Los últimos reportes de la Secretaría de Salud en torno a la ocupación hospitalaria por el covid 19, muestran que en lo relacionado con la atención a pacientes en situación crítica, la Ciudad de México, Baja California y el Estado de México son las entidades con la mayor demanda y, por ello, contar con ventiladores, entre otros equipos, es una necesidad apremiante que se debe satisfacer para proteger el mayor número de vidas posible.
Por ello fue notable el gran esfuerzo de responsabilidad social que un importante grupo de empresas, entre las que destaca Grupo Televisa, hayan donado al gobierno federal 200 respiradores elaborados por la empresa holandesa Phillips.
En una coyuntura especialmente preocupante, ya que los casos confirmados de Covid se siguen acumulando, es importante que el gobierno federal y la iniciativa privada -más allá de las diferencias que mutuamente han expresado en los últimos días sobre la fantasmagórica crisis económica que se avecina-, conjunten esfuerzos porque lo que está en juego es la vida de miles de mexicanos.
No en balde, este gesto solidario motivó el reconocimiento del Centro Mexicano para la Filantropía y de la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial por México a diversas empresas, Grupo Televisa entre ellas.
Y es que la paradoja acaecida desde el momento en que China le hizo al mundo el mortal regalo de un virus asesino capaz de multiplicarse a gran velocidad, vino a dar a América y a convertir la región norte de nuestro continente en el epicentro mundial de la pandemia.
De acuerdo con la información acumulada, el coronavirus específico que infectó a México, provino de Malasia, país localizado en el Océano Índico en la punta de una península de países al sur de China -Myanmar, Laos, Vietnam, Tailandia, Camboya y Malasia-. ¿Quién fue el mexicano que viajó hasta allá, o el malasio que nos visitó en los meses finales de 2019, entrando -curiosamente- por Chiapas y nos trajo el paquetito mortal del covid 19..? ¡Alguien de Migración que nos pueda ayudar a identificarlo, por favor..!
Quizá porque el coronavirus ingresó a México por el sur en vez de hacerlo por el norte o por los puertos del Pacífico y del Golfo -como es costumbre en la mayoría de los casos- la detección del peligro sucedió cuando ya el bichito se paseaba a sus anchas en su tarea de invasión casi total del territorio nacional y a la autoridad sanitaria ya solo le quedó instrumentar la estrategia de mitigación, basada principalmente en el confinamiento de las personas y en el distanciamiento entre aquéllos que no pueden dejar el encierro por no poder trabajar fuera de sus espacios laborales.
… Y ahí vamos, con la nueva y terrible tarea de ir contando el creciente número de compatriotas que nos abandonan día tras día; conteniendo el miedo de incrementar el grupo de los contagiados, la fatigosa angustia de pensar en cómo proteger a quienes integran nuestros micromundos y toparnos con la terrible realidad de que nuestra única solución es… cerrar, tras nosotros, la puerta de casa.
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