Hace poco más de 14 años, cuando le faltaban escasos meses para entregar el poder a su sucesor, el entonces gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán solía repetir en sus eventos públicos una frase que luego inspiró a los publicistas de la campaña de Javier Duarte de Ochoa: “¡Vamos bien y viene lo mejor!”.
Dos años después, en el 2012, durante una visita Washington con motivo del proceso electoral estadounidense, escribí aquí que Barack Obama debería pagarle regalías al veracruzano Herrera Beltrán por usar la misma frase como anuncio de lo que él esperaba alcanzar en su segundo cuatrienio como inquilino de la Casa Blanca.
Hoy cabe preguntarnos, ¿de verdad vamos bien como presumió durante todo su sexenio Andrés Manuel López Obrador?
¿Viene lo mejor con Claudia Sheinbaum como primera presidente mujer?
La primera pregunta tiene respuesta inmediata.
La segunda es una interrogante que solo con el tiempo quizá podamos contestar.
Por lo pronto, el saldo del ejercicio presidencial de AMLO está en números rojos, no obstante que se va gozando de una popularidad que, de acuerdo con la encuestadora Enkoll, alcanza los 80 puntos.
En el balance habrá que anotar que esa alta cifra obedece a lo poco que sí hizo bien y que, prácticamente, se circunscribe a lo macroeconómico y, claro, a la entrega de los llamados apoyos del Bienestar.
Y le fue bien en este renglón porque fueron manos expertas como las del finado Carlos Urzúa, Arturo Herrera, Rogelio Ramírez en la SHCP y de personajes como Jonathan Heath y Gerardo Esquivel, en Banxico.
En esa parte positiva destaca el raquítico incremento en la inversión extranjera directa (IED) la cual pasó de $34 mil 101 millones de dólares en 2018 a $36mil 282 millones en 2023, un avance de apenas 6%, y el cual se vio impulsado por fenómenos como el nearshoring, principalmente durante el último par de años.
En el tema laboral, al gobierno de López Obrador también le fue más o menos bien, porque el número de afiliados al IMSS se incrementó 11.2% al pasar de 20 millones 79 mil 365 puestos en diciembre 2018 a 22 millones 331mil 788 puestos en julio de este año. Habría que hacer notar, empero, que cuando menos debieron haberse creado un millón y medio de fuentes de trabajo cada año.
Y lo anterior se vio reflejado en la tasa de informalidad que pasó de 56.7% en 2018 a 54.5% en julio 2024. Una reducción prácticamente insignificante.
Salario, remesas y ¡deuda!
Plausible, eso sí, el repunte del salario mínimo, que pasó de $88.40 pesos en 2018 a $248.93 en 2024, un aumento de 182 por ciento.
Esto, a su vez, también contribuyó a que la población en situación de pobreza disminuyera al pasar 41.9% en 2018 a 36.3% en 2022, según el último dato disponible de la Coneval.
Otras de las variables que tuvieron un alza relevante, de 32%, fueron las exportaciones, que sumaron $450 mil 713 millones de dólares en 2018 y pasaron a $593 mil 12 millones de dólares en 2023.
La recaudación tributaria pasó de $2 billones 6 mil millones de pesos en 2018 a $3.34 billones de pesos en julio de 2024, un aumento de 62 por ciento.
Y aunque AMLO las presume como si fuesen un acierto de su administración, las remesas crecieron de $34 mil 435 millones de dólares en 2018, pasaron a $63 mil 319 millones de dólares en 2023, un aumento de 83 por ciento.
Las cuatro variables en las que hubo saldo negativo fueron: el Producto Interno Bruto (PIB) que paso de 2.2% en 2018 a 1.5%, según las estimaciones que se tienen para el cierre de 2024, la inflación que pasó de 4.83% en 2018 a 4.99% en agosto de 2024 y la tasa de interés que pasó de 8.25% en 2018 a 10.50% el 26 de septiembre de 2024.
La cuarta es la más riesgosa para el siguiente periodo presidencial: La deuda neta del gobierno federal se ubicó en 13 billones 987 mil 877.8 millones de pesos en junio de 2024. El sexenio terminará con un aumento récord de deuda de 6.6 billones de pesos, dejando a Claudia Sheinbaum finanzas públicas en riesgo, según analistas.
Buena cantidad de esos empréstitos se dedicaron a tratar de concluir las obras que para satisfacer su ego construyó López Obrador. Otros más para comprar voluntades entre muchos de los 36 millones de votos que obtuvo Morena el pasado 2 de junio.
Seguridad, salud, educación
Los más de 200 mil muertos del sexenio, incluidos feminicidios; la multiplicación de la violencia a manos de los crecientes grupos delincuenciales, así como el cada vez mayor número de extorsiones y secuestros están entre los grandes fracasos de la gestión de López Obrador.
