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Amargo fue el cumpleaños número 70 del presidente Andrés Manuel López Obrador y de ninguna manera constituye un punto de partida para lo que le resta de este gobierno ya que todo se le ha ido en culpar al pasado de sus evidentes errores; en continuar con esa campaña de odio en contra de quienes considera sus enemigos y con su frase “yo tengo otros datos”, evadir una realidad que de manera cada vez más contundente se le planta en la cara.

En una comunidad yaqui, Huírivis, el tabasqueño echó mano de su más desgastado recurso; se disfrazó de mesías al que le desearon que tuviera sabiduría para cumplir con la labor de gobernar un país, pero justamente es eso de lo que ha carecido totalmente el inquilino de Palacio Nacional y no lo va a tener en los últimos meses de su administración.

No obstante, al Zócalo de la Ciudad de México llegaron mariachis y bandas para celebrar a distancia al tabasqueño, mientras que por las exbenditas redes sociales, los ciegos y leales servidores de López Obrador, no podían más con tantos halagos hacia el mandatario.

Por otra parte y hablando de lo que es la lealtad, no dejó de sorprender el anuncio que hiciera ni más ni menos que el exsecretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard respecto a que se queda en Morena. Más que tratarse de un asunto de coherencia, lo que ocurre con esta situación es que el excanciller no quiere perder su capital político ni su posición en Morena; de ahí que le pidiera a la flamante coordinadora de los comités de defensa de esta errada y llamada cuarta transformación, Claudia Sheinbaum, -porque no habló con el dirigente de este partido, Mario Martín Delgado, porque está enojado con él-, que reconociera a los ebrardistas como segunda “tribu”, (¡perdón!), segunda fuerza adentro de Morena, así que aquello de que el extitular de Relaciones Exteriores aparecería en la boleta presidencial del 2024, al final, resultó ser puro cuento, una farsa que el propio señor Ebrard intenta vender como coherencia personal.

Más bien lo que pasa es que, conforme la dinámica que acostumbran en Palacio Nacional, muy probablemente le mostraron al también exjefe de Gobierno de la CDMX, el abultado expediente que le tienen guardado por las fallas en la Línea 12 del Metro, que se inauguró durante su gestión en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y que derivó años más tarde en la tragedia que cobró la vida de 27 personas.

Curioso es, por decir lo menos, que luego de que López Obrador, en su gustadísimo “stand-up mañanero”, arremetiera contra Ebrard sin mencionarlo, pero haciéndole un traje a la medida para que volviera al redil, al señalar:

“Quien no tiene ideales, quien no piensa en el pueblo, quien no piensa en la nación, es un politiquero, un arribista, un ‘grillo’, no puede llamarse político. No es el ‘quítate tú porque quiero yo’. Se lucha por ideales, se lucha por principios, no se lucha por cargos”.

En este contexto, la salida que buscó el ex canciller luego del berrinche que hizo por su derrota en la carrera de las “corcholatas”, fue la más fácil porque se fue por el camino de la sumisión y por eso declaró que tiene planeado buscar la presidencia de la República, -ahora sí-, en el 2030, cuando tenga 71 años de edad y para él, vale la pena pues es un sueño muy largamente acariciado, desde el 2000.

Si tantas veces la ha jugado, nada le garantiza a Marcelo Ebrard que la pueda alcanzar para esa época. Cuestión de recordar que a López Obrador no le importó traicionar al excanciller luego de que éste le cediera su lugar en la candidatura presidencial, esa es la marca de la casa.

MUNICIONES

*** Por cierto, una anécdota que no debería olvidar el diputado Antonio Pérez Garibay, ahora sumamente indignado con su aun partido, Morena que lo hizo renunciar a este instituto político y a renegar del presidente y de Claudia Sheinbaum, es la que ocurrió aquella noche del 13 de noviembre del 2021, en el marco de la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación, 2022, cuando pasadas la medianoche, diputados del PT, PVEM y obviamente los de Morena, tomaron simbólicamente la tribuna del Salón de Plenos de la Cámara Baja; se empezaron a escuchar “Las Mañanitas”, interpretadas por Alejandro Fernández y el oficialismo irrumpió en la escena con globos; los muñecos de peluche conocidos como “Amlitos”; cartulinas con mensajes de felicitación y fotografías del presidente para festejar estrepitosamente el cumpleaños número 68 del mandatario. El bloque opositor que conforman el PAN, PRI, PRD y hasta Movimiento Ciudadano, se retiraron del Salón de Sesiones para no avalar un espectáculo que resultó ser denigrante. El pastel que se comieron a mordidas morenistas y rémoras, le tocó cargarlo ni más ni menos que al diputado Pérez Garibay y a quien le tocó apagar las velitas, fue al coordinador de la bancada del partido guinda en San Lázaro, Ignacio Mier Velazco. El papá del corredor de la Fórmula Uno, Checo Pérez, fue el primero en empezar con las mordidas al pastel y atragantándose, apenas podía gritar la consiga de “¡es un honor estar con Obrador!”. Dos años han pasado desde aquel día y en qué posición puso a ambos personajes la vida y la política. Sin embargo, fueron más los “brincos que pegó” el diputado Mier, que en aceptar al final una jugosa posición en el Senado de la República, pero quién sabe qué vaya a pasar, sobre todo ahora que Marcelo Ebrard se queda en Morena. ¡Qué tal!

*** Karla Quintana, extitular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas vuelve a estar en el centro de la atención de esta errada y llamada cuarta transformación, pero ya no es con Alejandro Encinas, exfuncionario que optó por irse a refugiar al equipo de Claudia Sheinbaum, ante su incompetencia por el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos. Ahora es el propio presidente López Obrador el que la señala porque se atrevió a dar cifras sobre desaparecidos que no son nada convenientes para el tabasqueño al reportar que en la actual administración, van 126 mil desaparecidos y al Ejecutivo se le hace impensable que puedan ser más que en gestiones como la de su archienemigo Felipe Calderón e incluso, Enrique Peña. Por eso dijo que va a volver a realizarse el censo. “Estamos buscando las pruebas. Vamos a demostrar que el censo no estuvo bien manejado”, eso es lo que se llama “maquillar” cifras, ¿o no? Y para rematar, el tabasqueño la acusó de pertenecer a una organización de derecha que busca afectarlo.

morcora@gmail.com