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Con la novedad de que, mientras en el mundo la Organización Mundial de la Salud reporta más de 180 mil contagios y más de 7 muertos, causados por la pandemia del coronavirus que obligó a diversas naciones a declarar estado de alerta y cerrar sus fronteras, aquí en México el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura: “no nos van a hacer nada los infortunios,  pandemias…”.

Poseído por su espíritu de “Mesías del Trópico”, López Obrador sostiene, desde que inició la emergencia sanitaria mundial, “hay que abrazarse, no pasa nada”, y predica con el ejemplo, reparte abrazos y besos en actos públicos.

Incluso volvió a polarizar, llamó a la población a “no dejarse llevar por la desinformación que, en torno al coronavirus, propagan los conservadores”. El Presidente mezcla la salud con la política y esta “conveniente confusión”, se le puede revertir en las próximas elecciones.

Basta mirar como el coronavirus ha puesto en jaque la actividad económico-financiera, al sector petrolero y la agenda legislativa que tanto les encargó a Ricardo Monreal y a Mario Delgado, coordinadores de Morena en el Congreso.

El impacto podría alcanzar el proceso de renovación de consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) que se lleva a cabo en Cámara de Diputados y que registra varios traspiés.

Para empezar, el pasado miércoles 11, el Comité Técnico de Evaluación de La Cámara de Diputados aplicó examen a los casi 400 aspirantes a los 4 asientos disponibles en el consejo general del INE.

Como muchas otras cosas que están a cargo de la secretaria general de la Cámara, Graciela Báez, el evento fue un desastre. La planeación y la logística no funcionaron. A pesar de saber desde fines de febrero el tamaño de la lista, no hubo manera que ella y su gente previeran.

El examen, que iniciaría a las 11: 00 empezó en realidad a las 13:30 en medio de la molestia generalizada de los candidatos y de los miembros del Comité, que desesperados veían pasar las horas y aquello no empezaba.

Cuando por fin alguien tomó la palabra fue para empezar a distribuir los exámenes en un procedimiento improvisado y desordenado a más no poder. Llegó un momento en el que había 19 personas en mesa directiva que no hacían más que mirarse entre ellas sin saber qué hacer.

Dicen los aspirantes que el examen no solo estaba plagado de errores garrafales de redacción y ortografía sino de fondo, pues algunas preguntas estaban tan mal planteadas que fue imposible responderlas correctamente.

Y ni hablar de las preguntas ideologizadas e insidiosas sobre la elección de 2018, para medir la simpatía o aversión de los aspirantes a la #4T.

Además, ese día, hubo desfile en la Cámara de Diputado de los candidatos y candidatas partidistas al INE que aún con impedimentos claros se inscribieron al proceso sin tantita pena. 

Estuvo, por ejemplo, Luis Carriedo, asesor principal y enviado del consejero Marco Baños (de filiación priísta); Leticia Amezcua, del PVEM; Sara Pérez, del PT; Ignacio Labra, consejero político del PAN mexiquense y del CEN, además, extrañamente, empleado actual del morenista contralor interno del INE; Guillermo Ayala; Jorge Neyra, del PRI mexiquense y parte del equipo de finanzas de la campaña de Peña Nieto.

También Carla Humphrey, panista encubierta y colaboradora de Santiago Nieto; Jorge Alcocer (él juega solo); Miriam Saldaña, ex coordinadora del PT en la ALDF; Diana Talavera, del grupo de René Bejarano y Dolores Padierna; Yuri Beltrán, filopriísta del Grupo de Carmen Alanis, ex presidenta del Tribunal Electoral Federal; Francisco González, ex secretario particular del subsecretario de Gobernación Felipe Solís Acero; Alfonso Gama, asesor del Consejero del INE, el morenista Roberto Ruiz Saldaña.

En la pasarela de San Lázaro también desfilaron personajes cercanos al grupo político de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama: Patricio Ballados, Raul Corichi y Rolando Delasse.

Cómo estarán las fiebres por el coronavirus que dos candidatas ya se sienten consejeras “por instrucciones de su jefe Mario Delgado”, coordinador parlamentario de Morena. Kristel Castillo, abogada ex colaboradora directa de él en Finanzas del GDF y su asesora jurídica cuando fue senador y Alma Berenice Rendón Cárdenas; cuentan que no querían, perooo “ya se ven en el INE”.

Las preguntas son: ¿Sabe todo esto el comité evaluador? ¿No lo pudo evitar la Secretaría General de la Cámara? ¿Qué certeza hay de una elección limpia?

Vericuentos

Los sastres de Morena

Juan Carlos, Romero Hicks, coordinador del PAN en San Lázaro, cuestionó los trajes a la medida que se confeccionan en la Cámara de Diputados para agradar a una figura política. Dice que la reforma al artículo 40 constitucional en materia de bienestar tuvo como objetivo agradar a “ya saben quién”. El panista advierte que el 93% de las iniciativas presentadas por el Poder Ejecutivo “han sido discutidas y aprobadas sin atender a otras voces” ¡Sopas!

@guillegomora