Un promedio diario de 92 homicidios en el territorio nacional que bien puede rebasar hasta los 250 caídos por las balas cada uno de los fines de semana configuran un sexenio tras otro bañados en sangre.
El número de asesinatos ha crecido geométricamente, desde 1990 que se lleva esa fatídica contabilidad.
Con Carlos Salinas sumaron 67 mil 525 caídos por la violencia criminal. Fueron 79 mil 759 con Ernesto Zedillo. El número descendió con Vicente Fox a 60 mil 73.
Se duplicó, en cambio, con Felipe Calderón y llegó a 122 mil 319 mil homicidios. Con Peña Nieto 150 mil 451 familias perdieron a uno o más miembros. Y con Andrés Manuel López Obrador, al 19 de septiembre, 196 mil 505 personas fueron asesinadas, pero si se suman los 5 mil 207 feminicidios la cifra llega a 201 mil 772 muertos víctimas de la violencia.
De los “abrazos, no balazos” AMLO pasó a la militarización de la seguridad pública. Su gran fracaso.
En materia de atención y cuidado de la salud el saldo es rojo sangre.
No hay medicinas contra el cáncer, ni contra el sida, ni vacunas para los niños, ni clínicas ni hospitales en condiciones mínimamente aceptables, ni insecticidas para el dengue, ni estancias infantiles, ni brigadas contra incendios, sólo hay estadios de béisbol, pagar paleros en las matinés palaciegas, traer “médicos” cubanos para sostener a la dictadura de la isla, y crear una “farmaciotota”. De todo ello se han escrito aquí y en otros espacios millones y millones de caracteres.
Lo mismo ha sucedido con el tema educativo. A partir del llamado cambio de régimen también se le dio la vuelta a la enseñanza y se creó otra totalmente ideologizada, alejada de la matemática y las ciencias, cuando todo indica que la inmensa mayoría del alumnado de las escuelas públicas no entiende lo que lee –si es que sabe leer– y tampoco puede multiplicar o dividir.
¡Un total fracaso en seguridad, atención de la salud y enseñanza pública
¿Y qué podrá hacer Sheinbaum?
La próxima Presidente no heredará ni la Cherokee. No habrá recursos con los cuales hacer frente al desastre que AMLO le hereda.
El mentado cambio de régimen ya ahuyenta las inversiones y las amenazas fiscales a los empresarios los hacen pensar dos veces en su seguridad física –están amenazados con prisión en caso de presentar alguna de sus clásicas jugarretas al fisco– y de sus capitales.
La deuda es enorme y hay que pagarla. Pemex está quebrado. La CFE ni en sueños puede producir la electricidad que los habitantes reclaman, menos la que es necesaria para que, por el nearshoring, haya quien quiera asentar sus plantas industriales en México.
Sheinbaum adquirió, incluso, más compromisos. Una nueva pensión para mujeres. Un millón de viviendas en seis años.
¿De dónde obtendrá esos recursos con los cuales cumplir esos compromisos?
No. Definitivamente ¡no viene lo mejor!
Indicios
Se confundieron quienes creían que este Índice Político apoyaba incondicionalmente a AMLO en la jefatura de lo que entonces era el DDF, por las críticas que aquí se exponían a la pésima gestión de Vicente Fox en mancuerna con su entonces recién adquirida cónyuge Marta Sahagún y, sobre todo por el acoso que sufría el de Macuspana. Aquí se expuso con claridad meridiana el fraude en contra de López Obrador perpetrado por Felipe Calderón a quien, un día sí y otro también, era paciente de una minuciosa disección de las tareas que, embriagado de poder, al lado de los militares que él sacó de sus cuarteles, llevaba a cabo y que perjudicaban a la sociedad. Con Enrique Peña no varió la posición crítica de este espacio hacia lo que llamaba tolucopachucracia y de lunes a viernes se denunciaba su ineptitud y cleptocracia. Muchos de los lectores confundieron la crítica al poderoso en turno con apoyo incondicional a quien mañana, finalmente, se va a “La Chingada” y equivocadamente creyeron que el escribidor había cambiado. Nunca. Desde la administración de don José López Portillo, aquí siempre se ha criticado al poderoso en turno que, en un régimen presidencialista, es quien titula al Poder Ejecutivo. Los demás son simples correas de transmisión, lo que se exacerbó en este feneciente y, otra vez, fallido sexenio. La interrogante hoy es si ¿Claudia Sheinbaum tolerará la crítica, dado que se le considera aún más beligerante que quien es su antecesor? “La respuesta está en el aire”, diría el Nobel Bob Dylan. * * * Reconozco que usted haya leído hasta aquí. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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