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Para nadie es un secreto que el sobrecalentamiento global está provocando una serie de consecuencias que afectan el entorno psicosocioambiental de la población, y el calor extremo no es la excepción; prueba de ello es recientemente una investigación revela como la exposición al calor extremo está afectando un deterioro cognitivo en las personas adultas.

Dicha aseveración se sustenta en una investigación sobre los efectos de la exposición al calor extremo en adultos, recientemente publicado en el Journal of Community Epidemiology and Health.

En el estudio dirigido por la profesora Virginia Chang, de la Escuela de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York, se examinó la relación entre el deterioro cognitivo y la exposición al calor; luego de que con el calentamiento global, la exposición al calor extremo se ha convertido en un creciente problema de salud pública.

A través de la investigación –que duró doce años- Chang y sus colegas descubrieron que la exposición acumulativa al calor extremo estaba efectivamente asociada con un deterioro cognitivo de las personas mayores; de manera especial en aquellas que viven en zonas modestas o marginadas, no así en aquellos que residen en lugares más prósperos y que tienen mayor acceso a tecnologías como el aire acondicionado y la refrigeración.

En su investigación Chang advierte que si bien es cierto «el deterioro cognitivo puede no manifestarse de inmediato, la exposición repetida o prolongada al calor extremo puede ser perjudicial. La exposición acumulativa al calor extremo puede desencadenar una serie de eventos en el cerebro, todos los cuales pueden agotar la reserva cognitiva», afirmó.

Al hacer una perspectiva médica sobre dicha investigación, David Tanne, director del Instituto de Cognición y Accidentes Cerebrovasculares y del Centro de Enseñanza para Accidentes Cerebrovasculares de Rambam Health Care Campus (Rambam) refirió que: “la literatura médica describe cómo el calor extremo aumenta el riesgo de deterioro cognitivo e incluso de accidente cerebrovascular. Ya se ha observado en ratas de laboratorio un deterioro cognitivo, similar a la enfermedad de Alzheimer, resultante de la exposición al calor extremo”, precisó.

El también presidente de la Asociación Neurológica de Israel explicó que cuando las temperaturas externas son altas, la calidad del sueño –crucial para el funcionamiento saludable de los sistemas corporales y la estructura cerebral-, se ve afectada negativamente. Además, de que se ha demostrado que la exposición al calor extremo afecta la mortalidad y la salud física, pero se sabe poco sobre sus consecuencias a largo plazo en la población de edad avanzada.

Tanne argumenta que si bien es cierto la «hipotermia y la deshidratación son dos efectos de la exposición al calor extremo, se requiere más investigación sobre los efectos a largo plazo de dicha exposición»; de ahí que recomendó permanecer en el interior de los edificios y utilizar tecnologías de refrigeración siempre que sea posible; sin embargo, es esencial una respuesta contundente. Y «Todos debemos hacer lo posible para proteger el planeta y luchar contra el calentamiento global», concluyó.

El cambio climático está desempeñando un papel importante en todos los aspectos de nuestras vidas, desde nuestro entorno físico hasta nuestra salud física. Con suerte, las investigaciones en curso proporcionarán más respuestas y señalarán posibles soluciones.