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Y mientras el excanciller Marcelo Ebrard hace lo propio para acercarse aún más al presidente Andrés Manuel López Obrador, que lo defiende en sus gustadísimo “stand-up” mañanero y en un contraste digno de destacar, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, trata de tomar cierta distancia del inquilino de Palacio Nacional, a la voz de la “continuidad con cambio”, al percatarse de que mucho se dice que López Obrador la maneja a placer, el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, visitó Jalisco, entidad que dice, representa la mexicanidad y con la mira puesta en ganar la encuesta nacional que lo convierta en candidato presidencial de Morena, arrancó su gira nacional en Puerto Vallarta, donde fue arropado por miles de seguidores encabezados por el alcalde, Luis Alberto Michel y ahí, en lo que fue su discurso inaugural pidió “piso parejo”, por ejemplo para que sigan fluyendo los apoyos sociales.

No deja de ser interesante que el extitular de la Segob, hubiera escogido un estado que no es morenista; cuestión de recordar que es gobernado por Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano. En su visita, sin dejarse llevar por aspavientos y marcando una clara diferencia con respecto a sus otros competidores, tiene contemplado seguir construyendo una sólida red de alianzas que le permitan, en un corto plazo, posicionarse en el ánimo de los simpatizantes del partido guinda y esto marca la diferencia en su campaña.

Para reforzar lo anterior, hay que considerar que Claudia Sheinbaum inició sus actividades en  Veracruz y Oaxaca, estados donde los gobernadores Cuitláhuac García y Salomón Jara, abiertamente han manifestado su preferencia por la exjefa de Gobierno de la CDMX, por lo que puede concluirse que ella optó por sentirse cobijada al visitar entidades donde sabe que tiene todo a su favor.

Esto, cuando el extitular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en uno de sus intentos por seguir marcando la agenda, hizo una propuesta que si bien causó beneplácito en Palacio Nacional, decepcionó a muchos de los posibles votantes de Marcelo Ebrard, cuando planteó la creación de la Secretaría de la  Cuarta Transformación (cualquier cosa que quiera decir esto), y que propondría para encabezarla, “a un joven brillante” como a su juicio es ni más ni menos que Andrés López Beltrán, hijo del presidente López Obrador, que se ha distinguido también por estar envuelto en diversos escándalos, casi igual que su hermano José Ramón.

 No cabe duda que con esta acción, el excanciller de plano ya se postró ante esta errada y llamada cuarta transformación. Cuando empezó a anunciar sus aspiraciones, Marcelo Ebrard decía en ese entonces que haría algunos cambios importantes, de llegar a Palacio Nacional. Esto alentó preferente al sector empresarial, que nunca ha sido apoyado por quien encabeza esta administración y el ejemplo más palpable, fue lo ocurrido durante la pandemia de Covid-19.

Quizás el exsecretario de Relaciones Exteriores tomó nota de esto y por eso optó por plegarse, disciplinado, a quien despacha en la oficina principal de Palacio Nacional. Habrá que ver si le funciona la estrategia a Ebrard.

MUNICIONES

*** Un día muy importante será el próximo jueves, ya que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se discutirá lo que se conoce como la segunda parte del llamado “Plan B” de la Reforma electoral lópezobradorista. El ministro ponente es Javier Laynez Potisek, quien fue duramente atacado, -como se recordará-, por López Obrador y sus seguidores. De cualquier manera y no sintiéndose intimidado por las amenazas de esta errada y llamada cuarta transformación, el ministro Laynez Potisek, argumenta que durante la aprobación del referido Decreto, el Congreso de la Unión, -léase, las bancadas de Morena y rémoras que los acompañan-, se incurrió en violaciones graves al procedimiento legislativo. Todo por el afán de los morenistas por sacar adelante y sobre las rodillas, cualquier iniciativa que les envían desde Palacio Nacional.

*** Y de alguna manera enlazado con lo anterior, desde que estuvo a las afueras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el flamante gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, que llevó ataúdes con los nombres de quienes integran el máximo tribunal de la Nación, exhibió el grado de autoritarismo al que puede llegar. El fin de semana y de la manera más arbitraria, el gobernador mandó aprehender a Angélica Sánchez, la juez de Cosamaloapan, porque dice el mandatario estatal que se extralimitó en sus funciones al liberar a un delincuente como el “Compa Playa”. Draconiano y cerrado el mandatario  estatal, su decisión ha causado una gran decepción en el ámbito de la abogacía porque de lo que ha hecho gala Cuitláhuac García es que, muy al estilo de su jefe, protagoniza una abierta injerencia del gobierno en las resoluciones judiciales. Lo cierto es que el veracruzano quería que la juez, ahora presa, resolviera conforme él se lo dictara, en lo que representa también un franco abuso de la prisión preventiva justificada por lo que se tiene por delitos que no lo ameritan a la juez Sánchez presa y por  cierto, ha recibido el apoyo hasta de internas por esta clara vejación. Al igual que el presidente, Cuitláhuac García demuestra un desprecio al Poder Judicial y a la autonomía del Poder Judicial. En el colmo, según trascendió en un conocido medio, el gobernador García, amenazó a los jueces con que en cualquier momento les podría suceder lo mismo que a la juez Sánchez. Claro que el polarizante gobernador negó esta versión de una reunión con autoridades judiciales en las que los habría amenazado. En su mañanera veracruzana, el gobernador negó esta versión y argumentó que él solo se reúne con Lizbeth Jiménez Aguirre, la presidenta del Poder Judicial por aquellas tierras. ¿Será?

*** Permitiendo cualquier tipo de irregularidades en esta carrera de “corcholatas” y “corcholatos”, porque asevera que es “el pueblo bueno y sabio” el encargado de sancionar y puede que hasta regañar a los aspirantes morenistas, el líder nacional de Morena, Mario Martín Delgado anda tan emocionado como “engallado” y contagiado por esta contienda interna, hasta se da el lujo de hacer promesas que, -ojo-, quien sabe si pueda cumplir. Resulta que dijo que para la elección presidencial del año entrante, el partido que encabeza obtendrá, “una meta de 33 millones de votos para el 2024, esto es un 10 por ciento más de los votos que obtuvo en el 2018, López Obrador. La lista nominal creció en 5 por ciento”. Si bien los de Morena son los únicos que están activos en la escena política con sus espectaculares por todos lados, el líder del partido oficial debería medirse. Cuestión de tiempo.

morcora@gmail.com