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La violencia de género en tiempos de coronavirus registra cifras de terror en México. Los homicidios dolosos en contra de la población femenina se incrementaron 11.65% en lo que va del 2020. Un grave problema social que no se resuelve contando hasta 10.

Estamos ante una tragedia colectiva que exige acciones inmediatas y concretas para evitar más muertes. Los exhortos a sacar la bandera de la paz son risibles, ofensivos y carentes de perspectiva.

La Organización Mundial de la Salud clasificó la violencia contra las mujeres como una crisis de salud global de “proporciones epidémicas”. ONU Mujeres, la catalogó como la “otra pandemia en la sombra”.

En México, la Secretaría de Gobernación pide que se cuente hasta 10 para evitar la violencia familiar, mientras las cifras muestran que son 11 mujeres asesinadas al día. Una torpeza que raya en la ignominia.

Sobre todo, si partimos del reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública donde se revelaque se registraron 987 homicidios dolosos en contra de la población femenina en el primer cuatrimestre del 2020. Además, en abril, pasado, se abrieron 267 carpetas de investigación por homicidio doloso contra la mujer, la cifra más alta registrada desde 2015 por este tipo de delitos en un mes.

El aislamiento por la emergencia sanitaria se ha convertido en una trampa mortal para las mujeres. Las obliga al confinamiento con sus agresores y las separan de casi todos los recursos para defenderse. Una doble “pandemia” que nos exige actuar pues se enfrentan a una oleada de violencia física y psicológica sin precedentes.

La violencia de género no es un acto de “fraternidad familiar”, es un problema con raíces estructurales y sociales que afecta al 25% de las mujeres quienes han sufrido un grado de violencia en sus hogares no solo por parte de las parejas, sino por sus padres, hermanos u otro familiar.

La pandemia exhibió las condiciones de desigualdad de género en nuestro país, el machismo enraizado y perpetuado en todas las esferas, desde el acceso a la justicia, a la información y a la salud, así como hacia las mujeres indígenas y mujeres con discapacidades, las migrantes y las mujeres con diversidad sexual.

Una tragedia colectiva que el presidente Andrés Manuel López Obrador niega y desestima al considerar que el 90% de las llamadas de emergencia por violencia de género son falsas. Sin embargo, la terca realidad lo confronta, el pasado mes de abril ha sido el más violento para las mujeres desde el año 2015 en México.

Al menos 16 embajadas acreditadas en el país, así como ONU Mujeres hicieron un llamado para que se fortalezcan las medidas de prevención, atención y protección de víctimas de violencia.

La Red Nacional de Refugios, en estos dos primeros meses de contingencia, ha atendido a más de 11,000 mujeres, niños y niñas en sus 69 espacios de protección a nivel nacional que están operando al 80% de su capacidad.

Al respecto, Tania Reneaum, directora de Amnistía Internacional México, manifestó su preocupación porquelos programas para prevenir y atender la violencia contra las mujeres no se encuentran en la lista de los 38 programas prioritarios del gobierno de la #4T.

Muestra de ello es la cancelación de recursos para las Casas de Atención a la Mujer Indígena y Afrodescendiente, que apoyan a mujeres víctimas de violencia o discriminación y que en 15 años no se habían quedado sin financiamiento para operar.