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En punto de las 5 de la tarde, con una plancha del Zócalo capitalino llena de gente, muchos que llegaron desde las cinco de la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez, tomados de la mano, en una tierna escena de amor y caminaron a donde los esperaba ya todo el gabinete para encabezar lo que se conoció como el AMLO Fest. Por una hora y 20 minutos, el de Tepetitán estuvo hablando y por cierto, dando muestras de que ya se cansa cuando está parado mucho tiempo, recargándose en el atril. Ayer, informó -según él-, de sus supuestos logros, o sea, se trató solamente una serie de mentiras, arengas y discursos de púlpito y eso, no puede ser de ningún modo, autoridad moral.

Como si fuera candidato, a tres años de gobierno, el tabasqueño siguió haciendo promesas que difícilmente cumplirá y que se basan en el aumento de su base de votantes, como son los adultos mayores  jóvenes, muchos de los cuales están a punto de convertirse en ciudadanos. De esta manera, el presidente garantiza a sus posibles votantes para las elecciones del 2024.

Por eso también dijo que “atender a los más pobres es ir a la segura para contar con el apoyo de muchos, de millones”. Con esto reafirmó que ahí está su capital político, gracias a sus programas sociales.

Para sustentar mayormente lo anterior, López Obrador se refirió a su tan ansiado ejercicio al señalar que: “en abril del año próximo, probaremos si quieren que renuncie a la presidencia o que continúe. Este método creado por nosotros, elevado a rango constitucional, establecerá además el procedimiento de que el pueblo pone y el pueblo quita; es sembrar, establecer en nuestro país un precedente. Nada de que me eligieron por seis años y puedo hacer lo que me dé la gana. No, …  si quien gobierna no manda obedeciendo al pueblo, revocación de mandato y para afuera”. Acto seguido, el presidente hizo un llamado a participar a todos los mexicanos, “para poner en práctica el método de la revocación de mandato hasta convertirlo en un hábito democrático”.

Esa fue una de las primeras trampas que tendió el Ejecutivo a sus seguidores pues en los accesos al Zócalo capitalino, se instalaron casillas para recabar firmas “para hacer una realidad la RATIFICACIÓN (que no revocación), de mandato.

También, el tabasqueño “se amarró el dedo” y dijo que sus ciegos y fieles seguidores, habían llegado hasta el corazón del país, lo hicieron “por su propio pie, con convicción, no por dinero”. Qué raro, porque es bien sabido que desde hace muchos años, -y ahí está cuando cerró la avenida Paseo de la Reforma-, paga porque la gente sea acarreada. En su más reciente gira por Estados Unidos, integrantes de esta llamada y errada transformación ofrecieron, -se dice-, 100 dólares por cabeza, solo que ahí no funcionó y asistieron muy pocos.

Luego de hablar y hablar sobre sus tan llevados y traídos “elefantes blancos” y subrayar que gracias a ellos prácticamente México se ha salvado y sigue de pie luego de la crisis y la pandemia de Covid-19 que, ojo, está lejos de terminar, López Obrador, muy complacido, aseveró que: “ya sentamos entre todos las bases para la transformación del país. En tres años ha cambiado como nunca la mentalidad del pueblo, que eso es lo más importante de todo, la revolución de las conciencias, pueden dar marcha atrás a lo material, pero no a la conciencia del pueblo de México”.

No conforme, enumeró otro paquete grande de mentiras: “hoy se respeta la Constitución; se garantizan las libertades hay transparencia plena no se censura a nadie. Desde el poder presidencial no se organizan fraudes electorales como antes. El gobierno ya no representa a una minoría, sino a todos. Se gobierna con austeridad y autoridad moral. En la práctica, no hay fueros ni privilegios. Se respeta a todos pero se les da preferencia a los pobres, se repudia a la discriminación, el racismo y el clasismo. Se fortalecen valores morales y espirituales y un larguísimo etcétera.

Hacia el final de su discurso, el Ejecutivo agradeció a los legisladores de Morena su respaldo en favor de la transformación; esto por la reciente aprobación del Presupuesto para el 2022. “Tendremos recursos para atender por convicción y humanismo a los más desposeídos y necesitados de México, ayudar a los pobres, alivia el alma, mantiene tranquila la conciencia y alegra el corazón”.

El AMLO Fest fue también un evento en el que, para variar, el presidente volvió a hacer “caravana con sombrero ajeno”, al referirse al esfuerzo que hacen nuestros paisanos en Estados Unidos para aumentar sustancialmente el envío de remesas. Esto no es ni podría ser un logro de esta errada y llamada cuarta transformación. Ahí está otra de las muchas mentiras con las que el tabasqueño, continúa en este juego de “dar atole con el dedo” a aquellos que lo siguen.

MUNICIONES

*** En primera fila estuvieron dos de los aspirantes del partido oficial al 2024: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. El senador Ricardo Monreal Avila, se entretuvo en la Cámara Alta porque fue la comparecencia de Victoria Rodríguez Ceja, quien por orden presidencial, todo indica, será ungida como gobernadora del Banco de México, con lo que se nota que ahí también le “metió el hombro”, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para bajar al extitular de Hacienda, Arturo Herrera. El caso es que le costó trabajo al senador Monreal acercarse a la plancha del Zócalo capitalino, pero finalmente lo logró,

*** Varias cosas llamaron la atención del templete del Zócalo, por ejemplo que la señora Sheinbaum Pardo, durante todo el discurso de su jefe, se la pasó platicando con quien estaba a su lado, la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier. ¿Acaso la estaría invitando a formar parte de su equipo de trabajo ahora que arranque su campaña? A ver si la funcionaria capitalina no se gana un “jalón de orejas” en Palacio Nacional por no poner atención a la case de fraternidad y autoridad moral que estaba dando el de Tepetitán. Mientras, el canciller estuvo mejor portado, junto a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, guardando la forma a lo largo de todo el evento, al fin y al cabo él se placea en foros internacionales. Eso sí, una de un lado y el otro, en el opuesto. ¡Vaya señales!

*** La que se ganó su título de porrista oficial de esta errada y llamada cuarta transformación, fue la recién nombrada Consejera Jurídica de la Presidencia, María Estela Ríos González. Ahora sí que nada más le faltaron los “pompones” para hacer completamente su labor. Con los brazos levantados, se unió a las porras de los asistentes al Zócalo y cada vez que se presentaba a algún miembro del gabinete, gritaba “¡bravo!” y aplaudía enjundiosa.

morcora@gmail.com