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El gobierno del presidente López Obrador no sólo tiene que enfrentar el odio de sus enemigos del panismo. Ahora tendrá que bregar con un eventual repunte de la inflación mexicana, que  venía desinflándose prometedoramente, hasta la primera quincena de este julio.

No es por demás recordar que la inflación, medida por el comportamiento de los precios al consumidor, es considerada el impuesto más grave, que tienen que soportar los consumidores, particularmente los trabajadores más pobres, y que las autoridades monetarias habían venido venciendo durante el gobierno de la Cuarta Transformación.

Ahora, el gobierno de López Obrador se verá en la necesidad de contribuir con las autoridades monetarias del Banco de México para que el proceso “desinflacionario”, que lleva la economía nacional, no se desborde. ¿Pero cómo puede contribuir a ello el gobierno,  no siendo autoridad monetaria? Claro que puede.

La Reserva Federal de Estados Unidos subió, este miércoles 26 de julio, sus tasas de interés en 25 puntos básicos, llevándolas a su nivel más alto en 22 años, y dejó la puerta abierta a más incrementos, a medida que busca afinar sus esfuerzos para aplacar la inflación.

El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de México registró, en la primera quincena del presente julio, una variación de 0.29% respecto a la quincena anterior, resultado con el cual la inflación general anual se ubicó en 4.79 por ciento. En la misma quincena de 2022, la inflación quincenal fue de 0.43 % y la anual, de 8.16 por ciento.

La doctora Victoria Rodríguez Ceja, quien cumplió año y medio, este julio, como gobernadora del Banco de México, a propuesta de López Obrador, tendrá que cuidar al extremo la política monetaria de la institución, cuyo mandato es lograr que la inflación se mantenga bajo control, ya que el objetivo del Instituto Bancario Central es mantener a raya el comportamiento de los índices de precios.

Indudablemente que, en base a la decisión del Banco de la Reserva Federal, la Junta de Gobierno del Banco de México, que se reunirá el 10 de agosto, deberá subir por lo menos en 25 puntos base la tasa de interés interbancaria, tal como lo ha h echo su homólogo de Washington.

En la Reserva Federal, la decisión de incrementar la tasa de interés de fondos federales en un rango de entre 5.25% y 5.5%, la cifra más alta desde 2001, fue unánime. Es la decimoprimera subida desde marzo de 2022, cuando las tasas se encontraban cerca de cero.

“El comité continuará evaluando información adicional y sus implicaciones para la política monetaria”, dijo el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en una declaración, que fue prácticamente igual a su mensaje de junio.

Por lo que respecta a México, que tiene menos problemas con su inflación, deberá estar pendiente de la política que asuman las autoridades monetarias del vecino país.

En sexenios anteriores, en los que se imponían políticas dictadas por el Fondo Monetario Internacional, México no pudo controlar su proceso inflacionario. Y con inflaciones altas, los gobiernos del llamado neoliberalismo económico no supieron qué políticas monetarias serían las adecuadas para vencer la inflación.

Sin embargo, el Banco de México tiene el mandato de ajustar diariamente la oferta de dinero para que corresponda a la demanda. Adicionalmente, conduce su política monetaria, estableciendo un objetivo para la tasa de referencia, que es la tasa interbancaria a un día. Las decisiones de política monetaria, tomadas por el Banco de México están enfocadas a garantizar el poder adquisitivo del peso, a partir del control de la inflación y del seguimiento del tipo de cambio.