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Campesinos organizados en el Movimiento Campesino, Indígena y Afromexicano Plan de Ayala Siglo XXI, no están muy felices con la política agraria del gobierno del presidente López Obrador. Hay descontento e inconformidad entre la población rural  por permanencia de una realidad contraria a sus intereses.

En la celebración de un aniversario más del asesinato del general Emiliano Zapata, el Movimiento dio a conocer una proclama, en la cual presentó propuestas para el debate en torno a la próxima administración federal 2024-2030.

Los campesinos zapatistas declaran, en el manifiesto, que su gente no está conforme con los resultados obtenidos hasta hoy. “Aún y cuando reconocemos y apoyamos los cambios iniciados, como parte de la Cuarta Transformación, también sabemos que hay descontento e inconformidad entre la población rural ligada al campo.

Y es que el capital no ha dejado de hacer de las suyas; ha maniobrado permanentemente, durante todo lo que va del sexenio, para incidir directa o indirectamente en las políticas públicas rurales y, por otro lado, las direcciones (los funcionarios o servidores) que encabezan esas políticas, a nivel de la administración federal y estatales, han permanecido adheridas al recetario neoliberal, a sus formas y contenidos. Y ejemplo de ello es la exclusión del campesinado de muchos procesos, así como la simulación para la desposesión del territorio y la corrupción muy abierta en algunas de sus áreas.

Los dirigentes campesinos del Movimiento rechazaron contundentemente que sean los grupos privados nacionales e internacionales los que definan, en forma exclusiva y excluyente, las directrices para el campo: “Después de que los gobiernos, desde 1980, abandonaron la productividad del sector social para apoyar preponderantemente a la agricultura comercial, los programas puestos en marcha durante el actual gobierno han sido muy relevantes para la economía campesina, pero visiblemente insuficientes para consolidar la autosuficiencia alimentaria del país, y encontramos inconformidad en la base campesina en los territorios…”

Y es en este punto en el que el Movimiento propone, para la siguiente administración federal,  el Estado. como promotor del desarrollo agropecuario y forestal, debe refundarse sobre nuevas bases de políticas públicas. Los cambios en los programas para el campo se modificaron, pero dejaron fuera a las organizaciones campesinas, con manos libres para el sector privado; no se ha producido una nueva ruta, ya que se siguió con proyectos apoyados en entrega directa de recursos, “sin intermediarios”. Y otro obstáculo lo representó el cambio del TLCAN al T-MEC. Este último vino a consolidar los acuerdos del TLCAN, con el compromiso de sacrificar la producción de granos a intereses globales y locales.

En el manifiesto, los líderes del Movimiento proclaman:

“Es el momento de que la nueva administración federal para el periodo 2024- 2030, con el apoyo de las organizaciones sociales, busque una vía sustancialmente diferente de desarrollo rural. Nos negamos a aceptar que sea el poder global alimentario el que dicte la política agraria, agropecuaria y alimentaria de México.

“Consideramos que hay que retomar y reorientar la estrategia y caminar rumbo a la soberanía alimentaria, que implica la autosuficiencia alimentaria y el rechazo al glifosato y los transgénicos, entre otros elementos cruciales, pero no sólo esos y, mientras tanto, encarar las dificultades que nos plantea la coyuntura internacional, y saber bregar con las presiones de los grupos privados locales y con el poder alimentario global.

“Esa es la base para alcanzar la soberanía alimentaria, la cual tiene como el centro no sólo que el país tenga independencia en la producción interna de alimentos, pasando por la autosuficiencia alimentaria, sino fundamentalmente que esa producción tenga la característica central de que esos productos sean producidos de forma nutritiva, suficiente y de calidad, como está definido en la Constitución (artículo 4o) lo cual no se puede lograr con la agricultura industrial.

“La agricultura industrial es la que impulsan los intereses de las transnacionales, y el poder mundial de los alimentos, así como los grupos de la agricultura privada nacional.

“Aquí lo que está en juego es librar la batalla de la transición, de una agricultura que produce alimentos envenenados, a otra agricultura que produzca alimentos de buena calidad y nutritivos y, por supuesto, en la batalla, los grupos privados están presionando con el tema de la inflación y la carestía que ha sido muy grave en diferentes momentos del modelo neoliberal, si lo comparamos con la situación actual, pero que los medios no ponen en el análisis esas comparaciones y han estado buscando causas en los factores internos que expliquen la inflación, que sin duda sí los hay, pero no son de la magnitud de los factores externos.