Para la veleta Arturo Zaldívar, lo mismo que para la consejera jurídica del Ejecutivo que inventaba delitos cuando dizque procuraba justicia en CDMX, Ernestina Godoy no hay bronca.
Que ni el respetado jurista José Ramón Cossío y, ni siquiera, el líder de la Cámara Baja, Ricardo Monreal –que de Derecho es una trucha, pero bien que lo oculta a conveniencia–, no saben, no entienden, que no hay ninguna discordancia entre los artículos 94 y 97 de la apresurada, mal hecha y disruptiva del orden constitucional reforma judicial.
“Este tipo de antinomias o aparentes contradicciones, cuando hay una reforma, sobre todo una reforma tan importante, son frecuentes, no solo en México, en cualquier país del mundo…”
Dicen que sucede en todo el planeta. Que es mal de muchos y, por lo tanto, mal de los chairos de aquí y de todo el orbe.
Que un artículo deroga al anterior. Pero como no lo dice en el texto aprobado a las volandas por el morenista Constituyente Permanente, pues hay que aclararlo en el texto.
Esto porque también dice la señora presidente que se niega a dialogar con la Corte que, “lo que no se ve no existe”.
Así que nos quedamos en las mismas con tan doctas explicaciones de los juristas cuatroteros.
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El tema del nepotismo en el Poder Judicial ha sido una de las varias muletillas que han usado el expresidente López y su sucesora para apuntalar la multicitada reforma que deforma a ese Poder de la Unión.
Y una muestra de nepotismo es la del dirigente sindical de los trabajadores de ese trípode de la Unión, Sergio Molina Martínez quien acomodó a su señora esposa en la ponencia de la llamada “ministra pirata” Yasmín Esquivel.
Quizá eso explica que haya sido el cuarto en votar en favor de que el Consejo de la Judicatura Federal entregara al Senado de la República la relación de juzgadores que por distintas razones dejarán vacantes sus cargos.
Una lista que servirá a la Cámara Alta emitir la convocatoria a ocupar esos espacios y sean insaculados –la dichosa tómbola—mañana sábado.
Parece epidemia, pues Molina Martínez se “yunizó” y traicionó no solo a los trabajadores, también a jueces, magistrados y ministros, lo mismo que a las suspensiones que están vigentes.
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Curioso que la señora Rosa Icela Rodríguez haya dicho que ya no es secretaria de Seguridad, cuando los reporteros le preguntaron sobre la decapitación del alcalde de Chilpancingo.
En los hechos nunca lo fue, a partir de que la Guardia Nacional quedó en manos de los militares y ella sólo se dedicaba a recitar estadísticas en las mañaneras del sexenio anterior.
Y ¡mala su suerte! todo indica que tampoco será titular de Gobernación, pues como se ha apuntado ya en muchos varios espacios, no pocas de las funciones que solían tener los inquilinos del palacete de los Covián ya son asumidas por su sucesor en la SSC Omar García.
¡Lástima, Rosa Icela!
@AndySKBrown1