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Aquellos que pronosticaron por las “benditas redes” que estaba por venir un escándalo entre los militantes de la llamada cuarta transformación  y Morena, tenían toda la razón.  Resulta ser que la semana pasada, -como se recordará-, la pareja que conforman John Ackerman y su brillante esposa, Irma Eréndira Sandoval, estuvieron en el “ojo del huracán” por la dudosa procedencia de su nada despreciable patrimonio, que lo conforman algo así como nueve casas y no precisamente de interés social, todo lo contrario.

Ackerman y la secretaria de la Función Pública, continúan en medio de la tempestad, pero mayores vientos furiosos soplarán sobre la cabeza de ambos, ya que Alejandro Rojas Díaz Durán le lanzó tremendo reto a quien ya es conocido como el “doctor Houses”, que tan, pero tan indignado ha estado en los últimos días y ha arremetido contra todo lo que se le pone enfrente, a grado tal, que hasta un exhorto de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el “elefante blanco” que encabeza Rosario Piedra, se ganó, al comparar a los sicarios que atentaron contra la vida del secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, con lo que llamó los “sicarios del periodismo”. Una disculpa pública debería ofrecer el esposo de la funcionaria.

La popularidad mala que a pulso se ha ganado Ackerman, lo llevó a reunir miles y miles de firmas para que deje de formar parte del Comité que elegirá a los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral y la animadversión es el campo por donde se pasea el doctor Houses y eso, va para largo.

Más de malas estará porque Rojas Díaz Durán ha difundido que John M. Ackerman “es en realidad el ‘doctor’ Fake Ackerman”, porque no ha aclarado su “título ‘patito’”, ya que su presunto doctorado, de plano no aparece en el Registro Nacional de Profesionistas, o sea, no lo ha registrado y ello le impediría ocupar una plaza de mayor nivel de investigador en la UNAM.

Eso le pasa al amantísimo marido de la señora Sandoval Ballestero por andar agitando las aguas. A lo mejor pensó que lo de su presunto “título patito” no se sabría nunca porque sería el secreto mejor guardado.

De acuerdo a la versión difundida por Alejandro Rojas, con la “mentira falsa”, como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus esbirros como “lord molécula”, Ackerman estaría incurriendo en un delito penal que en nuestro país, amerita ser castigado hasta con cárcel, de acuerdo al artículo número 250 del Código Penal, que en su Fracción II establece que se sancionará, “Al que sin tener título profesional o autorización para ejercer alguna profesión reglamentada, expedidas por autoridades u organismos legalmente capacitados para ello, conforme a las disposiciones reglamentarias del artículo 5 constitucional.

a).- Se atribuya el carácter del profesionista

b).- Realice actos propios de una actividad profesional, con excepción de lo previsto en el 3er. párrafo del artículo 26 de la Ley Reglamentaria de los artículos 4o. y 5o. Constitucionales.

c).- Ofrezca públicamente sus servicios como profesionista.

d).- Use un título o autorización para ejercer alguna actividad profesional sin tener derecho a ello.

e).- Con objeto de lucrar, se una a profesionistas legalmente autorizados con fines de ejercicio profesional o administre alguna asociación profesional.

III.- Al extranjero que ejerza una profesión reglamentada sin tener autorización de autoridad competente o después de vencido el plazo que aquella le hubiere concedido”.

Conveniente y oportuna resulta la anterior cita porque lo que se impone, -como lo señala Díaz Durán-, es que la UNAM debería de investigar a fondo y en serio ya que al “doctor” Ackerman, entonces, se le contrató sin el correspondiente título.

Por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas, el “doctor Houses” no ha dicho, esta boca es mía.

MUNICIONES

*** En días pasados el presidente López Obrador le tuvo que enmendar la plana al titular de la Semarnat, Víctor Manuel Toledo Manzur, quien recientemente había propuesto que se nacionalicen las minas de litio del país, lo cual fue una exigencia inexacta desde el punto de vista legal. En una de sus conferencias mañaneras, el mandatario recordó que no es necesaria una nacionalización de este sector, porque de acuerdo a la Constitución, en el artículo 27, se establece el dominio de la nación sobre todos los recursos naturales que se encuentran en el suelo y subsuelo. Recordó el mandatario que por ello existe un mecanismo de entrega, de contratos y concesiones, en el caso de la explotación minera y señaló que se pedirá más información a la secretaria de Economía, Graciela Márquez, respecto al tema, porque es la que atiende la explotación minera y también al secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, sobre el tema. Invitado al webinar “Pos Covid, Pos Neoliberalismo, la Pandemia, y el Futuro de América Latina”, organizado por la UNAM, Toledo Manzur propuso la nacionalización de las reservas de litio del país. Este mineral es considerado como el “nuevo petróleo”, porque sirve para construir las pilas para vehículos eléctricos, entre otras cosas. La propuesta de Toledo desató de inmediato el malestar de industriales mineros, especialmente porque en Sonora se ubica lo que puede ser el principal yacimiento de litio del mundo, de acuerdo a los cálculos de investigadores de la firma Minning Technology. En el municipio sonorense de Bacadéhuachi, desde hace tiempo ya trabajan asociados, la canadiense Bacanora Minerals, con 77.5 por ciento de la inversión, acompañada de la china Ganfeng, con 22.5 por ciento del capital y esperan producir 35 mil toneladas de litio anuales. Lo peor del asunto es que Toledo no sólo pidió la nacionalización del litio, en el momento que se requieren inversiones, sino que además de atacar en ese evento a la minería en general, porque los presidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, concesionaron a los mineros la mitad del territorio nacional, pidió que se frene la agricultura en productos, como la soya, porque, desde su punto de vista devastan el medio ambiente.

morcora@gmail.com