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Santiago Creel Miranda, el porfirista redivivo por el IFE, el entonces izquierdista PRD y entronizado en la derecha partidista por su ingreso al PAN, ¿se constituyó ya en un obstáculo en el camino de Xóchitl Gálvez, la ladina destapada por el propio presidente López Obrador como la candidata presidencial de facto del conservadurismo panista, empresarial, de los grupos de poder, entre ellos el clerical, el de los intelectuales orgánicos y del periodismo utilitario y así como de cierta clase media iletrada.

Ayer martes 4 de julio, Creel Miranda divulgó él mismo, a través de Twitter, la noticia de su registro como aspirante a la candidatura panista, ante el Comité Organizador del Frente Amplio por México, mientras la hidalguense seguía saboreando y dando por hecha su candidatura, a las órdenes del ya mítico Señor X.

El ejemplo de Creel animará a  registrarse a varios aspirantes a la candidatura presidencial opositora a ser los elegidos por el Comité Organizador del Frente, léase Claudio X. González El Pequeño.

Sea lo que fuere, los hechos indican que, en la oposición, se ha acelerado un proceso de descomposición estructural e, inclusive, ideológica pues, si se confirma Xóchitl como la candidata, se presentará un conflicto entre los representantes de la extrema derecha, la derecha, y aquellos ciudadanos que están del lado conservador, sin el impulso de ninguna ideología. El caso más notorio es el de la propia Xóchitl, quien se agarra del que llegue primero, sea tirio, sea troyano, o panista, o perredista e inclusive priista.

Cambian las cosas en el Frente Amplio por México, por el momento, en espera de que mañana todo sea diferente a hoy, sobre todo cuando los priistas continúan autodestruyéndose, con las renuncias de miembros prominentes del pasado inmediato del gobierno de aquel “primer priista de México”, Enrique Peña, como el senador Miguel Ángel Osorio Chong, quien fuera el segundo hombre más influyente del pasado sexenio, desde la Secretaría de Gobernación, acompañado de prominentes correligionarios como Eruviel Ávila, ex gobernador del Estado de México, y Claudia Ruiz Massieu, y Nuvia Mayorga, enojados con el presidente del CEN, el campechano “Alito”, quien viene perdiendo al PRI desde que asumió el encargo. Los renunciantes, todos senadores, formarán el Grupo Conciencia por México, una fracción independiente en el Senado de la República. Obviamente que el Partido de Dante Delgado insistirá para que la nueva secta se adhiera a Movimiento Ciudadano.

Moreno Cárdenas, con el fardo de corrupción sobre los lomos, ha acusado al presidente AMLO de ser el cerebro de la destrucción del PRI por la renuncia de los importantes cuadros, sin reconocer que el PRI sólo gobierna Durango y Coahuila, a medias, y que perdió el Estado de México, su casi centenario bastión y termómetro del priismo nacional, por aquello de que quien gana el Edomex gana las elecciones presidenciales, lo que hace pensar al ciudadano medio que el sexenio 2024-2030 será para cualquiera de las cuatro llamadas corcholatas que buscan la mayoría en las encuestas de Morena: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal.

Xéchitl Gálvez, por su parte, no deja de incomodarse con el presidente López Obrador, a quien acusó de machista y de estar atacándola, cuando la realidad indica que, si no fuera por el mandatario, pasaría inadvertida pese a ser el prospecto de las derechas para “recuperar” México de la “destrucción” que ha hecho el  Presidente de las instituciones y de la economía.

La verdad es que Xóchitl no se ha dado cuenta de que AMLO es su único promotor. Los bonos de la senadora han crecido entre los sectores conservadores que siguen las mañaneras gracias a la campaña de apoyo mediático en su favor, hecha por el mandatario líder del Movimiento de Regeneración Nacional.

Santiago Creel Miranda, exconsejero ciudadano de aquel órgano electoral llamado IFE y ex secretario de Gobernación, se muestra muy feliz de haber sido el primer aspirante en registrarse, acompañado de un nutrido grupo de mujeres y de su esposa, obligando casi a la nomenclatura opositora a replantear sus decisiones.

Así, los opositores albicelestes intentan posicionarse en el espectro político, con los miedos y dudas de cara a la reacción de, primero, los correligionarios y  simpatizantes que supuestamente elegirán a su candidato, pero más por lo que significa la hiper mayoría que votará, ya en las elecciones de 2024 a favor de cualquiera que sea el candidato de Morena.