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La llamada de atención del presidente Andrés Manuel López Obrador a dos de sus hombres de confianza del sector salud requiere un cambio de timón en lo que refiere a la compra de medicinas.

Ya no habrá pretextos para el titular de Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), el antropólogo Juan Antonio Ferrer Aguilar ni para el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, quien podrá ser un eminente médico, pero adolece de experiencia en materia de compras de gobierno.

A partir de la bandera de la lucha contra la corrupción la 4T ha tomado pésimas decisiones, y el gobierno debe reconocer que encargar a la UNOPS la compra de medicinas fue un fracasó.

Más allá del regaño del Presidente de la República la realidad es que existe sólo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) un rezago de más de 8 millones de recetas sin surtir.

La falta de medicamentos oncológicos para niños con cáncer sólo es la punta del iceberg de sistema de salud enfermo donde la promesa ha sido llevar medicinas gratuitas a los más pobres, pero tampoco están llegando a la red de hospitales y clínicas públicas. 

La mala noticia es que esa situación tardará en corregirse ya que en otras administraciones la compra de medicinas era un proceso que llevaba al gobierno desde su diseño y adjudicación alrededor de siete meses, y es la fecha que la secretaría de Salud aún no arranca la licitación para 2022.

Añada que junto al caos en la compra de medicinas e insumos para hospitales ha quedado pendiente toda la parte de la distribución donde el gobierno sigue comparando la logística de llevar refrescos y botanas al pueblo más lejano con la distribución de medicinas, sin duda un proceso más complejo. En ese rubro lamentablemente el avance es nulo.

Desde antes de la pandemia del coronavirus el gobierno de López Obrador bajo el argumento de acabar con la “robadera” ha ido de error al eliminar primero el Seguro Popular sin tener una alternativa confiable, liquidar el fideicomiso para gastos catastróficos en materia sanitaria que es clave para atender enfermedades como el cáncer y el VIH, y al encargar a una entidad de Naciones Unidas una compra de medicinas que requiere sobretodo planeación.  

La ruta del dinero

Uno de los nuevos jugadores en el sector de las telecomunicaciones que ha apostado por mejorar la conectividad es izzi. Le comento que en los últimos 12 meses ha destinado inversiones millonarias para desplegar más de 10 mil antenas o “izzi spots” en espacios públicos. Con esa infraestructura sus suscriptores pueden tener acceso a wifi gratuito cuando se encuentren fuera de sus hogares y/o negocios. Como le digo, los “izzi spots” se encuentran ubicados en aeropuertos, centros comerciales, restaurantes, parques, cafeterías, estaciones de servicio y universidades entre muchos otros espacios públicos. Algo que debe saber es que para conectarse a esa infraestructura los suscriptores de izzi únicamente tienen que ingresar su clave de acceso en sus dispositivos y comenzar a utilizar la red. La ubicación de cada uno de esos sitios de contacto se puede conocer en la aplicación izzi app o en https://www.izzi.mx/coberturaizziwifi