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En el Senado de la República se realizó el Segundo Congreso Internacional en Evaluación de Impacto Legislativo, donde expertos nacionales e internacionales analizaron y evaluaron los desafíos que enfrentan los y las representantes populares para que su trabajo sea eficiente y efectivo. 

Durante la inauguración del encuentro, la presidenta de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera Rivera, afirmó que las y los ciudadanos demandan que las y los legisladores realicen mejor su trabajo, que sean más honestos y se acerquen a la gente.  

Hay quienes piensan que “los senadores sólo acudimos a la gente cuando necesitamos el voto y que, una vez que llegamos a los espacios de representación, no regresamos con ellos”, expresó.  

Reconoció que entre los desafíos que enfrentan el Senado y la Cámara de Diputados, en este último tramo de la Legislatura, están el impacto del clima electoral y “la desbocada carga de pendientes que aún no han sido procesados y para las que ya el tiempo es apremiante”. 

Mencionó que si bien hay acuerdos continuos entre la Cámara de Diputados y Senadores, para priorizar los asuntos que se habrán de abordar en la última fase, el volumen de temas que probablemente quedarán pendientes serán muchos. 

En este sentido, atribuyó “la hiperinflación legislativa” a la pluralidad política en las Cámaras, porque trajo consigo una mayor participación de las y los legisladores, a través de la presentación de iniciativas que muestran posturas distintas y enriquecedoras a las promovidas por el gobierno en turno. 

“No obstante, ese aspecto positivo ha tenido como contrapartida que más de las veces el desbocado número de propuestas no hacen sino sumar un mundo normativamente más complicado; dado que hoy un número inusual de proyectos de iniciativas que atienden a criterios inmediatistas, coyunturales y mediáticos, muchas veces en función de aspectos políticos y de requerimientos de momento”. 

La senadora agregó que “el carácter motorizado del Poder Legislativo” provoca un aumento desmedido de iniciativas que, por su lógica inmediatez, suele afectar la calidad de los proyectos, ya sea porque contiene moderadas o serias deficiencias en el planteamiento del problema y en el diagnóstico para la atención de la situación a legislar.  

Ya sea porque se alienta la presentación de iniciativas sobre problemáticas no esenciales o urgentes y sin un diagnóstico adecuado ni con suficiente técnica legislativa, o porque dan pie a la focalización en problemas transitorios de índole social, político o económico, que se superan antes de su resolución en comisiones, sobre todo en el caso de las proposiciones con punto de acuerdo. 

Por su parte, el presidente del Instituto Belisario Domínguez, Manuel Añorve Baños, coincidió que debido a que el trabajo legislativo incide directamente en la vida de las personas y en la situación del país, debe hacerse de manera responsable. 

“Prácticamente todo lo que aprobamos como legislativo, tiene consecuencias, pero lo cierto es que muchas veces no reparamos en ellas. Suele pasar que legisladores presentan iniciativas que tienen buenas intenciones, pero difícilmente serán efectivas, costeables o aplicables, y se da el caso de que se busca aparentar ser muy eficiente al presentar muchas iniciativas, pero con muy poca calidad e incluso que resulten inviables”.  

Refirió que como consecuencia, hoy en el Congreso hay “inflación legislativa”, es decir cientos de asuntos sin aprobar, además de que existe también una mayor complejidad jurídica, por la existencia de leyes contradictorias, leyes que se van a tribunales o leyes inaplicables, y esto se traduce en una mala imagen del poder legislativo ante la sociedad.