Compartir

La presidenta de la Cámara de Diputados, Marcela Guerra Castillo, llamó a aprender y transmitir el legado de los constituyentes de 1916-1917, para afirmar la consolidación de la República representativa, democrática, federal y laica, y elevar a toda la nación.

En la ceremonia del 107 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de 1917, realizada en Santiago de Querétaro, Qro., la diputada presidenta reiteró que se debe “aprender del legado que recibimos y transmitirlo para el bien de la patria, que busca afirmarse a través del régimen de libertades, del Estado de derecho, de una democracia que se asiente en los grandes acuerdos y en el respeto a los disensos”.

“Existe, y lo seguirá habiendo en el futuro, un intenso debate sobre las medidas para afirmar nuestro republicanismo, en el sentido de dar plenitud a la división de contrapesos entre los poderes y del papel que juegan nuestras instituciones autónomas”, advirtió.

Se pronunció por que exista “una determinación paritaria para la igualdad sustantiva, en la inclusión, en las elecciones libres; en un sistema plural, competitivo y con alternancia en el poder entre los partidos; en un desarrollo con justicia, con equidad y que para ello eleve el crecimiento económico y social de las comunidades y, por ende, que eleve a la toda nación”.

Guerra Castillo apuntó que los constituyentes tuvieron el gran mérito de resolver el trazo fundamental hacia un destino que, para mantenerse vigente, exige a cada generación descifrar el papel que le toca edificar en las instituciones, en las normas y en la construcción del sistema político, y que mantenga la ruta y el objetivo diseñado desde entonces.

Subrayó que el cauce trazado hacia el republicanismo plantea amenazas reiteradas, y el desafío está en sortearlas.

“Dentro de este ámbito, el imperativo de animar la democracia deliberativa en la vida del Congreso y en la dinámica de las relaciones entre sociedad y gobierno”, abundó.

Expresó que también está la obligación de consolidar el régimen democrático en el marco de una transición que perfeccione las normas electorales y que ponga énfasis en el régimen de gobierno, “para establecer así un presidencialismo acotado que conjure e impida el riesgo de una exacerbación autoritaria”.

“Ahí la imperiosa necesidad de prospectar la más cabal expresión de nuestro federalismo y para el impulso del desarrollo de las comunidades y regiones del país, dentro de la consolidación de la soberanía de todos los estados y evitar los intentos centralistas que siempre, siempre, están al acecho”, añadió.