán oficial.

*** En una acción muy similar a la que desplegó el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump hace 2 años, ciudadanos brasileños que apoyan a Jair Bolsonaro, tomaron las sedes de los Poderes de manera violenta. El presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, en un discurso, señaló que los fascistas pagarán con la fuerza de la ley este acto a todas luces antidemocrático. Por su parte, el canciller Ebrard, por las redes, manifestó “pleno respaldo de México al gobierno del presidente Lula, electo por voluntad popular”.

morcora@gmail.com