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Migrantes, el harapiento

ejército electoral de Trump

LEOPOLDO MENDIVIL

Son pobres, visten semiharapos muchos de ellos porque no tienen otra forma, digamos, decente, de aparentar su realidad para poder entrar a los Estados Unidos, el  país cuyo presidente actual, Donald Trump, es el líder de los supremacistas blancos…

            Son centroamericanos que preferirían proferir solo alabanzas y cantarle glorias a sus países, si sus potentados no hubieran asaltado el poder político para administrarlo en su particular y total beneficio, según las viejas reglas estadunidenses de manejar sus colonias y contar con ellos como sus capataces.

            Donald Trump es, seguramente, el presidente estadunidense que más disfruta esa forma de gobierno en Centroamérica. Lo que seguramente provocó su ira fue el descuido en el control de las decenas de millares de inmigrantesque integraron  la inmensa caravana trinacional para llevarlos, cruzando el territorio mexicano, hasta las puertas del paraíso estadunidense, que no todos pero sí muchos de ellos lograron cruzar, para fortuna de Trump, quien ya tiene proyectada sutercera precampaña presidencial -ésta nueva, de reelección- mostrando un total desinterés de “poner fin a la crisis migratoria que vive la frontera con México…”

            Así lo ha denunciado Ben Rhodes, quien fue la mano derecha de Barack Obama en la cuestión migratoria:

            (Trump) quiere -dijo Rhodes al periodista Jon Lee Anderson-que se mantenga este problema migratorio para poder satanizar a la gente morena y sacar un beneficio electoral de ello”, quien desde su postura de asesor presidencial “fue un testigo privilegiado de la ridensesuptura de una era que ahora mira con nostalgia”.

Sobre el problema migratorio, Rhodes reconoció que se cometieron varios errores en Washington; el primero fue no luchar por una reforma migratoria durante los dos primeros años. «Pero llegó la crisis económica mundial y los recursos se fueron para otros lados. Confiábamos en que en el segundo mandato se pudiera conseguir», se excusó. «Durante los últimos años de Gobierno, el objetivo fue ser compasivos con la gente aquí, junto a un incremento masivo de dinero a Centroamérica para evitar la violencia, además de dar protección legal a los dreamers«, explicó Rodhes. Poco después llega un presidente como Trump, que rompe con todo y hace del racismo su eslogan de campaña: «América es un país de blancos y los migrantes se quedan fuera», resumió el exasesor de Obama.

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