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¿Qué es lo que le habrá hartado al presidente Andrés Manuel López Obrador del caso Emilio “N”?, ¿acaso habrá temido que su índice de popularidad se proyectara a la baja?; o pudo haber influido también que en un reciente reporte, el periódico “The Washington Post”, se colocara a México como el quinto país más corrupto; o a lo mejor, ¿los constantes señalamientos que ha recibido el tabasqueño por el trato preferencial que le había venido dando al exdirector de Pemex?, porque cuando llegó a México, fue atendido por esta errada y llamada transformación “a cuerpo de rey”.

El que el exdirector de la paraestatal en tiempos de Enrique Peña Nieto pisara  la cárcel después de 15 meses, se trata, sin duda de un cambio inesperado de estructura, -como dicen los especialistas-, y para rematar, se quedó ya como huésped distinguido del Reclusorio Norte, un Centro que nunca se ha caracterizado por ser precisamente algo así como un hotel de 5 estrellas, o, ¿le irán a dar trato de cliente VIP?

La audiencia duró poco más de cinco horas, aunque la espera para que Lozoya Austin llegara de manera presencial, fue mucho más larga y ya se había “regado” la versión de que la Fiscalía General de la República, solicitaría precisamente la prisión preventiva . Y con todo y que le concedieron un nuevo plazo de un mes para reunir las pruebas más platicadas, deberá esperar recluído con todo y uniforme, ya que  La próxima audiencia se programó para el 3 de diciembre.

Quién sabe si los abogados del exdirector de la paraestatal esperaban esta muestra de hartazgo de parte del inquilino de Palacio Nacional. De cualquier manera, ya en la audiencia, la señora Margarita Austin estuvo presente, de hecho junto a Lozoya, que por cierto se veía muy, pero muy nervioso por más que lo quiso disimular haciendo como que apuntaba y apuntaba, sobre todo cuando le notificaron que no había garantizado ni había manifestado su intención de reparar el daño, y es que esa parte es totalmente cierta.

A lo mejor, Lozoya Austin supuso que los “apapachos” que le dio esta errada y llamada cuarta transformación, equivaldrían a que él mantendría la impunidad con la que se había venido manejando, pero de repente, llegó el “balde de agua helada”.

Desde luego que a estas alturas, ya inmerso en las soledades del Reclusorio Norte, Emilio Lozoya se estará dando “de topes en la pared” por el recuerdo de aquella famosa cena que tuvo en el restaurante Hunan y donde fue captado por la periodista Lourdes Mendoza. Ese hecho, el de la cena, quedó ventilado en la audiencia; de hecho fue el punto que más tiempo ocupó y un comentario que le resultó muy incómodo al exdirector de Pemex, es que por la comodidad de su estadía en el país, a las autoridades les pareció que Lozoya se sentía totalmente impune, a esas alturas, Emilio “N” estaba sumamente inquieto y ansioso, más todavía porque una y otra vez se mostraron las fotografías en las que Lozoya Austin cenaba en el conocido restaurante. Hoy, el menú que degustará en el Reclusorio Norte será totalmente distinto y ya no podrá llamar a ningún mesero en su auxilio a la voz de: “¡camarero, camarero!”

Lo que también resultó de risa loca, es que Lozoya se atreviera a negar que ya se había fugado de México una vez. Específicamente señaló: “Yo no me fugué. Yo vine un primero de mayo de 2019 y tuve reuniones con altos funcionarios del Gobierno de México y me regresé a trabajar como financiero internacional, nunca dejé de ratificar que mi domicilio fue en la calle de Ladera, en Lomas de Bezares. Cuando sacaron la orden de aprehensión yo nunca me evadí de la justicia». Esto es cuestión de enfoques, pero lo cierto, es que el exdirector de la paraestatal, se quedó en prisión preventiva por evidente riesgo de fuga

MUNICIONES

“Sostuve hoy importantes reuniones con @GobiernoMX para hablar sobre reforma energética. Quiero aprender más sobre el ímpetu de esta reforma constitucional», escribió las redes oficiales de la Embajada. Expresé serias preocupaciones de #EEUU. Nos comprometimos a continuar el diálogo sobre este crítico asunto los próximos días». Este es el texto que el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar colocó en las “exbenditas redes sociales”, al tiempo que visitó ni más ni menos que Palacio Nacional y aunque nunca aclaró si se reunió o no con el presidente López Obrador, lo más probable es que sí lo haya hecho, porque hay por ahí otro asunto que tratar y se trata de los límites que ha rebasado el de Tepetitán al decir “a voz en cuello” que el programa de forestación aprobado en la reciente reunión de la COP 26 se inspiró en su tan llevado y traído “Sembrando Vida”, cosa que resulta a todas luces irrisoria, tan solo porque el laureado programa lópezobradorista, está muy lejos de alcanzar una dimensión internacional. Pues si el presidente no tiene empacho alguno en enviar al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard a “pasar la charola” para pedir dinero para que nuestro país pueda solventar su política ambiental, pues qué se puede esperar de López Obrador. Si bien es cierto que el tabasqueño le ha destinado abundantes recursos a su “Sembrando Vida”, pero de ahí a que sea su programa el que se aprobó, hay una distancia más que abismal. No tiene ni la más remota idea López Obrador que lo aprobado en la COP 26 no tiene nada que ver con su doméstico programa. Desconoce el presidente que lo firmado por 40 países, está basado en el Desafio de Bonn, signado en 2011, así como la declaración de Nueva York sobre Bosques y que se firmó en el año del 2014, misma que tenía como objetivo reducir en un 50 por ciento la deforestación para el 2020 y eliminarla para el 2030. Ya dice un sabio refrán, no cabe duda que la ignorancia es muy atrevida.

*** Y en más sobre el caso Emilio “N”, el senador Ricardo Monreal, estima que se ha tardado en resolver, lo que ha derivado en desconfianza, incertidumbre y zozobra. “La justicia no puede mantenerse en una tardanza indefinida”. Y es que, a pesar de que ya la FGR pidió la prisión preventiva justificada, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado comentó que “lo más correcto es que ya defina el Juez de control el grado de responsabilidad de los denunciados y las pruebas que existen sobre el caso. Como buen abogado y legislador, Monreal piensa en que debe revisarse la ley para que la figura jurídica que contempla la de testigo protegido “para que sea más eficaz y contundente, y pueda generar condiciones de debido proceso y de equidad en la propia justicia”.

morcora@gmail.com