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Convencido de que la pobreza y un buen plato de mole de guajolote mantendrán al Covid-19 lejos del estado de Puebla, el gobernador Luis Miguel Barbosa, decidió aprovechar la emergencia sanitaria para reavivar su conflicto personal con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y, en específico, con el rector de la misma, Alfonso Esparza Ortiz.   ​

En esta ocasión el mandatario poblano apostó por el desmantelamiento del Hospital Universitario, al proponer un convenio mediante el cual, los Servicios de Salud de ese estado se apropiaban de los 28 ventiladores pulmonares con que cuenta la Casa de Estudios de Puebla y hasta del personal médico y técnico para operarlos.​


Como era de esperarse, el Consejo Universitario, algo así como el Congreso en la institución educativa, no aprobó esa cesión (¿o agandalle?); pues representaba dejar vulnerable a una población de 25 mil derechohabientes de la BUAP que se quedaría sin acceso a una sala de terapia intensiva para otro tipo de padecimientos.


Pero el gobernador nunca estuvo dispuesto a recibir un No como respuesta, pues sigue a pie juntillas las actitudes de su jefe, Andrés Manuel López Obrador, por lo que recurrió a la Secretaría de Salud local, que encabeza Jorge Humberto Uribe, para fabricar un supuesto dictamen técnico en el que se definiera que la estructura del Hospital Universitario, -por haberse construido hace unos 60 años-, no era apto para atender pacientes afectados por el COVID-19.​


Y, efectivamente, como se ha visto en los últimos tres meses, la estructura de ningún hospital en el mundo es apta para atender una pandemia de esta magnitud; por lo que se recurrió, -también a nivel internacional-, a la reconversión de hospitales específicos con aditamentos mínimos para contener el virus de la mejor manera posible.​

Pero de eso, a que se pretenda desparecer un área de terapia intensiva, dedicada a atender otras enfermedades, como lo tiene planeado el gobernador Barbosa, hay en definitiva una abismal distancia y sobre todo, existe también una clara intencionalidad de afectar, como se está haciendo ya costumbre, tanto a la parte directiva como a la comunidad que integra a la Universidad.


En principio y antes de que el presunto dictamen de la Secretaría de Salud poblana se diera a conocer oficialmente, Barbosa instruyó filtrar tal documento a un medio local; éste con una cercanía más que identificada con el gobierno estatal.


Con la información ya en el aire, se envió la propuesta de colaboración a la BUAP, en un tono en el que los Servicios de Salud del estado saldrían algo así como al rescate de un Hospital Universitario que, según los medios informativos oficiales, estaba al borde del colapso; por lo que, entre las cosas que debería hacer para recibir el apoyo, estaba prácticamente entregar toda su infraestructura de atención crítica.​


Es entendible el interés del gobierno de Luis Miguel Barbosa por apropiarse del equipo con que opera la BUAP; pues con los 28 respiradores artificiales, más otros cuatro que se han adquirido para ponerse en funcionamiento esta misma semana, el Hospital Universitario cuenta con una de las áreas de terapia intensiva más completa del Sistema de Salud nacional, tanto del sector público como del privado.​


Comprensible también era entonces que el Consejo Universitario se negara a aprobar esa cláusula; no obstante que emitió su aprobación para que los pacientes del sector público que no pudieran ser atendidos en sus clínicas, recibieran tratamiento en las instalaciones de la Universidad; esto en el caso específico de procedimientos ginecobstétricos, de traumatología y de ortopedia.


Por tanto, en Puebla esperan ahora un nuevo embate de Luis Miguel Barbosa contra Alfonso Esparza Ortiz; pues aseguran que el gobernador tratará de responsabilizar al académico por las muertes que se registren en el estado por el COVID-19, al grado de intentar fabricarle un proceso de tipo penal. ¡Qué tal!

MUNICIONES

*** Vaya difusión interna tan poco profesional que hicieron llegar a manos del Rector Enrique Graue, para darle aviso de los logros alcanzados por la CUAED, -el Sistema de Educación a Distancia-, entre ellos, el que firmó la UNAM junto con Coursera, -encargada de dar los cursos-, donde todos los alumnos y trabajadores de la máxima Casa de Estudios, pueden certificarse gratuitamente durante el tiempo que dure el Covid-19. Se trata de tomar todos los cursos gratuitos hechos en la UNAM o de cualquier Universidad del mundo en la que participe Coursera con certificación gratuita también. Después, toda la comunidad universitaria en activo seguirá certificándose en la UNAM. Sin duda, el Rector Graue, -que ha tenido un papel destacado, digno de reconocimiento en esta pandemia-, tendría que revisar quién tiene la responsabilidad de la Comunicación Social o ¿por ser un anuncio interno no se merece el mismo respeto y sobre todo, profesionalismo? El caso es que, según se sabe, es  Elsa Andrea Saldaña Aceves, la encargada de haber elaborado un folleto que habría hecho mucho mejor cualquier estudiante de Secundaria. Muy bueno y oportuno que el señor Rector Graue, tomara medidas.

*** El desempleo es uno de los principales problemas sociales para el Gobierno de la llamada cuarta transformación, que se agravará al aplazarse por un mes más la contingencia sanitaria, que impide laborar a la mayor parte de las empresas, no consideradas esenciales. Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo, informó que perdieron su empleo 346 mil mexicanos en el país, a consecuencia del Covid-19, en tanto que los organismos privados, como la Concamin, advierten que se pueden perder hasta un millón de plazas laborales, de mantenerse la paralización de las empresas. Así, en las próximas semanas, seguramente se verán desfilar a más grupos de desempleados, al seguir el cierre de empresas. Las organizaciones sindicales han tratado de buscar alternativas en el exterior para que sus agremiados no queden sin trabajo. Una de esas opciones es la industria automotriz de Estados Unidos, que se reactiva en mayo y ya solicitó pedidos a la industria de autopartes mexicana, pero con la lamentable noticia que esta está parada, señala Ismael Leija Escalante, líder del Sindicato Nacional Democrático Minero, además de que la minería también está paralizada y no puede suministrar metales y minerales al sector de autopartes. Los trabajadores y las empresas, ahorcados por todas partes.

morcora@gmail.com